miércoles, 17 de marzo de 2010

DÁNDONOS POR EL IVA

Imaginemos a un señor que, por manirroto, inepto y tontoelhaba, se gasta todo el dinero que cobra cada mes. Incluso más. Llegará un momento en que sus excesos  acabarán con todo su saldo bancario, incluyendo un remanente de antaño fruto de una herencia recibida de un tío de América. El caballerete, agotados los ahorros, solicitará varios préstamos que le permitirán proseguir con su vidorra de bon vivant, especializada en el mucho gasto y mucho cuento. Incapaz de renunciar a la querida, el cochazo último modelo, las raciones de gambas y de Jabugo, las invitaciones a todos los camaradas de la oficina, las obras de caridad, etc, nuestro intrépido y desnortado señor, don Gastón Despilfarrete, acabará teniendo unos indicadores económicos merecedores de pasar por la UVI. Tarde o temprano sus finanzas harán crack-catacrak y todo se irá a la merde.

Para dar aún mayor dramatismo a nuestra imaginaria historia, agravaremos el crack económico del inteligentísimo Sr. Gastón situando la acción en unos años en que los telediarios de las telecacas se llenan de lúgubres palabrotas: crisis, deflación, paro… Una gravísima tormenta económica mundial que todo el mundo vio venir… menos él, claro, tan inteligente y tan suicidamente optimista. El desenlace más cruel llegará un día en que, al asomar su careto por entre los visillos del salón, nuestro señorito protagonista descubra que hay en la puerta varias decenas de cobradores del frac dispuestos a trincarle del pescuezo y ponerlo cabeza abajo para ver de sacarle la poca calderilla que aún pudiera quedarle en los pantalones. Piden su cabeza porque le debe dineros hasta al pobre de la esquina.

Llegados a este punto desconozco qué final es el más apropiado para esta historieta, tan antigua como el mundo. Tengo claro que el señorito Gastón, con sus últimos euros, compra una escopeta. Para pegarse un tiro, pues sabe que es la salida más honorable a su mala cabeza. O quizás, para salir a la calle y atracar comercios, supermercados y a gente común a fin de poder recaudar los fondos que permitan superar su anémica situación económica y que le ayuden a proseguir su vidorra de toda la vida.

Ahora dejémonos de aires peliculeros y bajemos a la tierra. ¿Y si el señor de más arriba fuese el actual gobierno de España? ¿Qué haría en una situación de bancarrota? Dado que “suicidarse” no entra en sus cálculos (aquí no dimite ni dios, aunque haya quedado demostrada por fas y nefas su ineptitud e inutilidad), la opción más lógica –la esperable por todos- es que el Gobierno se aplicará afanosamente en buscar dinero hasta debajo de las piedras, recaudando todos los fondos posibles para aminorar el déficit, disminuir el paro y sanear la economía. Para ello el bendito de Zetapé no tendrá más remedio que hacer de malo malísimo echándose a los hombros la escopeta de los impuestos,  disparando el IVA a todo bichejo viviente que se mueva por el cortijo nacional, consuma pobres rodajas de mortadela, consuma riquísimo cochinillo asado.

Al final los heridos por el incremento del IVA seremos todos (mal de muchos, consuelo de tontos), aunque unos lo seremos más que otros. Será la sangre de los más inocentes (parados, jubilados, trabajadores de nómina…) la que permitirá hacer la transfusión económico-vital que resucitará al actual muerto viviente de “nuestra” economía, que es la “suya”. Es posible que muchos de los donantes acaben por palmarla. Su muerte (anemia aguda, dictaminará la autopsia) será considerada “patriótica” y hasta merecerá un lugar destacado en el BOE, aunque anónimo. En fin, la historia de siempre, sólo que esta vez protagonizada no por un despiadado y durísimo hombre de derechas de toda la vida sino por un señorito (con los miembros y miembras de su Corte) que presume de ser el hombre más justo, sensato, cabal e izquierdoso que parieron los siglos. Dejando a un lado el gran debate intelectual de si no tendrá este buen señor un serio problema de lateralidad ideológica, confundiendo las churras con las merinas, lo cierto es que con ese dinero extra recaudado a tiro limpio de IVA es posible que las cuentas públicas empiecen a cuadrar de nuevo y el chiringuito no se venga completamente abajo, aunque hay cientos de malandrines que opinan lo contrario. Seamos optimistas: si todo va bien, tal como tiene previsto el Gran Líder, podrían regresar de nuevo aquellas noches y días de farra en que se repartían regalos, prebendas y bicocas a tutiplén: cheques bebé, ordenadores gratis, propinas de 400 euros, miles de euros a fondo perdido para averiguar el sexo de los ángeles, etc. 

