domingo, 14 de enero de 2007

LA GUERRA DE LAS MANIFESTACIONES CONTRA ETA


He atrasado la publicación de este articulillo esperando qué daba de sí la última escaramuza política (francamente, descacharrante) en torno a la protesta frente a los asesinos de Eta por su último atentado cometido… hace ya dos semanas. Mucho guirigay previo, muchas descalificaciones, bastante hipocresía, total desacuerdo de las partes contratantes y lo que ya sabemos algunos marcianos: que este es el único país del mundo donde ni siquiera un enemigo exterior -como la banda etarra- es capaz de unir al personal de dentro. Menuda pandilla de patriotas tenemos, con lo que presumen de serlo.


¿Cuántas manifestaciones contra Eta se han hecho en este disparatado país desde que sus bandoleros comenzaron a hacer de las suyas? ¿De qué han servido, aparte de quedar muy bonitas las fotos y muy complacientes los corazones? ¿Ha evitado alguna vez una manifestación un atentado de los etarras? ¿Por qué damos tanta importancia a ese desfile de masas lleno de banderitas, banderolas, pancartazas y pancartitas, si ya vemos que los muertos siguen apareciendo encima de la mesa en cuanto Eta se lo propone, salvo que lo impida la policía o el azar?


Como era previsible, cada secta política monta ya su propia manifestación sin ningún rubor, utilizando los partidos mayoritarios a sus correas de transmisión para actuar desde la trastienda, sin arriesgar el pellejo más allá del mínimo coste electoral. La AVT se manifiesta contra Eta y allí no acude nadie del Gobierno, ni del PSOE, ni de IU, ni la gente guay del espectáculo y la “curtura”. En cambio, el PP la apoya y hasta pone bastante de la infraestructura, incluidos los bocadillos de jamón. Si son los sindicatos mayoritarios quienes organizan la manifestación, la asistencia es la contraria: mientras la AVT y el PP excusan su asistencia por problemas de agenda y gónadas, todos los progres de salón y de canapé pierden el culo por coger sitio en las primeras filas, salir guapetones en las afotos de rigor y, si es sujetando la pancarta de la cabecera de la manifestación, mejor que mejor. ¿Pero qué desvergüenza es ésta? Y ojo, mejor así, porque si alguien del gobierno asistiera a una manifestación de la AVT-PP, los gritos y los intentos de agresión entrarían dentro de lo posible; viceversa, si el sábado llegan a ir algunos representantes del PP (ya ha pasado otras veces), hubieran tenido que huir de la multitud a doscientos por hora. Estamos metidos de lleno en una estúpida guerra de manifestaciones contra Eta, donde ella es la única ganadora. Así no hay quien gane el partido.


Oiga, y se pelean por unos eslóganes que no dejan de ser unas vulgares obviedades que hacen reír a mandíbula batiente a sus destinatarios, esos tíos de las pistolas y los coches bomba. “Por la paz”. “Contra el terrorismo”. “Por la vida”. “Por la libertad”. “Por el diálogo”. “Exigimos a Eta el fin de la violencia”… Pero, oiga, para decir estas bobadas no hace falta manifestarse… Yo mismo, y usted, y cualquier gente de bien, las pensamos y no montamos ningún pollo manifestinero ni nos vamos a Madrid, Bilbao o a las puertas del Ayuntamiento a proclamarlo muy serios. ¿A proclamarlo ante quién? ¡Se supone que para que lo vean los etarras por la tele y de resultas de ello se preocupen, se acojonen, se caguen las patas abajo, decidan tirar las pistolas al río y acudir al penal más cercano para entregarse a la justicia! Sinceramente, es que tras casi cuarenta años de estar haciendo tropecientas veces el mismo número pancartinero y sin el más mínimo resultado favorable –Eta sigue matando-, ¿cómo pretenden los unos y los otros seguir haciéndonos creer en los milagros, en el efecto benéfico y balsámico de estas multitudinarias concentraciones que la mayoría de las veces sólo derivan en una amigable charla de café, hola, otra vez por aquí, un poquito más viejos, claro, ay que ver como pasa el tiempo, qué años aquellos cuando corríamos delante de los grises, yo con el lumbago y la artrosis ya no podría hacerlo…


