martes, 29 de noviembre de 2005

SINDICATO RICO, SINDICATOS POBRES

Hace unos días, el Gobierno del señor Zapatero ha decido compensar al sindicato amigo UGT por la incautación de sus bienes durante la Guerra Civil española, hace ya la friolera de cerca de 70 años. El premio gordo ha sido de 151 millones de euros. Así hay que tratar a los camaradas sindicales que actúan como correa de transmisión del partido. Agradeciéndoles los servicios prestados y, de paso, pero lo más importante, sembrando una desigualdad económica evidente entre la UGT y el resto de los sindicatos. En unos tiempos en que tanto tienes en el bolsillo, tanto vales, adivina adivinanza quién se va a poner las botas en el ámbito de influencia de los trabajadores.

Naturalmente que el resto de los sindicatos se han puesto de uñas y no amenazan con movilizaciones porque esperan sacar también alguna chuleta del asador zapateril, y porque -excepto la CNT, cautiva y desarmada- todos chupan del bebedero de patos que es el presupuesto nacional. Esa bicoca no se puede perder, por mucha cacicada económica que haga el Gobierno a favor de SU sindicato.

Naturalmente que el Gobierno, con el ministrín Caldera a la cabeza, ha salido al paso para desmentir preferencias, intereses particulares y esas cosas tan feas que los políticos con mando en plaza suelen hacer al menos dos veces cada día, aunque luego digan que eso es una patraña. La cosa va de “reparación ética y moral” por la incautación de bienes padecida por la UGT en la guerra civil decimonónica y en la dictadura posterior. Los chicos del sindicato rival más potente, Comisiones Obreras, han dicho que lo de los bienes incautados no está claro y que aquí sólo se trata de favorecer a los amiguitos en perjuicio del resto de fuerzas sindicales. No les falta ni un gramo de razón. Claro que como CCOO es un sindicato relativamente reciente, no puede ofrecer otros argumentos, a falta de que les toque al menos la pedrea en un futuro cercano. Por ahí se tienen que callar un poco.

Pero hay otro sindicato que sí que estuvo en la pelea cuando la guerra del abuelo: la CNT, un sindicato de tinte anarquista, el más poderoso, el más lanzado y el más independiente de toda fuerza política en aquellos revoltosos y tristes años. O sea, el más perseguido por todos. Así que en plena guerra intentaron aniquilarlo desde todos los frentes -desde el fascio pasando por la misma izquierda- y lo poco que quedó en pie fue zarandeado por la dictadura. Cuando regresó la democracia, y se produjo la resurrección de algunos muertos ya casi en estado de putrefacción (ERC, por ejemplo), todos procuraron de nuevo que la CNT no sacara la cabeza del hoyo. Centristas, derechistas, socialistas, comunistas y hasta el tonto del pueblo intentaron que los sindicalistas anarquistas siguiesen enterrados bajo tierra y, por si quedaba alguna posibilidad, los cuatro gatos que intentaron el revival se pelearon entre ellos, los servicios de inteligencia y la policía se infiltraron en la organización, hubo algunos muertos cenetistas estratégicamente empaquetados y de la CNT no quedó ni la raspa. Hoy malvive en el recuerdo y la añoranza, en plan abuelo cebolleta.

Mas como don Zapatero está por la labor de desenterrar a todos los muertos del pasado, (excepto al Cid Campeador, que era muy facha), los chicos de la CNT -al socaire del regalito ofrecido a la UGT- han salido a la palestra para decir que ellos tenían tantos o más bienes que el sindicato socialista (perdón, psocialista). Pero claro, no les van a dar ni una patada en culo. O a lo sumo, un par de milloncejos de euros para que se los gasten en vinos en una noche de farra y cachondeo. Si Durruti levantara la cabeza no dejaba vivo a nadie de esta historia.