Bien, a esta política del sablazo (sin objeción que valga, estaría bueno) y hasta del trinque, destinada a esquilmar el bolsillo de todos los ciudadanos del país (pero especialmente de los más necesitados), la Corte del nuevo faraón la ha llamado “subida de impuestos para el bien de todos los españoles”. Es el colmo del cinismo y la provocación por parte de una clase gobernante que presume de mear colonia. Vale que a cada cual (mayoritariamente gente que vive con lo puesto y poco más) nos den con el IVA un par de meneos más hasta alcanzar el orgasmo impositivo del 18 %. Donde manda patrón, ya se sabe, no manda marinero aunque el mar está lleno de patrones tirados por la borda en una noche de luna nueva. Vale que es dinero para subvencionar el paro, para hacer autovías, para pagar la sanidad pública. Aunque sabemos que con ese pretexto hay paletadas de pasta que se gastan de manera superflua, en coñas marineras, corruptelas, etc, si algo de pedrea cae en hospitales y escuelas, menos dará un pedrusco. Vale que la patrulla de progresistas de cartón piedra y escayola que nos desgobiernan (que se creen que Marx trabajó en el cine) sean niños de papá y no estén acostumbrados a recortar gastos, caprichos y fruslerías, apretarse el cinturón y comer lentejas. Vale todo eso y más. En su paciencia infinita el Puñetas es capaz de comprender a cualquier prójimo, aunque sea el gobierno más mediocre de la reciente democracia, porque la tarea de la gobernanza no es nada fácil y a ti te encontré en la calle electoral, lo cual son palabras mayores.  Vale que te vale...

Vale que don Zapa nos dé por el IVA junto a sus chaqueteros amigachos de Coalición Ganaria y del PeneUbre. Este país ha logrado recuperarse de cornadas más graves. Ahora bien: por lo que no paso y lo que no tolero –uno tiene su honrilla- es que estos cantamañanas nos tomen encima el pelo afirmando que lo hacen “por nuestro bien”. Eso, señoritos y señoritas mías, lo tenemos que decir NOSOTROS. A ver si se enteran de una puñetera vez que la ciudadanía no es imbécil, que tiene criterio propio, sentido común y hasta un cerebrín más dotado para ciertas cosas –la economía, obvio es- que ustedes, gobernantes y gobernantas de la nada. Basta ver cómo han acabado dejando la economía de este país, hecha unos zorros y zorras, para darse cuenta que el mejor bien que podrían hacernos a algunos de NOSOTROS es marcharse a freír espárragos. Convoquen elecciones o, todavía mejor, que vengan otros más capacitados de su mismo partido a poner paz y orden en el desmadre. Haberlos, “haylos”, aunque en un partido demasiado escorado hacia el culto al líder y la unanimidad más cerril (prietas las filas) abrirse paso con espíritu crítico y valentía torera es pedir demasiado. Al fin y al cabo,  como decía Carlitos Marx, el de los libros y no el del cine, en última instancia lo que condiciona altamente la realidad es el pesebre. El que se mueve no sale en la foto de la marisquería.

Ay, políticos de cartón piedra y escayola, a dónde nos estáis llevando y NOSOTROS con estos pelos… Como escarpias, por supuesto… Claro que peor está Grecia. O Lituania. O Cuba… ¿Eh, que sí?

3 comentarios:

Freixo dijo...

Egregio Don Juan:
Observo con deleite no disimulado su infinito cabreo con la más sana afición ciudadana cara a la solidaridad, los impuestos en general y, en particular, el IVA.
Cierto, dá Vuecencia en el clavo: Esto puede que alivie el problema, pero no lo resuelve. Lo que realmente resuelve problemas económicos es lo de siempre, lo que vemos en nuestro entorno familiar o empresarial: La austeridad. Pero el dinero público es, para estos próceres, entre los que se incluye el Gran Timonel ZP, algo así como si cayera del cielo en una lluvia prodigiosa. Veo en el mundo laboral de la empresa pública un despilfarro increible. En estas condiciones, todo "esfuerzo" (sic) está condenado al fracaso, salvo que se aprete el cinturón la administración pública.
Suyo affmo. comme toujours.
Freixo

Juan Puñetas dijo...

Precisamente porque "ellos" y "ellas" no piensan apretarse el cinturón lo más mínimo es por lo que van de cabeza hacia la subida del IVA, el recorte sanitario, las congelaciones salariales de todo quisque y lo que se tercie. ¿Aliviarán el problema? El "nuestro" no, porque somos quienes pagaremos el pato, la gallina, el cerdo y los asesores mil.

Hoy mismo decía en el Senado esa pijoprogre de la ministra Salgado que la subida del IVA ni la vamos a notar, que no es nada, una minucia... Hay que tener morro y cara...Y no sigo por la senda del cabreo porque esto no ha hecho más que empezar. Y si no, al tiempo, don Freixo, al tiempo...

Freixo dijo...

Claro, dilecto amigo: Esto no ha hecho más que empezar.
El Gran Timonel, en una de sus sorpresivas y diletantes ocurrencias, decide ofrecer 2000 millonetes de euretes para "hacer flotar" a Grecia.
La ocurrencia no tendría importancia si no fuese porque el prestamista (Administación Pública de Spain) es el mayor moroso de la UE.
No sé como entenderá mi amigo el dueño de los autocares al que el ayuntamiento debe ya dos años del transporte escolar y encima cuentan que de vez en cuando tiene que pagar ágapes a los responsables municipales e ingresar el IVA de las facturas del moroso ayuntamiento en Hacienda.
Kafkiano el asunto.
Suyo affmo.
Freixo.