(Cualquier parecido con la realidad puede ser mera coincidencia; no obstante, cualquier coincidencia puede ser considerada posible realidad. O algo asÃ).
HabÃa una vez un paÃs situado en la Cochinchina donde mandaban los piratas. En sus aguas o cerca de ellas habÃa muchos atunes y otros peces de buen comer, a cuya miel acudÃan barcos de medio mundo. Los piratas secuestraban de vez en cuando alguno y, con mejor o peor suerte, se iba sacando su botÃn para ir tirando mal que bien.
Un dÃa un pesquero de un paÃs de paÃses fue apresado. En unos dÃas se acercó a ver lo que le pasaba un buque militar compatriota. En un rifirrafe, los militares capturaron a dos piratas cuando éstos se aprestaban a irse del pesquero, no se sabe bien porqué. El caso es que ambos dos fueron capturados y llevados al buque, donde por fin pudieron comer caliente y pasar unos momentos de gloria.
Más hete aquà que un famoso juez del paÃs de paÃses quiso hacerse aún más famoso y pidió que ambos piratas fuesen enviados a la metrópoli porque querÃa verles el careto y mandarlos para la trena, a pesar de que sus compis seguÃan atrincherados en el pesquero y poniendo muy mala cara a la tripulación de marineros, a los que amenazaron con cortar el cuello si les pasaba algo a los dos compinches apresados.
La razón de la justicia se impuso y en un par de dÃas los dos piratas fueron llevados al lugar donde indicó el juez. Mire, vuesa merced, le dijeron los de la pata de palo metafórica, que nosotros estábamos hospedados en aguas internacionales en uno de sus buques de guerra y que al venir en contra de nuestra voluntad se puede decir que hemos sido secuestrados. Y eso, señor juez, es algo muy feo para gente tan demócrata como ustedes.
Mientras que los dÃas pasaban en alta mar sin tener conocimiento alguno del devenir del secuestro del pesquero, en la metrópoli se armó un cacao fenomenal con la edad de uno de los piratas, al que tras someterle a más chequeos médicos que a un ciudadano millonario, se le calificó de menor de 18 añetes, con lo que de acuerdo con las leyes metropolitanas, tenÃa que ser puesto de patitas en la calle al considerarlo incapaz de hacer trastada alguna. Os va a caer un puro, replicó el ahora piratilla de 17 años. No sólo me secuestráis en aguas de mi paÃs si no que ahora me calificáis de vulgar mequetrefe aniñado. Y encima irresponsable. ¡Yo soy un hombre hecho, derecho y de pelo en pecho! Exijo una indemnización y la vuelta a mi paÃs con un cheque bajo el brazo de un millón de ricos euros.
EL juez famoso ya se habÃa quitado de en medio y ahora otros compis y muchos abogados y polÃticos discutÃan qué demonios hacer con el piratilla, el cual ya habÃa costado al erario público un potosà entre chequeos médicos, tres comidas por dÃa, ropa nueva comprada en el Corte Inglés y otras bagatelas, incluidos varios habanos procedentes directamente de Cuba. Tras otras pruebas médicas el piratilla volvió a ser declarado piratón pues sus huesos parecÃan dotados de la mayorÃa de edad. En estas monsergas, ires y venires, nadie tenÃa ni pajolera idea de qué pasaba con la tripulación del pesquero pues no habÃa noticia alguna de su estado.
-Piiiiiiii….
(Señoras y señores, rogamos perdonen esta interrupción producida a las 23 horas 45 minutos del dÃa 21 de octubre de 2009. Estén atentos a su pantalla pues en los próximos dÃas, meses o años, se supone que esta bella historia tendrá un final, esperemos que feliz para los marineros y para el piratilla piratón al que su paso por la cárcel y centros de asistencia habrá convencido que dónde mejor que vivir en ese paÃs de paÃses donde a uno le miran y remiran la salud fÃsica hasta en el velo del paladar. Y gratis total. SerÃa imperdonable renegar de Jauja…).
