Hace unos días, en un mitin del Partido Socialista de Mallorca, intervino un senador del Partido Nacionalista Vasco, un tal Javier Maqueda, muy conocido en su pueblo a la hora de tomar chiquitos. No se sabe muy bien qué demonios hacía semejante paleto en un una reunión masturbatoria del PSM, pero allí estaba el buen hombre. Y como debía encontrarse ebrio de vanidad y encantado de conocerse a sí mismo, fuera de su corralito vasco, soltó la siguiente perla, sin que a continuación nadie del público empezase a tirarle tomates, pimientos y hasta melones. La sandez fue la siguiente: “El que no se siente nacionalista o no quiere a lo suyo, es que no tiene derecho a vivir”.
Leyendo su biografía en la página web del Senado, parece que el pobre hombre es Doctor en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad del País Vasco (con sobresaliente, faltaría más). Profesor de dicha Universidad, ha ocupado hasta el momento muchos puestos directivos en todo tipo de empresas del terruño (a dedo, claro) y es considerado un as grasiento en la cosa empresarial, de finanzas, marketing, etc. Un “excepcional” currículum apañado entre las cuatro paredes de su cortijillo nacional gracias a que allí casi todo el mundo se despatarra cuando le muestras ante los ojos el carné de ejecutivo y guardián de la patria. Sea como fuere, no se sabe si con la atenuante del alcohol o de una gran follada previa, el señorito Maqueda soltó en Mallorca lo que soltó y algunos nos hemos subido por las paredes con lógica indignación.
Este impresentable debería haber nacido en Senegal o en Mali. A estas horas ya habría viajado en cayuco hacia las costas canarias buscando huir de la miseria y la desesperanza de su tierra. No le quedaría de nacionalista ni el rabo. Este monstruito debería haber nacido en el seno de una pobrísima familia murciana, andaluza o extremeña, no en 1955 si no 20 años antes. En estos momentos estaría a punto de jubilarse como albañil en una obra de Núñez y Navarro en cualquier andamio de por ahí. No le quedaría de nacionalista ni los pelillos de la nariz o del culo.
Este fulano es nacionalista hasta las cachas porque lleva toda su vida chupando de las tetas de su madre patria. Si no de qué. Este cacho bruto es incapaz de asimilar que hay por el mundo millones de personas a las que la ideología nacionalista les importa un comino, un rábano y unas gambas al pil pil. Que a algunos les vaya divinamente siendo unos vividores a costa del terreno en que casualmente nacieron o recayeron, no implica que a los demás nos cause placer tal manera de prostitución. Algunos preferimos ser pobres ciudadanos del mundo a ricachones comepatrias. Todavía hay clases, machote. La de los que odian a los que no idolatran su partida de nacimiento, y la de los que andamos por la vida escuchando sólo la voz de la Tierra. La Tierra con mayúsculas, si es que sabes distinguir el matiz, pedazo de carcamal.
Este descerebrado olvida que de haber nacido en otro tiempo o lugar, tendría de nacionalista lo que de tío listo. ¿De qué coño presume? Pero lo más gratuitamente majaderil y delictivo que he oído en muchísimo tiempo es que considere que el no nacionalista no tiene derecho a vivir. A algunos mamoncillos del terruño, en cuanto les practicas la prueba del ADN y el RH, nos salen con que son portadores de un cáncer: el nazionalismo. Viviendo en la realidad territorial en que vive el cateto, con más de 30 años de violencia cerril y mil asesinados por motivos ideológicos, su frase no es un brindis al sol, una metáfora, una frase hecha. Ni siquiera una boutade. Su declaración es una amenaza en toda regla a los que no son de su cuerda política y todavía sobreviven en el País Vasco y en el resto del Estado. Sólo le faltó decir al muy subnormal de forma claramente directa: “Eta, mátalos”.
Que este deliriums tremens con ojos trabaje en la ponencia de estudio del Senado sobre “el acoso y la violencia física y psicológica entre los escolares”, es un sarcasmo y un esperpento. Si esto fuera un país normal, a estas horas, ya le habrían pedido explicaciones en la Cámara Baja (tan Baja que no sirve para nada) junto a una rectificación en toda regla. Sabemos que –desgraciadamente- en política vale todo y que la política lo justifica todo, pero hay cosas por las que muchos nos negamos a pasar. Estar callados ante monstruosidades como las dichas por este elemento nos haría tan viles y ruines como él. Y hasta ahí podíamos llegar. Somos civilizados pero no imbéciles, ni nos vamos a dejar pisotear por cualquier indocumentado, por muy senador que sea. Los que no calzamos un bolsillo nacionalista también tenemos derecho a vivir, aunque le pese a este individuo, al que tanto amor a la tierra prometida ha acabado por sorberle el cerebro.
PD: Cualquier lector habitual de esta bitácora se habrá dado cuenta que hoy prima la rabia contenida sobre la flema e ironía habituales. Y es que hay gentuza capaz todavía de poner guerrero al Puñetas. Pido excusas por el desbarre formal de hoy pero el pancista patrioteril de marras me ha puesto a trescientos por hora, como si fuera Fernando Alonso.
1 comentarios:
La verdad triste es que este angelito supera con creces a Adolf.
No se extrañe, caro Don Juan, que viendo que tipos como el que menciona sigan libando de MIS impuestos sin que pase nada y expresando tales barbaridades, continúe yo con la sana intención de nacionalizarme portugués.
Por cierto, que por expresiones que al lado de la parida de este tipejo parecen naderias, un tal Irving (británico) ha sido condenado en Austra a varios años de prisión.
¿Cáda pais tiene lo que merece?. Visto cuanto antecede, ya comienzo a considerar que sí, pues el sentido común dice que los asistentes debieron arrojarlo en pelota viva al Mediterráneo,en lugar de aplaudirlo como borregos.
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