lunes, 4 de julio de 2005

LA MÚSICA YA NO AMANSA A LAS FIERAS

Suele gustarme casi todo tipo de música. Pero hay una que no soporto: el rap. Lo siento, es imposible para mis debilitadas neuronas soportar el martilleo constante de miles de palabras lanzadas a velocidad de vértigo y el machaqueo de una “musiquilla” que está muy bien como elemento de tortura psíquica pero que dudo mucho que tenga algo que ver con lo que la música debe proporcionar: dosis de sensibilidad, relajación, marcha al cuerpo o distracción. Escuchar una canción de rap me es imposible si estoy al mismo tiempo escribiendo, leyendo, conduciendo o simplemente mirando al techo. No he probado cuando estoy en el W.C. haciendo sogas. Quizás en esa lamentable, aunque necesaria situación, la música rapera logre ayudarme a evacuar. Si es así lograré comprender algo de esta manera torticera de entender la música.

Y ya lo que faltaba para despotricar definitivamente de ella (lo que no quiere decir que al que le guste, que la escuche y se gane el cielo) es que una investigación reciente haya llegado a la conclusión de que “el hombre de Neanderthal, ancestro del hombre moderno que habitó la tierra hace unos 30.000 años, tenía su propia música y danza, muy similar al rap”. Con lo cual ya puedo escribir sin miedo a despertar rencores ajenos que a mí este tipo de música me recuerda al hombre primitivo. Así lo pensaba antes de echarme a la cara esta noticia, y ahora lo recojo, aunque nadie podrá echarme la culpa de tal pensamiento, una vez ratificado por la comunidad científica. (Menuda coartada, je, je). Dice el investigador Mithen que "la gente a menudo se imagina al Neanderthal como un individuo aburrido y gruñón, pero tenía un gran gusto por la música". Ahí disiento, pero hay que comprender que por aquellas fechas el homínido no tenía muchos medios técnicos para hacerse acompañar. El académico agrega que “las canciones que interpretaba expresaban emociones como el desconcierto y la felicidad”. Pues bueno, pues vale. Pero precisa poco después que “los neanderthales no eran particularmente creativos a pesar de que sus canciones se transmitieron de una generación a otra. Desde su punto de vista, lo más probable es que el hombre neanderthal, que ya contaba con cuerdas vocales totalmente evolucionadas, imitara el canto de los pájaros y otros sonidos naturales para crear su música”.

Aquí quería llegar. Los neanderthalensis actuales –en el plano musical- a falta de pájaros y sonidos naturales, pues viven en colmenas ciudadanas y bajo las estrecheces culturales que nos adornan últimamente (llega el neo-analfabetismo), se dedican a imitar el canto no de las aves cantoras o del oleaje del mar si no de los monstruos y cacharros mecánicos que circulan por nuestras urbes y los alaridos y gritos que en todos los rincones de nuestras ciudades se dan para mayor gloria y beneficio de los otorrinolaringólogos. Y esta música, rapera como la llaman, de hip hop o de cualquier otro estrambótico nombre, a mí me hace plim, pum, cataplum.

Como la creatividad y lozanía musicales brillan por su ausencia, estamos en un tiempo en que los que más venden siguen siendo las viejas pero geniales momias de ayer: Beatles, Rollings, Elvis, Dylan, la Pantoja, el Serrat y hasta Julio Iglesias. Y me parece bien, porque lo que hay (salvando las excepciones consiguientes) es para mear y no echar gota. Así que en la mediocridad moderna más absoluta, no es de extrañar que el chimpampúm rapero y urbano se haya hecho un hueco en el cerebro de muchos descerebrados musicales, como mi vecino del segundo que opina que donde se ponga El loco del Rap que se quite el muermo ese de la sinfonía del nuevo mundo.

Visto lo cual habrá que agradecer que todavía anden circulando por ahí gentes de mi niñez como el famoso Dúo Dinámico, resucitando las mismas canciones de entonces aunque con cien mil bellas arrugas más en la partitura. Todo antes que retrotraernos a la noche de los tiempos con esa música urbana raperil que me evoca gruñidos paleolíticos y pulsiones cavernícolas. Por cierto, todavía anda por ahí mi almibarado Dúo Dinámico cantando eso de “quince años tiene mi amor”. ¿Quince? ¡Será cincuenta y cinco, majetes!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

hola,al leer este comentario me he quedado un poco pasmado,ya que tanto alardea usted de conocimientos musicales, me gustaría decirle que el movimiento del hip hop nació hace ya bastante tiempo,y en algun caso antes incluso que los grupos que nombra.Simplemente quería decir que debería informarse más antes de expresar opiniones tan radicales como que el hip hop no es música o que la hace gente analfabeta,ya que en un principio esta musica nació en barrios marginales por gente de la calle pero hoy en día puedes escuchar a gente haciando rap que va a la universidad o con carreras ya terminadas.Con esto quiero decirle que el rap en mi opinión tiene mas esencia de música que algunos grupos que usted nombra porque el rap sale del corazón y no de las composiciones de otras personas,las cuales el cantante se limita a cantar.Le invito a que se documente un poco más sobre esta música porque dar una opinión es fácil,pero sustentarla con unos argumentos sólidos se escapa de el alcance de algunos.

un saludo.

Juan Puñetas dijo...

Amigo, toda crítica que me haga es poca. Y como lo hace juiciosa y educadamente, mucho más. Reconozco que no me gusta el hip hop u otras músicas similares (tampoco el flamenco, por ejemplo, y fíjese donde vivo), pero ya sabe que sobre gustos nadie tiene la razón. Las opiniones "radicales" que se expresan en el articulillo debe contemplarlas en el contexto de la bitácora: visión cínico-satírica sobre la vida cotidiana. Como un equilibrista, tengo que moverme al borde del abismo, paseando por encima de una cuerda o del filo de una navaja. Es el punto de vista que ha adoptado mi alter ego, el Juan Puñetas. Si examina otras entradas de la bitácora, aquí no queda exento de sana mofa, befa y cachondeo ni el apuntador. Son cosas del guión, amigo. Si relee varias veces el artículo (que tiene un título ya de por sí provocativo) entenderá mi explicación anterior. Sí, en unas cosas exagero más y es posible que en otras me quede corto. Tómelo tal como indica el título de la bitácora: como una parida grillesca. Si no entra dentro del juego que propongo, usted, yo y cualquier otro lector que se tome las cosas completamente en serio, habremos hecho un pan como unas tortas.

Ya que en la vida real las cosas no están para muchos cachondeos, déjeme que en este asunto virtual nos la tomemos mitad en serio, mitad en broma, riéndonos hasta de nuestra propia sombra. Dicen que además es sano para la salud, aunque viendo mis achaques, no estoy yo muy seguro. Si le sirve de excusa, recurro a una frase que indico en la columna lateral izquierda: "ando ya de vuelta sin haber ido a ningún sitio".

Un cordial saludo de este puñetero Juan.