Así que en este mundo de la igualdad y la solidaridad tan entusiásticamente proclamado por las huestes “socialistas” que nos gobiernan en este momento histórico e histérico, gracias al donativo de los 151 millones de machacantes, tenemos un sindicato rico y el resto, a pedir a la puerta de las iglesias. Menos mal que el nuevo rico resulta que ¡oh, casualidad! debe un crédito de 150 millones al Instituto de Crédito Oficial para pagar y hacer frente a aquella estafa de las viviendas que volaron pero que la UGT, a través de sociedades intermedias, iba a construir. Crédito que le está siendo renovado constantemente pues en las arcas ugetistas no hay un puto duro ya que los trabajadores afiliados son cuatro gatos y encima no pagan la cuota del mes. Así que, quien paga ahora es el Jefe, el gran Zapatero. Tomad y comed de estos 151 millones, el ICO os perdonará una parte del crédito -no vais a ser menos que mi ahijado Montilla-, abonáis el resto y lo que sobre lo dedicáis a propaganda y propaganda para que los próximos vencedores de la Champion sindical seáis vosotros, nuestros camaradas del alma, y no esos pelanduscos de CCOO, que en todas las elecciones os dan sopas con ondas porque, para empezar, los trabajadores tontícolas de este país prefieren votar a sindicatos a los que se les vea menos el plumero político-transmisor. No saben lo que se pierden. Y al resto de sindicatillos, que Caldera les mande a casa unas racioncitas de morcilla y calamares -incluida la CNT- y que se las coman bien quietecitos y calladitos, viendo el Plus a ser posible, si es que sus mandamases quieren seguir siendo gente liberada durante mis próximas legislaturas.

En fin, que está visto que hasta en la izquierda hay que tener un buen padrino. En caso contrario te mueres de asco. De asco solidario, quiero decir.

viernes, 25 de noviembre de 2005

PROGRAMA ELECTORAL: SEXO Y TELE

Como, afortunadamente, los españolitos del siglo XXI no tenemos graves problemas ni los vamos a tener en un futuro, nuestros excelentísimos gobernantes ilustrados (eso se creen los muy analfabetos) andan preocupándose básicamente sólo por dos cuestiones: las de atender a nuestra entrepierna y la de ampliar el cubo de la basura televisual.


Lo de la entrepierna es natural. Cuando no se tienen problemas serios en la vida (pagar un piso, salir del paro, llegar a fin de mes…) a la gente le queda todo el tiempo del mundo para dedicarse al asunto del fornicio y alrededores. Si encima eres joven, (o sea, que ni piso, ni paro, ni ná de ná), entonces puedes dedicarte al asunto a tiempo completo. En esta situación, nuestras autoridades, para que disfrutemos de lo lindo, procuran darnos buenos consejos. De ahí la frecuente proliferación de guías y folletos de educación sexual que vienen confeccionando algunas comunidades autónomas y ayuntamientos. Mientras que transcurre ese año de espera para que el otorrino te reciba e intente curarte esa otitis que ya se ha hecho crónica, será bueno entretenerse con los consejos y sabidurías que -para deleite de tus partes calenturientas- han elaborado las planas mayores de algunos gobiernos y gobiernillos.


Ciero que no hace ni puñetera falta que ningún concejal o funcionario desnortado nos diga lo que podemos hacer con nuestros adminículos placenteros -no somos idiotas- pero cómo no admitir que los capullos en algo tienen que entretenerse para justificar la nómina de fin de mes. Verbigracia. No hace mucho, allá por Castilla-La Mancha, sus jerifaltillos editaron una “Guía para chicas” que repartieron en coles e institutos. En ella –según los carcas del Partido Popular- se “alienta a las menores a relajarse y abandonarse en sus relaciones sexuales, e incluso llega al absurdo de tener un capítulo en el que en lugar de aconsejar cómo prevenir embarazos, se dan pautas para saber qué hacer ante un embarazo no deseado”. Otros cavernícolas –el clero, sin ir más lejos- han querido ver también un fomento del lesbianismo, que está muy guay. Qué manera más tonta de atacar los bellos desvelos de la Junta castellano-manchega por sus súbditos. Ahora ha tomado el relevo educativo y consejil el Ayuntamiento de Mallorca, quien en su correspondiente guía dedica varias páginas a la loa y beatificación del pene con consejos tan propios de políticos preocupados por el interés general como “debéis miraros el miembro viril de arriba abajo y no al revés”, “afeitaros el vello púbico si queréis hacer notar el pene más grande, tal como hacen las estrellas de la pornografía”, “el sexo es una cosa de dos o más” y todo un tratado estadístico sobre las dimensiones habituales de los penes españoles (“sean penes ladeados, arqueados….”) e incluso las técnicas existentes para su alargamiento.


Ya que estos pobres desgraciaos que nos desgobiernan no solucionan habitualmente problema alguno (es más, crean problemas donde no los había), espero que al menos consigan que nuestros jóvenes y jóvenas sepan darle al manubrio con la debida maestría, siguiendo aquel bello reclamo del sesenta y ocho que decía: “follad, follad, que el mundo se acaba”. ¿Para cuando otras guías, pero dedicadas a la franja de los cincuentones, esos que ya empiezan a andar de capa caída, o a los viejecitos centenarios? Si es que estos tipos – a los que pagamos demasiado para que no hagan nada provechoso- están mereciendo que les demos por.... atrás, por delante, por arriba y por abajo. Ojo, con la porra electoral, que nosotros somos más civilizados que ellos. Esa que los mande a casita de vacaciones, donde podrán masturbarse tranquilamente hasta el fin de sus días.


Claro que otros llegarán que buenos los harán. Así es de dura y absurda la vida. Pero, mientras tanto, nadie nos podrá quitar la risa. Encima, no sólo se meten debajo de nuestra entrepierna a fisgonear, sino también en el cubo de la basura. En cuestión de meses nos van a elevar exponencialmente el número de canales televisivos disponibles. El vertedero audiovisual amenaza con sepultarnos: hace poco la Cuatro, ahora la Sexta, una veintena de canales TDT, un montón de emisoras municipales y tropecientas de tarots, teletienda y tal. Hay que cultivar el intelecto –afirman nuestros líderes basurísticos-, que no todo van a ser goces y estertores placenteros. También el cerebro necesita educarse y trajinarse. Es ahí donde entra en acción toda esta patulea de nuevas teleles. Sexo y tele. Telesexo. Y todos contentos. Los de a pie y calle, porque así se lo pasan divinamente y los de poltrona y rol gobernante, porque de este modo se garantizan el amuermamiento colectivo del respetable, lo que les permitirá poder seguir sesteando y pastando sin dar un palo al agua. Quiero decir, sin resolver los problemas cotidianos que suele tener la raza humanoide de los curritos y los currantes que les vota.


Camaradas: Para follar no necesitamos de vuestros consejos ni guías sexuales. Para cancerigenar nuestro cerebrín, con un par de teles nos basta. Todas son la misma basura. Vuestra obligación –para eso os pagamos- no es hacernos felices ni entretenernos. Lo vuestro es –con nuestra ayuda- resolver la injusticia social, mejorar la sanidad y la educación, garantizar nuestra seguridad y tantas cosas que no hacéis. Todo lo demás son cuentos de la china. O sea, folletadas.

martes, 22 de noviembre de 2005

MANITAS DE MINISTRO, JE, JE.

Pues me ha gustado tanto el artículo de Pérez Reverte, hace unas semanas, en El Semanal, que hoy va a descansar mi grilleo, sin que sirva de precedente, aunque alguno hay por ahí hace ya tiempo. En su lugar voy a copiar su artículo para que quienes no tragamos con carros ni carretas, ni con carretes ni cotorros, nos congratulemos unos minutos más con nuestra máxima de siempre: “¡Es que no pasamos ni una!”


“Me gustan las ventas de carretera españolas, las de toda la vida, tanto como detesto los autoservicios gigantescos o las vitrinas refrigeradas y el café en vaso de plástico de algunas gasolineras modernas. Ahora, con las autovías, muchas ventas han desaparecido o quedan lejos de las rutas rápidas habituales, pero sigo prefiriendo, cuando puedo, perder media hora para meterme por una carretera secundaria o una vía de servicio y recalar en alguna de las que siguen abiertas, ya saben, camiones aparcados delante, llaveros con el toro de Osborne, perdices disecadas, carteles de fútbol y fotos de toreros, cedés de Bambino y de la Niña de los Peines, botas de vino Las Tres Zetas y cosas así, con la sombra de Trocito y de Manolo Jarales Campos moviéndose por la mesa del rincón. Y también –o quizá sobre todo– me gusta la clientela que frecuenta esos lugares: camioneros despachando el menú del día, trabajadores del campo o la industria cercana, algún putón rutero tomando algo entre dos servicios, y la pareja de picoletos que dice buenas tardes y pide dos cafés con leche. Lo clásico.

Es mediodía y acabo de entrar en uno de esos sitios. Venta murciana común: longanizas y morcillas colgadas del techo, y los currantes de la carretera y de los campos cercanos despachando, en mesas con manteles de papel, el menú del día. Una como aquella de la que les hablaba hace tiempo en esta página, cuando oí al dueño comentar con dos parroquianos: «Venga ya, hombre. A mí me va a decir el veterinario si el cochino está bueno o malo». Al cochino me dedico también esta vez, por cierto. Morcón, longaniza frita, dos dedos de vino con gaseosa. Con o sin veterinario, el gorrino está de muerte. Por eso nunca me haré musulmán, me digo. Muchas huríes y mucha murga, pero no hay cerdo en el Paraíso.

El caso es que estoy despachando lo mío, y entre dos bocados miro alrededor. Las mesas y la barra las ocupan trabajadores reponiendo fuerzas. Me refiero a trabajadores de verdad: camioneros de manos endurecidas por miles de kilómetros de volante, cuadrillas de agricultores, operarios de maquinaria rural, albañiles de una obra próxima. Gente así. Llevan la cara sucia, el pelo polvoriento, las botas o las zapatillas gastadas, la ropa ajada. Entre ellos, hombro con hombro en las mesas, algún negro, algún indio, algún moro. Currantes, en una palabra. Comen inclinados sobre los platos, con las ganas de quien lleva muchas horas sin parar más que para echarse un pitillo. Y huelen bien. Como debe ser. Huelen a sudor masculino y honrado, a ropa de faena, a caretos en los que despunta la barba de quien se levantó temprano y lleva muchas horas de tajo. Huelen, en fin, a hombres decentes y hambrientos, embaulando con apetito, concentrados en el plato y la cuchara. De vez en cuando levantan los ojos para mirar el telediario, donde una panda de golfos con corbata, que no han trabajado de verdad en su puñetera vida, hacen declaraciones intentando convencer a toda España de que la realidad no está en la calle, sino en otra España virtual que ellos se inventan: el infame bebedero de patos que les justifica el sueldo y la mangancia. De nación, me parece que hablan hoy, discutiendo graves el asunto. Manda huevos. De nación, a estas alturas. Y yo miro alrededor y pienso: qué tendrá que ver una cosa con la otra. Qué tendrá que ver lo que se trajinan esos charlatanes, esos cantamañanas y esos hijos de la gran puta –las tres categorías más notorias de político nacional– con la realidad que tengo enfrente. Con esta gente que come su guiso antes de volver al tajo. Con sus sueños, sus esperanzas, sus necesidades reales. Con las familias a las que llevarán la paga a fin de mes.

En ésas estoy, como digo, masticando longaniza, cuando escucho la respuesta. Viene de la mesa más próxima, donde el ventero, lápiz y libreta en mano, cuenta a cuatro hombres de aspecto rudo y mono azul lo que hay de segundo plato: filete a la plancha con patatas fritas, conejo al ajillo o manitas de cerdo estofadas. A elegir. Y uno de aquellos hombres mal afeitados, de manos toscas y uñas sucias de grasa, mientras rebaña con pan los restos de un guiso de habas, patatas y pescado, dice sin levantar la cabeza: «A mí ponme las manitas de ministro». Luego sigue comiendo muy serio. Y nadie se ríe.”

viernes, 18 de noviembre de 2005

CIUDADANOS TONTOS, POLÍTICOS LISTÍSIMOS

En política, la primera ley que funciona es la siguiente: a ciudadanos tontos o burros, políticos listísimos y carotas. O sea, lo que tenemos en España desde hace varios siglos, salvo las excepciones que no confirman la regla sino que la evidencian más claramente.


