viernes, 24 de abril de 2009

JAVIER CUERVO: SUBE EL DNI


De vez en cuando compro el diario La Opinión de Málaga. En él (y supongo que en otros periódicos de la cadena) escribe en última página un señor llamado Javier Cuervo que habitualmente leo pues me resulta original y divertido. No abundan articulistas así. Hoy quisiera acercar su última columna para que se hagan una idea. Muy recomendable…

“El Ministerio del Interior, implicado en la lucha contra la deflación, ha subido un 42% el precio de renovar el Documento Nacional de Identidad. Son 10 euros. Si te pones consumista encuentras muchas cosas mejores en las que gastarlos; si estás austero, preferirás conservarlos, y si echas cuentas, sabrás que ir documentado cuesta un euro al año. No es por el dinero: lo grave es que tienes que pagar para que el Ministerio del Interior sepa quién eres.

En vez de cobrar nosotros por darles datos personales, nos cobra el ministerio por tenerlos y nos obliga a llevar encima un plástico acreditativo de quiénes somos, algo que sabemos de sobra. Al titular del carné, el DNI no le arregla nada respecto a su identidad. Si tienes un problema de identidad y miras el carné para que te lo solucione, no consigues nada porque es como si quieres saber cosas de ti y te llamas por teléfono: o no estás o da comunicando.

No es noticia el caso de ningún carné que haya solucionado a su portador una crisis de identidad (la de los 40, una de identidad sexual, la que sea, hay crisis de todo, hasta financieras). Por contra, se saben casos de gente que hizo noche en prisión por culpa del carné, no por culpa propia.

La función del carné de identidad es identificar, pero no para el titular, sino para el Ministerio del Interior, que tiene la desfachatez de cobrar por ello. Además de pagar para que Interior te diga lo que sabes de ti, el DNI hay que llevarlo siempre encima. Es más fácil olvidar el carné que tu identidad, pero para Interior tienes que acordarte tanto de llevarte a ti como de llevar el carné.

Todo porque el ministerio no se fía. Le das tus datos para que no te crea si no les das el carné que expiden ellos. No hay simetría: los demás nos fiamos. Si te dicen: «Hola, hijo», puedes contestar: «Hola, mamá» o «no eres mi madre», pero nunca «carné de identidad, señora».

Llevamos DNI por si el Ministerio del Interior quiere saber quiénes somos. Si el carné es para ellos, ¿por qué no llevan los de todos?”

2 comentarios:

Dompepito dijo...

Peor es lo de esas cajeras del centro comercial, que cuando les das la tarjeta para que te cobren te exigen: "carné". Ni siquiera añaden: "por favor". Es una obligación...

—Oye maja, que yo te estoy dando un método válido de pago.
—Ya, es que así velamos por su seguridad.
—Por mi seguridad velo yo, que de vosotros no tengo por qué fiarme.
—Allá usted. Si no me enseña el carné no le cobro. Lo hacemos por la seguridad de nuestros clientes. Imagine que le han robado la tarjeta y le están sacando dinero con ella.
—Vamos a ver, niña: 1) mi DNI es un documento privado que sólo tengo obligación de enseñar a los agentes de la autoridad; 2) cuando contrato una tarjeta con el banco firmo un papel que dice que me hago responsable de su pérdida o/y extravío; 3) esta tarjeta es de mi mujer, y lógicamente no va a coincidir el nombre que hay ahí con mi DNI.
—¿Y cómo sé yo que esta tarjeta es de su mujer?
—Pues muy sencillo, con un teclado numérico en el que marcaré el dichoso PIN. Si me lo sé, punto pelota.
—Pero es que no tengo ese teclado.
—Antes lo teníais todos los supermercados, pero para que tus jefes se ahorren pasta y ganen más (a ti te pagan lo mismo) han quitado esos teclados. Y tú me exiges que te muestre mi DNI, y no eres nadie para pedírmelo, pues te estoy dando a cobrar estas sardinas con una fórmula válida de pago.
—Allá usted. Si no hay carné no le cobro.
—Mira, no voy a perder tiempo —y se lo enseño tapando el numerito, que hay gente con memoria, y no vea usted lo que se puede hacer en la Internet con un DNI y el número de la tarjeta
—Código postal.
—No me lo sé, me acabo de mudar.
—Pues necesito el código postal.
—¿Y para qué?
—Es que si no no se abre la caja.
—Mira chica, todas las cajas registradoras tienen por debajo una pestaña para poder abrirlas en caso de que se corte el fluido eléctrico.
—Ya, pero es que no me dejan usarlo.
—¿Y para qué quieren ellos mi código postal?
—Por motivos estadísticos.
—En ese caso pon el que te dé la gana.
—Dígame usted uno...
—Pues XX080 —XX es el "prefijo" de mi provincia y el 080 es el código postal de los apartados de correos.
—Firme aquí —y me muestra el tique—. Y ponga su DNI.
—Oye, ¿no te has dado cuenta de que te he tapado el numerito de mi DNI? Será porque no quiero que lo veas, que es un documento privado.
—Es que si no, no es válido el tique.
—Conforme —y pongo los dos primero números de mi DNI y pongo especial cuidado en que los seis restantes sean ilegibles.
—¡Oiga!, que no se lee lo que ha puesto.
—Ya, es que esa es mi letra. Auf Wiedersehen, mademoiselle —y cojo la cesta y me marcho...

Cuando tengo tiempo y ganas de enredar, éste es el diálogo que tengo con las cajeras. Suelo elegir las menos guapas, que tienen más aguante, porque las otras enseguida se crispan si les llevan la contraria.

Juan Puñetas dijo...

Pues sí, empieza el Ministerio del Interior meándosenos encima y acaba en la misma faena hasta la cajera del súper de la esquina... ¿Cómo se las apañarán en los USA en que no tienen DNI? ¿Cómo sabrán que Sharon Stone es Sharon Stone y no un guardia disfrazado? Aquí nos controlan con el DNI hasta cuando vamos a mear. Y encima, pagamos la ronda...