viernes, 22 de junio de 2007

NO PIENSO VER A LOS ROLLING STONES


Por fin ya tenemos por las Hispanias, durante una semanita y cuatro macroconciertos, a sus “Satánicas Majestades”, o sea, los Rolling Stones. Probablemente sea la banda de Rock n' Roll más grande del mundo, con más de 50 álbumes, de los que llevan vendidos alrededor de 200 millones. Uno hasta le tiene querencia a una docena de sus canciones, pero no soy forofo de ellos, ni de nadie. Frente a tanta bobada y adulación azucarada como están derramando los mass media y mucho personal de a pie sobre estos tipos (que ya calzan los sesenta tacos, aunque siguen teniendo la inteligencia de un bebé), el Puñetas afirma más chulo que un ocho que no piensa verles el pelo ni aunque le regalen la entrada.


Porque en un concierto de los suyos uno tendría complejo de hormiga. Porque su música en directo está llena de ruido decibélico que destroza los tímpanos y las neuronas. Porque trabajan poco y cobran mucho. Porque la música bien entendida no es juntar a 50.000 almas o almejas en un recinto y aplastarlas a golpes de caderazos y mucho colorín destellante. Porque siempre han sido incapaces de actuar en un pequeño local, sin micros ni altavoces, que es donde el artista muestra su autenticidad y valor. Porque sus espectáculos son un derroche de energía y contaminación. Porque ya no son lo que eran. Porque su público les importa un carajo. Porque estaban borrachos cuando, en un video, saludaron al pueblo andaluz vendiendo su próximo concierto en el Ejido almeriense. Porque venden la imagen de unos malos chicos cuando siempre han sido unos avispados vividores, caprichosos y aniñados. Porque sus coqueteos con la droga me revientan. Porque llevan más de 40 años encima de un escenario repitiendo el mismo número y aprendiendo poco. Porque la arruga no es bella. Porque no me gustan los megalómanos.


En fin, creo que se nota que estos gachones no me caen simpáticos. A nadie le importa, claro, pero este empacho de Rollings, esta idolatrización bananera de la banda a cuenta de su llegada a España, me parece una visión exagerada y poco realista. Hay otras bandas y otros grupos de rock (algunos ya desaparecidos) que, sin armar tanto ruido, con buena música, mejor preparación intelectual y una formación ética muy superior, han pasado más discretamente por el habitualmente inane firmamento musical. Desde el principio el Mercado vendió a estos amantes de las cogorzas como iconoclastas y polémicos. Pura engañifa. ¿Satánicas Majestades? Dejémoslo simplemente en vendedores de humo, camisetas, lengua y modales horteras. Sí, con un buen ramo de importantes canciones, pero aquí hoy no hablamos de música.

0 comentarios: