Parecía ayer, el 11 de julio, cuando echábamos la persiana a este kiosquillo de paridas grillescas, y ya estamos a hoy, uno de septiembre, fecha del retorno a estas lides puñeteras. Nos citábamos por estas fechas “con permiso de Zapatero y sus cuates” (afortunadamente ha estado missing todo el verano, aunque cobrando del erario público), “de Alá y sus acólitos” (que montaron varios cirios, el más importante con los israelíes como antagonistas), “de los pilotos del Sepla” (que tras amargar la vida a numerosos veraneantes fueron claramente superados en desvergüenza torera por el personal de tierra de Iberia del aeropuerto del Prat de Barcelona) “y de los incendios forestales” (cuya excesiva muestra gallega nos ha quemado hasta el alma). No es que el Puñetas sea un adivino, es que nos conocemos el percal más de lo que quisiéramos.
Siguiendo la máxima gubernamental de turno, hemos realizado unos arreglillos al tenderete para que parezca que algo cambia cuando, en realidad, todo sigue igual. Hemos hecho unos ligeros retoques al diseño gráfico redistribuyendo los contenidos fijos (aunque algunos, como la “Casa de citas”, se renovarán todas las semanas), manteniendo unos tonos suaves y relajantes para que no se diga que no cuidamos los ojos del personal amigo. En los contenidos seguiremos con nuestras múltiples neuras cínico-satíricas que tantos dolores de cabeza nos quitan pues estas dos apariciones semanales bitacoriles tienen un poder calmante superior al ácido acetilsalicílico y al paracetamol. Entra dentro de lo inevitable que pongamos como un perejil a todo bicho viviente (incluido el menda), pero siempre con la delicadeza debida y el humor que aprendimos en nuestros años mozos. Si lo nuestro fuese sadismo nos habríamos apuntado desde hace tiempo a un partido político y hasta es posible que ya estuviéramos provocando calamidades desde alguna poltrona. Más lo nuestro es puro y duro entretenimiento en plan ajo y agua, sin ánimo de lucro ni de enmienda así que seguiremos dale que te pego con nuestra manía de poner de vuelta y media al planeta entero (y parte del extranjero). Eso sí, tan constructivos y dicharacheros como siempre, porque encima es que no tenemos agüela.
Aunque procuramos evitarlo, nos enrollamos más que las persianas pero el Puñetas es de esa vieja guardia en vías de extinción acostumbrada a leerse hasta la última línea de los prospectos de las medicinas. En unos tiempos en que las ideas se acortan a los tres renglones y medio, aquí seguimos enganchados al troglodítico discursete del folio completo, con su preámbulo, nudo y desenlace clásicos. Qué le vamos a hacer si somos así de carcamales…
Será inevitable recordar algunas de las miserias habidas en el verano (sólo las tres o cuatro que aún retenemos en la cocorota), pero eso será a partir del próximo día. Hoy, como bien nacido, es cosa de de decir “¡hola, qué tal!” y emplazar al amable lector a que pase unos buenos y críticos ratos con las paridas grillescas que se le vayan ocurriendo al Puñetas a lo largo de esta tercera temporada internetera. Que nos sea leve y usted que lo vea…
1 comentarios:
Pues nada, amigo Puñetas, ¡bienvenido de nuevo! Yo hace unos días que me reincorporé.
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