lunes, 22 de febrero de 2010

LEÑA AL MONO, QUE ES EL OTRO

Confiesa el Puñetas que ya empieza a estar bastante harto de muchas de las cosas que ocurren en este país. Especialmente de que algunos sectores minoritarios, cuando no cuatro gatos, impongan sus malos modos sobre el resto de los mortales. Gentes que tienen la desfachatez de declarar “personas no gratas” a quien les sale de las narices, prohibiéndoles literalmente que aparezcan por sus villorrios o ciudades, como si ellos fuesen los sheriffs de la película. Mastuercillos que no levantan dos dedos del suelo que imponen a una mayoría sus gritos y payasadas, reventando conferencias o discursos a los que no han sido invitados. Políticos que desprecian a sus rivales tachándolos de ultramontanos o peligrosos incompetentes. Periodistas que se creen ungidos por la verdad divina y amonestan y proclaman que ellos son la Luz y la Vida mientras que el resto de los medios son una mierdecilla pinchada en un palo.

Gentes que se arrogan el sentir y la representación de la sociedad, de la universidad, del progreso, de la ética periodística, de la honradez y de todo lo que les sale de sus aires triunfalistas y bananeros mientras que a los demás los dejan en cueros. En fin, que hay mucho cacique suelto por ahí y ya me tienen hasta las gónadas. Porque, encima, presumen de demócratas cuando la prueba del algodón del pensamiento y comportamiento democrático es el respeto a los demás, a las personas que piensan diferente. Menos leña al mono y más mirarse al espejo, desde el que nos contempla otro mono del mismo pelaje. Como dijo aquel, el que se sienta maravilloso y estupendo, que tire la primera piedra. A sí mismo, se entiende… Y que se abuchee en voz alta antes de abuchear a los demás. La libertad de expresión comienza por uno mismo, caciquillos míos…

OTRO QUE TAL BAILA


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