Cortijillo de Catalunya. Haciendo del amor a sí mismos la primera máxima existencial, los políticos catalanes se llevan el dinero de una manera perfectamente organizada y cuantificada: el 3 % de cualquier inversión, obra o andamiaje. Ellos mismos se lo han echado en cara en un calentón y ellos mismos se han replegado sobre sí tras soltar semejante inconveniencia. El último descubrimiento es que al menos dos partidos de matriz local, el PSC y ERC, han sido perdonados en sus créditos por la Caixa, esa organización de beneficiencia (para que luego hablen de la Iglesia), que se dedica a sablear al pobre ciudadano currante con intereses abusivos, hipotecas kilométricas y toda esa parafernalia de usura perfectamente organizada y legal que utilizan las entidades financieras, mientras que por lo bajini y a escondidas, deja pasar los plazos de ejecución de intereses o la devolución de créditos a políticos y partidos en el poder. Mientras que al currante le cobran hasta el aire que respira dentro de las sucursales, a unos cuantos privilegiados les perdona las deudas a cambio de sólo dos ave marías, un par de opas, unas concesiones aquí, unas rebajitas fiscales allá. Unos privilegiados que ¡oh, casualidad! ocupan el poder político y económico: pobrecillos, tan desnudos de vergüenza y de pasta, que hasta las sanguijuelas del sistema (los bancos y cajas) tienen que acudir en su ayuda. ¿Será ésta la famosa “obra social” de que presumen La Caixa y restantes cajitas de ahorros?


Cortijillo de Andalucía. La Junta de Andalucía ha publicado por la interné los distintos bienes y actividades económicas de todo su ejército de altos cargos. ¿Transparencia? -preguntará el incauto. Recochineo -responderá el Puñetas. Porque resulta que el máximo jefe, el señor Chaves, que lleva viviendo de la política casi toda su vida y al que cajas de ahorros amigas le perdonan créditos con una insultante facilidad, declara (merece letras mayúsculas, el amigo) UN PATRIMONIO CONSISTENTE EN 3.887 EUROS EN LA CUENTA CORRIENTE Y UNA CASA HIPOTECADA. Ojo, patrimonio de él y de su santa esposa. Y digo yo: si dice la verdad, sabiendo que cada año se mete de sueldo cerca de los diez kilos, con muchos que lleva en el invento, ¿dónde lo gasta? ¿Lo entrega a los negritos, a las oenegés, a los vecinos, al partido, o se lo gasta todo en bienes comestibles y bebibles? Y si miente, entonces habría que castigarlo con una patada en el culo, por patrañero y manirroto, aunque ya sabemos que muchos ciudadanos y ciudadanas valoran en mucho que sus gobernantes sean unos derrochadores y embusteros. Por no tener, el bueno de Chaves no tiene ni coche ni una mísera acción o valor mobiliario. ¡Pronto, hagamos una colecta para que el susodicho tenga una vejez sin apreturas económicas! Si es que algunos se tenían que haber dedicado, ¿verdad, don Manué?, a poner ladrillos o a reparar grifos, o a sembrar patatas. Lo hubieran hecho mejor de lo que lo hacen en los ministerios y consejerías, todos estaríamos más contentos y ellos ahora dispondrían de una fortunita la mar de apañada. Porque es que el resto de los altos cargos se encuentran financieramente algo mejor que el gran jefe, pero tampoco tienen una economía como para permitirse muchos lujos y langostinos. Pobrecillos, pero qué mentirosillos son. ¡Iros pa las Catalunyas a hacer negocios más fructíferos con la Caixa!


Los tontos, a pagar y a callar. Pues eso, a cerrar la boca y dar las gracias. Por ejemplo, los 92 propietarios de la calle Juan Ortega de Puerto de la Torre (Málaga) a los que el Ayuntamiento les ha expropiado una parte de su suelo (incluido garaje, en algunos casos) para unas obras de ampliación de una calle cercana. Naturalmente que van a ser recompensados, pero por una cantidad tan ridícula que tras abonar el coste de los trámites y burocracias para poder recibirla, acabarán perdiendo dinero. A unos les costará la broma 60 euros (y el suelo expropiado). Los más favorecidos sólo saldrán perdiendo 15 euros y el suelo. Es cojonudo, ¿no? Te quitan parte de tu propiedad y encima tienes que poner dinero. Eso sí, el alcalde de Málaga y toda la corporación municipal cobra a fin de mes su buena morterá de euros por hacer la vida más grata y fácil a los ciudadanos a sus órdenes. Burros, si es que somos unos burros.


