viernes, 18 de mayo de 2007

HACIENDO FRENTE A LOS MAFIOSILLOS


Haciendo limpieza de archivos obsoletos en el ordenata, he encontrado uno que allá por el verano de 2004 envié a una Gestoría o similar, a la que de ahora en adelante llamaré Sofico. En el mismo, me hacía pasar por el director de una empresa de gestión para –en nombre de su representado (el muá)-, ponerles las peras al cuarto. El motivo era que una empresa de telecomunicaciones (ya desaparecida) llamada Auna, me reclamaba una insignificante deuda inventada, como castigo a que nueve meses antes había decidido darme de baja de ella por manifiestamente incompetente (internet iba a una velocidad de tortuga). Estaba harto y cabreado con Auna, que tras solicitar la baja mostró lo que alguna vez he denunciado aquí sobre la mayoría de las telecos: un filibusterismo digno de Barba Azul. Me cisqué en sus operadores, ellos me llamaban a la hora de la siesta… Aquello fue una batalla campal en toda regla. Y cuando vieron que el capullo del Puñetas no sólo resistía si no que se cagaba en la madre que los parió por teléfono y por escrito, decidieron pasar a la vía de las amenazas. Aquí Auna traspasaba los trastos a Sofico. Decidí devolverles con la misma moneda enviándoles una carta que no tenía desperdicio en la mofa y en la burla. Nunca contestaron (jamás lo hacen estos piratas), pero desde entonces desaparecieron de mi mapa mundi. Por si alguien, en caso parecido, quiere tomar ideas, aquí va un extenso fragmento. Les aseguro que no tiene desperdicio y que se lo pasarán bien leyéndola. Imagínense la cara que pondrían los señoritos de Sofico al recibirla, aunque nunca llegué a enterarme pues se los comió la tierra. Lo mismo con la desaparición de Auna se fueron también a tomar por saco. R.I.P.


“En nombre de nuestro representado MENGANO les dirigimos el presente escrito con la sana intención de informarles que con fecha TAL, el mismo recibió escrito de SOFICO, sin identificar en el sobre. En lenguaje jurídico-macarrónico, le indican que “han sido infructuosos cuantos intentos se han realizado para evitarle la tramitación del expediente deudor abierto a su nombre y que mantiene con nuestro cliente Auna, con una deuda de 4,64 euros”.


En primer lugar, nuestro representado desea hacerles constar que el próximo escrito que le llegue de procedencia desconocida y sin firma, será enviado a la papelera sin más dilación. En esos momentos que todo ser humano tiene de debilidad (hoy acababa de regresar de unas cortas pero bien merecidas vacaciones), nuestro cliente abrió su escrito y a pesar de no ser identificable el remitente, se tomó la molestia de leerlo pues no todos los días se tiene una deuda inventada de 4,64 euros, ni todos los años se es amenazado de manera tan elegante como lo hace el anónimo remitente de la anónima Sofico: “De no realizarse el ingreso, nos veremos en la obligación de adoptar medidas que anulen cualquier posibilidad de solución amistosa”. Menos mal que a continuación aclaran que “derivarán en el inicio de cuantas acciones EN DERECHO procedan” porque nuestro representado ya estaba pensando en buscarse algún guardaespaldas más.


Vayamos pues al derecho torcido. Ustedes, los de Sofico, no creerán ingenuamente que cualquier sufrido cliente de Auna va a salir corriendo al banco a pagar a Sofico el importe de la presumible deuda. Nuestro representado (hombre de mundo) nos jura y perjura que jamás ha oído hablar de este ente, gestoría u oenegé, por lo que presupone que correría el riesgo –en estos tiempos de picaresca- de ser objeto de un timo moderno. Si hay que pagar –que no- se pagará a… Auna, y en todo caso, debería ser Auna la que comunicase al teórico deudor que en próximos días Sofico o el cobrador del Frac se pondrán en comunicación con él para reclamarle la deuda.


Pero Auna, esa estrafalaria compañía, haría las cosas en condiciones si preanunciase a Sofico. Más ese nimio detalle no entra en el caletre de ninguno de sus miembros directivos o laborales. (…) También Sofico informa muy malamente (en realidad no informa, amenaza) con la historieta de los cinco días para “regularizar su situación de impagado”. Cinco días, ¿a partir de cuándo? Y en el caso de nuestro representado, ¿impagado de qué? Además, ¿de dónde salen los 4,64 euros, a qué conceptos corresponden? Ni Sofico está informado ni informa, lo que debería llevarle a ser un poco más prudente en el fondo y más suave en las formas.


Así que, para sacarles de su error y así evitar que en lo sucesivo sigan metiendo la pata, les informamos que nuestro representado no debe un duro a nadie, ni siquiera a Auna. Es más, han sido tantos los gastos derivados de las llamadas telefónicas a los famosos 902 de desatención al cliente, que en puridad es AUNA la que debería resarcir a nuestro representado desde que allá por el mes de junio de 2003 empezara esta historia, -cuando tuvo la feliz idea de darse de baja-. Una historia tan común a otros clientes y amigos que si hubiese que hacer un partido político con damnificados de Auna, tenía garantizada la mayoría absoluta en las próximas elecciones, sólo con los votos de sus miembros.


Nuestro representado, el caballeroso Sr. MENGANO, viene intentando darse de baja en Auna por activa y pasiva, por escrito y teléfono, desde hace casi un año. Da igual que se lo diga en prosa o en verso, que no llame por teléfono desde hace 9 meses, que les diga que manden por escrito la baja, que haya anulado la domiciliación… pues si la hay intentarán cobrar (como ya hicieron entre Septiembre y Noviembre) recibos inexistentes, o mejor dicho, sólo existentes en sus mentes calenturientas, no precisamente por el calor si no por la incompetencia, el desmadre y el cachondeo. (…)


De modo, señores de Sofico, que aquí han pinchado en hueso. Con nuestro representado se cobra cuando se presta un servicio. A nuestro representado sólo le toman el pelo su señora y sus hijos. Y ya pueden ir contándoles a los de Auna que van a cobrar los 4,64 euros el día en que Lorenzo Sanz vuelva a ser presidente del Real Madrid. Por mucho morro que Auna le eche al asunto, incluido el Servicio de Información sobre Solvencia y Crédito Rodin-Equifax. Que para solvencia, la de nuestro representado. En lenguaje técnico algunos podrían calificar el intento de Auna de timo. (…)


Finalmente, un consejillo, pues también nos dedicamos en las horas libres al mundo de la gramática. Revisen, por favor, el modelo de escrito que envían a los “impagados” pues entre el lenguaje jurídico-macarrónico se deslizan varias faltas de tildes, frases inconexas y morfosintaxis deficiente. Por no hablar del final abrupto del escrito: “…de cuantas acciones que en derecho procedan en defensa de los legítimos intereses de nuestro.”


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