Tenía curiosidad por saber si la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España escogía como película española candidata a los futuros Oscar la película “Alatriste” de Díaz Yanes y Pérez Reverte o al ya habitual Pedro Almodóvar y su reciente “Volver”. Finalmente se ha decidido por un valor seguro, don Pedrito el cantamañanas, frente a la novedad de un film histórico, con un soporte literario detrás y con una visión absolutamente desmitificadora de la España de finales del XVI y principios del XVII, cuando el Imperio hispánico se fue definitivamente a tomar por saco. (De aquellos polvos vinieron los posteriores lodos, barros y cenagales que aún hoy día estamos padeciendo).
Era previsible que nuestros amigos del cine eligieran a don Pedro, el bocazas. A las Américas se va a ganar el Oscar Mayer y en ello el manchego tiene mucha experiencia. Encima actúa de estrella la Penélope Cruz, muy conocida en los USA porque estuvo liada con el Tom Cruise. Nuestros chicos y chicas de las Artes y las Ciencias Cinematográficas son bastante de izquierdas y críticos con los EEUU pero cuando se trata de los Oscar pierden el culo y lo que tienen delante por ganar la pedrea en una ceremonia a la que cualquier persona decente no norteamericana no acudiría ni aún con la presencia de 50 abogados. Los holivuyenses hacen todos los años una patochada azucarada sobre “su” cine, invitando a la mesa a 5 peliculillas extranjeras para concederle a una un premiecillo de conmiseración. Y allá que acuden como a panal de rica miel todos los faranduleros del resto del mundo, si les llaman. Les encanta sentarse en la mesa de la Meca del Cine aunque sea por unos cuantos días y en plan de pobres invitados.
Unos premios, los Oscar Mayer, donde casi nunca salen premiadas las grandes películas porque el gusto de los ñores y ñoras de su Academia suele ser siempre el mismo: mucha sensiblería, bastante azúcar diabética y demasiada corrección y analfabetismo político. A todo ello el cine de Almodóvar se presta como una mano a un guante, por mucha palabrería vana que don Pedro le eche al asunto.
Y claro, ¿qué pinta en los Oscar una historia como la de Alatriste? ¿Pero dónde se ha visto que al final de la película el héroe la palme? Y con tanto personaje histórico que aparece de pasada, no hay forma de enterarse de la trama, demonios. ¡Si hasta muchos críticos españoles han escrito que no se enteran de nada, pese a presumir de haberse leído antes los cinco libros! Y es que algunos esperaban que se hicieran hasta 5 películas sobre el famoso capitán, sin mezclar historias, todo muy plano para que hasta el tonto del pueblo se pudiera enterar perfectamente del asunto.
Para una vez que podíamos decirles a los listos de Hollywood: estudien, capullos, un poco de historia auténtica. Vean en qué quedó el famoso Imperio español, donde nunca se ponía el sol. (Porque nosotros también fuimos una vez como ustedes… y así nos va ahora…). Dejen por una vez de mostrarnos tropecientas mil veces las escaleras del Congreso, la cúpula de la Casa Blanca, los arbolitos de Central Park y el puente de San Francisco y deléitense con unos decorados que tienen mil años de existencia: Úbeda, Baeza, Madrid… Dejen de mirarse el ombligo con esas peliculillas donde nos cuentan cien mil veces la misma historia de siempre, con el héroe matando al malo en los últimos 30 segundos y largándose al final con la tía buena mientras que sale el the end. En España unos cuantos locos han querido contar una historia muy diferente, dura y amarga como un pepino prematuro, desarrollada en un tiempo y lugar donde “el robo y el engaño era moneda corriente y la justicia estaba sólo un poco más podrida que ahora” (dixit Reverte, el tío). Con unos poderes políticos corruptos que se gastaban el dinero a espuertas mientras tenían en la miseria al pueblo y ni siquiera costeaban adecuadamente a su soldadesca. Esa que se jugaba la vida en los campos de batalla por el capricho e ínfulas de poder y de figurar de sus hijoputeros gobernantes. (Más o menos como ahora, donde Flandes es Afganistan, Irak, Líbano...).
Para una vez que tenemos una peli de la que presumir, por Historia, escenarios, vestuario, diálogos, interpretación, música y hasta millones de pasta gansa invertidos, van los listos de la Academia de España y envían a los Oscar Mayer al mismo cromo de siempre: el almibarado Almodóvar y sus chicas de pitiminí. Si aún me quedaba alguna intención de visionar “Volver”, acaban de quitármela los muy conservadores. Y es que, una vez más, se les ha visto el plumero…