Y colorín, colorao... ¡NO PASA NÁ! El burro a comer cebada y el amo a darse el atracón de migas. El gobernante a seguir presumiendo de demócrata, honradez y sabiduría. El ciudadanín del carajo a seguir aguantando carros y carretas, aunque algunos con muchísimo gustirrinín (hay mucho masoquista por ahí). Y mucho tonto.

martes, 15 de noviembre de 2005

EDUCACIÓN BANANERA (2 DE 2)

Cuando la burricie campa a sus anchas en los ministerios educativos, sean estatales o autonómicos; cuando lo hace desde hace al menos 20 años y cuando ya hemos logrado situar nuestro sistema educativo en la cola de Europa y la semicola del mundo mundial, pretender imponer una ley como la LOE -que viene a asesinar al muerto y ya bien muerto-, no deja de ser una obra de ingeniería mortuoria de la que el partido psocialista se enorgullecerá en años posteriores, cuando ya no quede un estudiante vivo en escuela e instituto público. Eso sin exagerar, que exagerando, no veas.


Antes de aportar algunas soluciones para intentar revivir artificialmente al cadáver, muestro algunas opiniones muy sensatas recogidas del foro de “Periodista Digital”, por ser muy elocuentes. Algunas reman en contra y algunas a favor de la corriente. ¡Si es que hay gente pa tó!:


“Yo no soy franquista ni ahora ni antes, pero la enseñanza que yo he recibido en la época franquista, bachiller y carrera universitaria es un millón de veces mejor que la actual. Todos los conocimientos adquiridos de todas las disciplinas y los datos memorizados (aunque no se recuerden con exactitud la mayoría de ellos) crean un poso que se llama CULTURA. Tengo tres hijos de 25, 23 y 19 años, los tres han estudiado siempre en centros públicos y han sacado unas notas magníficas incluso en las carreras que ya han completado las más mayores y puedo decir que los considero a los tres unos incultos totales, no saben nada de literatura ni de geografía ni de historia ni de física ni de química ni de tecnología y les importa un bledo los temas de actualidad, así me explico que programas como el desaparecido Crónicas Marcianas y el todavía en vigor Gran Hermano tengan gentes que lo puedan ver sin vomitar”.


“Yo estudie sin medios pero con disciplina y en colegio de curas, soy agnóstico, pero aprendí de verdad y hoy tengo mi vida resuelta”. “La sociedad es diversa, heterogénea. Hace más de 15 años, a los institutos llegaban alumnos seleccionados, muchos hijos de papá, y algunos (pocos) hijos de clase "baja". Ahora, hasta los 16 años, en toda Europa se tiene derecho a la enseñanza obligatoriamente. En los centros tenemos unos alumnos que son reflejo de la sociedad, no solo en España, sino en todos los países”. “No se puede educar-enseñar a los niños y jóvenes con la mentalidad del profesorado de hace cien años. Los tiempos han cambiado. Me parece un error atribuir solo a una ley el éxito o el fracaso de la educación”. “Al gobierno le conviene una juventud (por no decir toda la población) ignorante y drogada. Saben muy bien lo que hacen. Viendo a los nietos ir a la escuela, cuando la gente de mi generación casi nunca pudo, y viendo lo que los nietos "aprenden",cada día que pasa me alegro mas de no haber casi ido. No saben leer ni las reglas, la educación y urbanidad brillan por su ausencia, la disciplina, materia que necesitaran cuando sean mayores y tengan que ganarse la vida, ni la conocen. Menos mal que soy mayor...” "Hay un extensísimo mundillo de soluciones. La pose cómoda es la de quejarse y no contribuir, juzgando desde una supuesta altura moral o desde un atril: sea un político de la oposición, unos padres frustrados y permisivos con sus hijos, o un catedrático en un insti”.


De acuerdo con este opinante, demos unas cuantas soluciones para intentar resucitar al muerto educativo. Porque, por mucho que se opine a favor o en contra, una cosa es cierta: “La educación española es la peor de los 25 países de la Unión Europea”, según un informe de la Comisión Europea y recogido por la prensa en estos días. Que algunos no quieran reconocer la realidad es un problema suyo.