No sólo no sirven para nada si no que encima, desde que tenemos al que tenemos de Presidente de la Cosa y al que tiene enfrente como Jefe de la Oposición, cada aglomeración pancartera parece que sea el pistoletazo de salida para la próxima Guerra Civil. ¡Pues, a la mierda los unos, los otros y la Eta! Todo esto es un pobre espectáculo en el que, a veces ni se guardan las formas, como en la última manifa en que los bufones iban en primera fila, agarrados a la sábana: Loles León, Ana Alvarez, José Sacristán… O a lo mejor era la gente más indicada si consideramos el acto como pura manifestación… teatral. Y toda esta guerra, por cierto, para acabar sacando 300.000 personas a la calle, si sumamos las recientes convocatorias de Bilbao y Madrid. Eso sí, la fractura social entre las dos Españas, la de la charanga frente a la de la pandereta (el caso es hacer ruido), haciéndose cada vez más ancha. En medio, la inmensa mayoría del personal -los que aman la música y los ambidextros- asistiendo atónita y apesadumbrada a una función en la que las mayores ganancias se las llevan los zumbados esos de la boina explosiva. ¡Miradles, cómo tiemblan de miedo!


La próxima manifestación ya está anunciada: el Foro de Ermua a inicios de febrero, pidiendo la no negociación con Eta. ¿Adivinan quienes irán a desfilar y quienes pondrán a parir el asunto? Aquí todo se arregla con una multitudinaria manifestación, donde cuatro cortan el bacalao y el resto van de acompañantes. Y si hace falta, se convoca una cada semana. Y, encima, se hace pasar por la opinión “mayoritaria” de todos los ciudadanos. Sí, queda bonito, oye, entretiene, ocupa las portadas de los periódicos y de los telediarios, pero la realidad es que la parte más sustancial de este país, desde la discreción, la sensatez y la decencia quisiera de nuestros políticos y acólitos monaguillos menos manifas y más vergüenza, más puntos en común y menos navajazos, menos diálogo con los enemigos y más con los ciudadanos, menos lapsus presidenciales y más trabajar echando una mano en los momentos difíciles, menos entretener al personal y más ir al fondo de otros problemas que también tenemos. “Resulta pavorosa la brecha que existe entre las inquietudes diarias de la ciudadanía y las escaramuzas frívolas, predecibles e insustanciales de un plano político desligado de la realidad”. (Salvador Moreno, Diario SUR 14 de enero). ¿Es pedir demasiado a nuestros lacayos del poder que dediquen la mayor parte de sus esfuerzos a intentar resolver la insípida pero cruda realidad cotidiana que atenaza a la gran masa de currantes que malvive en el corral hispano? Por cierto, y para despistar: Cuatro mil muertos en las carreteras en el último año y ni una puñetera manifestación popular, organizada por cualquiera de las dos sectas, para protestar y proponer soluciones. Bah, a quien interesa semejante minucia…


PD: Del mismo periódico provincial antes citado escojo algunos titulares que no interesan ni preocupan a nadie, por vulgares: “El Servicio Andaluz de Salud bloquea citas para evitar un aumento de las listas de espera mediante una artimaña burocrática”. “Los productos básicos son hoy un 60 % más caros que cuando regía la peseta hace cinco años”. “Los usuarios de banca pagan 52 euros más de comisiones que hace dos años”. “En la Galicia rural hay un bautizo por cada quince entierros”. “Dos detenidos por agredir a sus parejas en presencia de sus hijos menores”. “La policía impide un acto de protesta para sensibilizar a la población por la falta de vivienda”. “Hallan el cadáver de un alcalde de Huesca muerto en extrañas circunstancias”. “Alemania se abastece de más energía solar que España”. “Alcalá de Guadaira: denuncian vertidos al río”. “Vecinos de un pueblo de Huelva caminan hasta Sevilla para pedir un médico las 24 horas”. ¡Menudas chorradas!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Estoy completamente de acuerdo con usted en dos cosas que nunca he escuchado ni leído a nadie: que a la eta las manifestaciones no le afectan y que los lemas que suelen ponerse en ellas, de puro generales, no dicen nada.

Anónimo dijo...

No se preocupe que no aprenderán. Es como cuando se dicen estas frases hipócritas, sentado desde el sofá de casa y con el puro o el mando a distancia en una mano: "Yo le apoyo...". "Me solidarizo..." "Tiene toda mi simpatía..." Frases huecas pensadas para quedar bien ante la nada. Así hay tanto ser solidario por el mundo. De boquilla, claro, pero oiga, ¿y lo bien que queda para la mayoría? No para el Puñetas, claro, que sólo entiende las grandes palabras si van acompañadas del correspondiente acto de meterse en el fango a echar una mano. Según mi parecer muy poca gente entraría por el ojo de esta aguja...Yo el primero...