martes, 24 de abril de 2007

EL LOOK DE LA ESTUPIDEZ


Los partidos ya han calentado motores de cara a las elecciones locales y autonómicas que están a la vuelta de la esquina. Y al fondo, las generales. Así que empieza una orgía tras otra de disparates, de promesas que jamás se cumplirán, de tomaduras de pelo a los posibles votantes –a los que se toma por subnormales- y de ataques a la yugular de los partidos rivales. Lo tenemos todo demasiado visto desde que a partir de 1975 retornamos a la democracia. Y si entonces muchos eran los que no votaban por desconocimiento, ahora son más los que se quedan en casita o en la playa, por aburrimiento y descreimiento. No hacia la democracia, que aunque anda en mantillas según unos, o secuestrada según otros, aún nos sigue alegrando las pajarillas. La culpa de la abstención y el alejamiento, obvio es decirlo, se debe a unos políticos y unos partidos que son manifiestan mejorables. Pero que muy, muy mejorables, aunque jamás se les oirá una autocrítica en tal sentido. Sólo saben darle caña al rival y engañar al ciudadano común. (El ciudadano simpatizante ya se deja engañar por sí solo).


Pertenecer a un partido político en España, y aparecer especialmente en el hit parade de las candidaturas electorales, es prácticamente sinónimo de mediocridad y de sumisión. Todos a las órdenes de los cuatro gatos o jefes que manejan el cotarro. Todos, como clones, argumentando con las mismas palabras e ideas que emanan de los órganos de dirección del partido. Nadie se desmanda porque el puesto que ocupa en la escalera electoral puede evaporarse a causa de cualquier atisbo de hervor crítico que no guste a los patrones. Todos bien controladitos, dejando la conciencia personal a las puertas de las reuniones, de las asambleas, del Ayuntamiento y parlamentos varios. ¿Votar? Lo que les indiquen. ¿Aplaudir? Cuando se les diga. ¿Desbarrar? En el momento oportuno. Todo bien homogéneo, pasteurizado, despersonalizado y empaquetado. En perfecto estado de revista.


Así que no sé porqué se escandalizan algunos con que los diversos partidos, ante el maná electoral, elaboren libros de estilo donde indican a los candidatos hasta cómo y cuando tienen que mear. Todo recomendaciones, claro, pero luego echas el ojo al personal y a los datos y ves que ni uno sólo (salvo los jefes, claro) saca los pies del plato estilístico. Si van de clones por la vida ideológica, política y partidista, ¿por qué van a ser una excepción en la vestimenta o en los modos y maneras en tiempos electorales? Luego, cuando pasen los fastos y se haya trincado el voto, ya habrá tiempo para un relativo relajamiento, en aras a seguir presumiendo de lo que se no se tiene, un espíritu rebelde, crítico y objetivo.


Por eso la moda de campaña del Psoe (partido que siempre se ha distinguido por la modernez) no puede sorprender a nadie: todos de negro, gris o marrón, con estampados pequeños. Las mujeres, con traje chaqueta, blusa y sport. Ellos con americana, corbata y camisa blanca o, si hay que tratar con los obreretes en el andamio o las amas de casa en el mercado, un polo o una camisa sin corbata, y mucho desodorante en los sobacos. Un look pensado para uniformar al personal y dar una imagen (eso es lo único que les interesa) institucional, pero a la vez informal. “Hay que generar un aspecto cercano, fresco y actual”. “Las fotos deberán ser atemporales, ni frío ni calor”. “Recordemos que en esta campaña queremos reflejar la naturalidad, frescura y modernidad de los políticos”.


Pues, queridos sastrecillos, ni naturalidad (todo es completamente artificial), ni frescura (bueno, algunos candidatos son bastante frescos en su comportamiento) ni mucho menos modernidad (los mismos embustes de siempre). Pero lo mejor de todo es que, leyendo el manual de campaña, incluidas fotos de ejemplo, pareciera que los creativos de la misma toman por imbéciles a los propios candidatos, unos tontos del haba que no saben distinguir entre un traje, un polo y una camisa. Angelicos míos, les va a votar (a los del PSOE y a todos los demás) su madre, porque lo que es el Puñetas…

2 comentarios:

Jc dijo...

¿Dices que no hay frescura en nuestros candidatos?

¿Conoces algún lugar en el mundo con mayor concentración de "frescos" por metro cuadrado que en nuestras listas electorales?

Lo bueno además de las elecciones municipales es que, como norma general, a casi todos los candidatos los conoces hace años (al menos los que ya no somos unos niños) y sabes de su vida y milagros desde jovencitos.

Y te aseguro que en las listas de León hay para escribir no uno, sino varios libros con las andanzas de todos ellos.

Anónimo dijo...

Se dan todas las variantes de "frescura". Algunos son demasiado "frescos", otros tiene el frescor suficiente para caducar antes de la fecha prevista (cuatro años tras las elecciones) y otros no es que estén frescos, es que apestan como el pescado podrido, pese a lo cual siguen vendiéndose en el mercado...cautivo.