domingo, 18 de enero de 2009

LA CHARLOTADA DE LOS AUTOBUSES "ATEOS" Y "CREYENTES"


Hace varios meses, en la publicidad de algunos autobuses londinenses se podía leer la frase: “Cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe en la tierra?”. A continuación figuraba la dirección de una página web. Aquello hubiera quedado en nada si no llega a ser porque una periodista del diario The Guardian, en plan curioso, entró en la mencionada página y leyendo lo que allí se decía, cogió un cabreo personal de tres pares de narices, o sea, de seis napias. Según esa página “sería condenada como no creyente a permanecer para siempre separada de Dios y a sufrir eternamente tormento en el infierno”. En fin, las gilipolleces que se decían habitualmente hasta que llegó el Concilio Vaticano II y las barrió del mapa, si bien algunos analfabetos nunca llegaron a enterarse de las reformas y siguieron -y siguen- con la misma cantinela. La periodista solicitó entonces a los lectores ateos que colaboraran económicamente para contraatacar publicitariamente en los autobuses con la frase: “Probablemente no hay Dios, deja de preocuparte y disfruta la vida”. 

El problema vino luego cuando empezó el mimetismo y, sin venir a cuento, la idea saltó las fronteras, pero en sentido inverso. Ahora eran los autobuses “ateos” los que tomaban la iniciativa. Así ocurrió en EEUU y hasta en la secularizadísima Australia, donde pasan hasta de los canguros. Desde hace unos días la charlotada ha llegado a Spain, sacada también fuera de contexto (bien que lo hemos explicado en el primer párrafo), lo cual demuestra la estupidez de la idea pues –que se sepa- ningún autobús de línea ha proclamado previamentela existencia divina. Pero da igual que igual da. Como era previsible, a algunos les ha faltado tiempo para contraatacar con otros autobuses: ”Cuando todos te abandonan, Dios sigue contigo”.

El hazmerreir de frases y autocares, reduciendo a unos vulgares slogans un debate apasionante y profundo que nunca tendrá fin, ha desembarcado en primer lugar en Barcelona y luego, o al mismo tiempo, discurrirá por otras ciudades y recintos. Activistas de uno y otro signo están encantados por la ocasión y usan el nombre de Dios sin pagar canon ni derechos de autor, los unos como si tuvieran enchufe directo con el Altísimo y los otros como si anduviesen con el libro de reclamaciones. Ya han empezado las primeras objeciones de conciencia: en Londres, un chófer (“sentí horror, no podía conducir y me marché de casa” –dijo el aspirante al despido o a la beatificación); en Italia, donde el chou empezará el día 4 de febrero -la estupidez, ya ven, está más globalizada que la economía- los sindicatos estudian el derecho de los conductores objetores a llevar un autobús sin publicidad que les hiera la conciencia y la retina. Supongo que también ocurrirá a la inversa en las campañas replicantes, para no ser menos. Algunos sólo se acuerdan que tienen conciencia cuando les tocan la cosa religiosa o su contraria.

Ante la chorrada de los autobuses, ¿qué deberían hacer los que agnósticos o quienes pasan de semejante memez cartelera? ¿Contratar también otros autobuses con frasecillas como “A mí ni fu ni fa” o “Dejad a Dios en paz, que ya tiene suficientes problemas personales” o “¿A nosotros qué nos importan vuestros rollos”)? ¿A qué viene montar una campaña publicitaria en la vía pública con las creencias religiosas o no religiosas como arma arrojadiza hacia los otros, usando un lenguaje digno de un anuncio de colonia? Bien pudiera ocurrir que de la anécdota pasemos a la categoría en cuanto que -como en el fútbol- algunos fanáticos o tontos del culo conviertan el asuntejo en un problema de orden público, armándose la de dios. 

Los polítiquillos de medio pelo se quitan de en medio (“no se infringe la Ley”), los gestores de los autobuses se forran los bolsillos ante el negociejo sobrevenido por la calentura de algunos, ciertas asociaciones muy conocidas en su casa a la hora de recoger subvenciones sacan la patita para hacer se famosuelas y los periódicos ya empiezan a recoger las sandeces de los primeros guerrilleros: “Los ateos han salido del armario. ¡Pobrecillos! De verdad que me mueven a compasión y me dan una tremenda lástima. Muy satisfechos de lo inteligentes que son, han quitado a Dios y han entronizado a la diosa razón. ¿No os mueven a conmiseración? Cuando tengan algún problema, ¿qué van a hacer? ¿Encomendarse a la fría e inmisericorde razón? Creen haberse liberado y han caído en una esclavitud fría y estéril. (…) ¡Necios! La vida se disfruta realmente cuando tiene una finalidad más allá de la de “comer y beber que mañana moriremos”. De verdad que no sabéis qué es ser felices”. (Carta al director publicada en ABC el 17/01/09).

La mecha está lista y preparada para que algunos le arrimen el mechero. Sólo falta que un descerebrado algo peliculero convierta en chatarra un autobús de esos del cartel adosado. Viendo cómo han empezado a tomarse algunos esta charlotada, el Puñetas empieza ponerse en lo peor… Mientras lo vemos venir, me quedo con esta reflexión de Mingote, publicada el 20 de abril de 2008.


== VIDEOTECA ==

EL AUTOBÚS - LOS PAIZAS DE GUANACEVI
Sigue el carnaval autobusero...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Con una altísima probabilidad, tanto unos como otros, liban del erario público -mucho o poco-,es decir, de nuestros impuestos.
Y eso es lo más grave: El Puñetas y yo, entre otros, estamos pagando esta publicidad-chorrada.

Queda suyo affmo.
Freixo

la aguja dijo...

La carta del creyente es de traca. Y este párrafo merece un premio: "Cuando tengan algún problema, ¿qué van a hacer?".

¡JO!, me ha hundido la moral. Los creyentes tienen solución para los problemas y los ateos no. No hay derecho. Bueno, los indecisos nos ciscaremos en la madre del problema, por si se resuelve así... ;-)