HabÃa una vez un paÃs situado en la Cochinchina donde mandaban los piratas. En sus aguas o cerca de ellas habÃa muchos atunes y otros peces de buen comer, a cuya miel acudÃan barcos de medio mundo. Los piratas secuestraban de vez en cuando alguno y, con mejor o peor suerte, se iba sacando su botÃn para ir tirando mal que bien.
Un dÃa un pesquero de un paÃs de paÃses fue apresado. En unos dÃas se acercó a ver lo que le pasaba un buque militar compatriota. En un rifirrafe, los militares capturaron a dos piratas cuando éstos se aprestaban a irse del pesquero, no se sabe bien porqué. El caso es que ambos dos fueron capturados y llevados al buque, donde por fin pudieron comer caliente y pasar unos momentos de gloria.
Más hete aquà que un famoso juez del paÃs de paÃses quiso hacerse aún más famoso y pidió que ambos piratas fuesen enviados a la metrópoli porque querÃa verles el careto y mandarlos para la trena, a pesar de que sus compis seguÃan atrincherados en el pesquero y poniendo muy mala cara a la tripulación de marineros, a los que amenazaron con cortar el cuello si les pasaba algo a los dos compinches apresados.
La razón de la justicia se impuso y en un par de dÃas los dos piratas fueron llevados al lugar donde indicó el juez. Mire, vuesa merced, le dijeron los de la pata de palo metafórica, que nosotros estábamos hospedados en aguas internacionales en uno de sus buques de guerra y que al venir en contra de nuestra voluntad se puede decir que hemos sido secuestrados. Y eso, señor juez, es algo muy feo para gente tan demócrata como ustedes.
Mientras que los dÃas pasaban en alta mar sin tener conocimiento alguno del devenir del secuestro del pesquero, en la metrópoli se armó un cacao fenomenal con la edad de uno de los piratas, al que tras someterle a más chequeos médicos que a un ciudadano millonario, se le calificó de menor de 18 añetes, con lo que de acuerdo con las leyes metropolitanas, tenÃa que ser puesto de patitas en la calle al considerarlo incapaz de hacer trastada alguna. Os va a caer un puro, replicó el ahora piratilla de 17 años. No sólo me secuestráis en aguas de mi paÃs si no que ahora me calificáis de vulgar mequetrefe aniñado. Y encima irresponsable. ¡Yo soy un hombre hecho, derecho y de pelo en pecho! Exijo una indemnización y la vuelta a mi paÃs con un cheque bajo el brazo de un millón de ricos euros.
EL juez famoso ya se habÃa quitado de en medio y ahora otros compis y muchos abogados y polÃticos discutÃan qué demonios hacer con el piratilla, el cual ya habÃa costado al erario público un potosà entre chequeos médicos, tres comidas por dÃa, ropa nueva comprada en el Corte Inglés y otras bagatelas, incluidos varios habanos procedentes directamente de Cuba. Tras otras pruebas médicas el piratilla volvió a ser declarado piratón pues sus huesos parecÃan dotados de la mayorÃa de edad. En estas monsergas, ires y venires, nadie tenÃa ni pajolera idea de qué pasaba con la tripulación del pesquero pues no habÃa noticia alguna de su estado.
-Piiiiiiii….
(Señoras y señores, rogamos perdonen esta interrupción producida a las 23 horas 45 minutos del dÃa 21 de octubre de 2009. Estén atentos a su pantalla pues en los próximos dÃas, meses o años, se supone que esta bella historia tendrá un final, esperemos que feliz para los marineros y para el piratilla piratón al que su paso por la cárcel y centros de asistencia habrá convencido que dónde mejor que vivir en ese paÃs de paÃses donde a uno le miran y remiran la salud fÃsica hasta en el velo del paladar. Y gratis total. SerÃa imperdonable renegar de Jauja…).
0 comentarios:
Publicar un comentario