¿Cosas que se pueden hacer? Pongamos a funcionar la batidora cerebral a ver qué sale:


Retorno a las aulas de todos los desertores de la tiza (para rematar definitivamente al cadáver). Introducción de las TICs en todos los centros educativos, para que el Emule y la caza de marcianitos contribuyan al desarrollo informático y humano de los estudiantes que aún no tienen cerebro plano. Que los inspectores educativos se metan en las aulas para inspeccionar el asunto y que lo hagan a pelo. Que los conflictos escolares los resuelva una comisión paritaria formada por 5 jefes de banda, elegidos democráticamente a comienzos de curso, con participación de profes, padres y alumnos. Que los conserjes vuelvan a ser guardias civiles retirados (como en la época franquista) para que así haya al menos un santo varón en cada centro educativo. Que los profesores enseñen la vida y no materias muertas como el lenguaje o las mate. ¿Qué tal si las lecciones giran en torno a la Liga Española, Gran Hermano o el último disco de Los Pichas Locas? Que por cada diez alumnos matriculados en un centro educativo público haya un psiquiatra, un guardia jurado, un educador de pollos (para la educación sentimental de la entrepierna) y un árbitro de fútbol (para que se lleve todas las bofetadas y así los chavales liberen adrenalina y se calmen). Que se pongan cabinas o mamparas de separación entre la mesa del profesor y las de los alumnos. Que se invite (sin avisar) a los jerifaltes educativos más cercanos para dar una charla semanal sobre “la convivencia en el barullo cotidiano”, a ver si son capaces de repetir la experiencia.


Tenía más soluciones pero se acaba el espacio, je, je. Reconozco que con ellas el muerto seguiría más muerto, aunque mucho más divertido. Pero es que al menda le pasa como a los del ministerio y delegaciones educativas: no tiene ni pajolera idea de cómo favorecer la educación de este país. Yo, al menos, lo reconozco y –además- no cobro por ello. Los ceporrones rectores educativos cobran por su ignorancia supina y encima pretenden hacernos creer que esto es Jauja. ¡La madre que no los educó!

viernes, 11 de noviembre de 2005

EDUCACIÓN BANANERA (1 DE 2)



Si a muchos nos llegan a decir hace 30 años que, pasado el tiempo y comenzado el siglo XXI, en esta España plural de mentirijillas que nos ha tocado vivir en la segunda parte de nuestras vidas, muchas escuelas e institutos iban a estar vigilados con cámaras de seguridad y guardias jurados (cuando no, la poli al acecho), hubiéramos creído que nos estaban tomando el pelo, la cabeza, el tronco y las extremidades. Y si nos llegan a decir que llegaría un día en que la educación en España sería la peor de toda Europa (y eso que entonces no había tantos países ni paisitos como ahora), nos hubiera entrado la risa floja y la hubiéramos puesto a remojar. Y si, para más inri, nos llegan a decir que el artífice principal de estos desaguisados futuros iba a ser un partido autollamado de izquierdas, que se supone que tiene a la educación como una de sus máximas prioridades, entonces directamente nos hubiéramos ido a por el agorero y le hubiéramos puesto las manos en el pescuezo o de patitas en la calle.


Bueno, pues, visto lo que se ve, el agorero no habría hecho ciencia-ficción. Y es que, ñores y ñoras, chicos y grandes, tontos y listos: hoy disfrutamos de una educación bananera, conseguida a costa de unas leyes impresentables, fruto de unos gobiernos formados por unos “cretinos profundamente incultos”. La frase entrecomillada no es mía (todavía sería más duro y ácido), sino de Javier Orrico, catedrático de Lengua y Literatura de Bachillerato (o sea, un pelanas), autor de un libro que se va a vender como rosquillas, intitulado “La enseñanza destruida”.


