viernes, 11 de mayo de 2007

LOS VAMPIROS DE LAS ASEGURADORAS


Tenía ganas de meterle los garfios a estas empresas (alguna habrá que se salve, aunque lo dudo), con las que mantengo personalmente un trato de lo más distante. No porque el Puñetas sea un tipo difícil (en realidad es un bendito, o sea, un perro ladrador pero poco mordedor), si no porque no traga con las trampas, la letra pequeña y las malas artes –bien conocidas- de las mismas. Claro que de esto tienen la culpa los poderes públicos, más preocupados en cuidar que no tengamos colesterol, no bebamos vino o no follemos demasiado, mientras que permiten que nuestro bolsillo pueda ser asaltado por chorizos, timadores, estafadores, inmobiliarias, aseguradoras, haciendas, bancos, cajas, clubes de fútbol, etc, etc, etc, etc y muchos etc.


Se te quema el piso, que tenías asegurado en continente y contenido a un precio bastante razonable de mercado, y luego te lo valoran como si fuera una chabola. Y por la tele de plasma de 42 pulgadas, a la que querías como a un hijo de los de antes, y que se ha desintegrado por el incendio (es puro plástico), te dan menos guita que si fuese un viejo televisor de blanco y negro. Eso le pasó a un amigo hace un año, el cual todavía anda llorando por las esquinas a falta de una metralleta último modelo. (-Esto no me pasaría en los EEUU –fue lo último que le oí antes de perderle de vista, metido en pleitos con la rácana aseguradora).


Pero el colmo del vampirismo se da en la cosa del coche, donde todo hijo de vecino tiene experiencias que contar y, habitualmente, más tristes que una telenovela venezolana. Pero como los usuarios vamos cada uno por nuestro lado (y de eso se aprovechan las draculinas), todo queda en el vulgar pataleo, junto a la mirada para otra parte de nuestros queridos gobernantes de turno, incapaces de poner tiesos como una vela a estos chupópteros de tres al cuarto: por cada tres monedas que cobran devuelven un cuarto.


Sin embargo, gente más organizada, como Faconauto (concesionarios de automóviles), Conepa (empresarios de la automoción) o Ganvam (venta y reparación de coches) vienen comprobando y señalando día tras días que el automovilista es el que paga los platos rotos de esta guerra del seguro y, también, ellos mismos. Y es que las aseguradoras se lo tienen muy bien montado. Quién dice cuanto cuesta la reparación de tu coche siniestrado es un perito de la propia compañía (todo queda en casa), con lo que aplica las rebajas que le da la gana. Luego impone también el coste de la hora de mano de obra en la reparación del vehículo, siempre por debajo del valor del mercado. Intentan que se sustituyan las piezas originales del coche por otras sucedáneas compradas en algún mercadillo de ocasión y, así claro, siguen rebajando la factura propia. Y luego pagan cuando les sale del níspero, ante el estupor y el cabreo de los afectados. Eso si tienes suerte y no te toca una compañía de esas que empieza a dar largas al asunto y te tienes que ir a los tribunales para exigirle que se deje de cuentos y, al menos, pague una limosnita, aunque sea para arreglar un trozo de coche, que del otro ya te encargarás tú, qué remedio.


Las organizaciones indicadas más arriba acaban de señalar (ha salido hasta en la prensa, oiga) toda una serie de triquiñuelas, trampas y enjuagues que las compañías aseguradoras del sector realizan para irse de rositas en sus obligaciones, costeando las reparaciones a precios de Nigeria. Y si protestas ante la Dirección General de Seguros, estos cantamañanas te remiten a los departamentos de defensa del cliente de las propias aseguradoras. Son como la pescadilla, mordiéndose la cola, aunque quien la paga son los talleres y el cliente mientras ellas se quedan con los beneficios y la tajada. Menos mal que hace un par de días leía una noticia al respecto que, a lo mejor, empieza a poner en su sitio a estas pedazo de Dráculas. “Un juez condena a una aseguradora por intento de engaño a uno de sus clientes. El juez ordena a la aseguradora el pago de 2.456 euros establecido por el perito que aportó el propio cliente, disconforme con la valoración de 1.356 euros correspondiente a la tasación efectuada por el perito de la entidad”. Lo que no dice la noticia es de qué compañía se trata, aunque tengo la ligera sospecha que podría ser cualquiera del sector. Un mercado cautivo donde tienen agarrados a todos los conductores por el pescuezo ya que es obligatorio el seguro del automóvil, aunque haya por ahí muchos listos y desaprensivos que pasen del mismo. Ya digo, la pescadilla que se muerde la cola: puro vampirismo.

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