Ocurre que este profesor –aparte sus cosas editoriales y tal- sigue trabajando dentro de un instituto, de manera que sabe de qué habla y de lo que vale un peine, no como esos descerebrados que pululan en cantidades industriales por el Ministerio de Educación y la tira de Consejerías de Educación de las Comunidades Autónomas, muchos de los cuales han desertado de la tiza y ahora se dedican a vivir del cuento y del morro, eso sí, mostrando a los profesores que todavía no han podido huir de las aulas que las cosas van requetechuli y que son unos pringaos que no saben hacer ni un diseño curricular ni una ACI ni un desarrollo competencial la mar de guay. ¡Toma del frasco, Carrasco: los que tienen pánico a la tiza, y por eso desertaron de ella, dando encima lecciones a los que todos los días se juegan la garganta, el sistema nervioso y a veces hasta el pescuezo tratando de enseñar a juntar letras a unos alumnos que –pasados los doce añitos- se convierten en los reyes del manbo!


Ahora andan los nuevos cantamañanas del gobierneo con otra nueva ley educativa que vuelve a dar una vuelta de tuerca más a la necedad y estupidez de la ley anterior. ¡Siempre perfeccionando los despropósitos! Y es que todavía quedan logros que alcanzar. No basta que ya en la actualidad uno de cada cinco adolescentes de 15 años tenga dificultades para comprender lo que lee. ¡Hay que lograr que la cota suba a tres de cada cinco!


Pero dejemos que hable el catedrático que de esto (como sujeto paciente y doliente) sabe mucho: “Este fracaso educativo acabará derivando en lo que ocurre estos días en París, que es producto del malestar de la sociedad y de una educación en la que los chicos nunca tuvieron normas, ni reglas, ni moral ni principios”. “Antes los institutos públicos tenían fama, prestigio y ofrecían garantías de calidad, pero con la LOGSE se acabó con dos principios básicos: la educación en libertad y que todo acto tiene consecuencias. Por otro lado, al impedir que los profesores ejercieran una mínima disciplina, como expulsar al alumno, no se enseñó a los chicos que sus actos tienen consecuencias, y se acostumbraron a la impunidad general. No aprendieron a resolverse la vida y ahora quieren que se la resuelvan los demás”.


A la pregunta sobre “¿De qué forma siente este “desastre”, como profesor?”, la respuesta es demoledora: “Nos han cambiado la profesión, no podemos enseñar. Las clases medias se han ido masivamente a la enseñanza privada y concertada porque la pública es desastrosa. Quien más ha beneficiado a la enseñanza privada en España han sido los socialistas. Y ahora lo que quieren hacer, en lugar de mejorar la enseñanza pública, es poner grilletes a la concertada –porque contra la privada no pueden hacer nada- para que el desastre se reparta por todas partes”.


Y en esas estamos. Al moribundo logsiano le van a dar la puntilla con la nueva ley, llamada LOE. Pero es que los conocimientos y la cultura les importan un pimiento a estos burros gobernantes. De lo único que se trata es que la chavalería esté controlada en las aulas para evitar que en la calle haga diabluras. Que se lo pase bien aunque no aprenda, que luego les da por leer y pensar y entonces hasta son capaces de no creer en nuestras mentiras. El Puñetas, que ya mandó a hacer gárgaras hace mucho tiempo a estos desgraciaos que nos desgobiernan -sean de izquierdas, de derechas o ambidextros-, tiene algunas ideas que pudieran paliar (que no solucionar –esto no lo salva ni dios) el actual desaguisado educativo. Pero eso será tras la publicidad, con permiso de mis ocasionales y amables lectores.

martes, 8 de noviembre de 2005

LA ESPAÑA PLURAL, EL PLURALISMO Y OTROS CUENTOS CHINOS (2 DE 2)

Si lo de la España plural es un cuento chino, viendo lo que vemos todos los días, lo del “pluralismo” es que ya supera la ciencia ficción y las mil y una noches . Aquí lo que hay son etiquetas más viejas que Matusalem y Matusalema. Hagamos unos cuantos experimentos.


Un buen día agarras el ratón ese de la interné y te paseas por las principales páginas de la prensa nacional. Verás que las siete u ocho noticias que ofrecen (mira que hay miles y miles en el mundo mundial) coinciden en todo como si fuesen aquellas gemelas del franquismo, llamadas Pili y Mili. Si ojeas los telediarios televisuales, comprobarás estupefacto que la semejanza de imágenes y comentarios alcanza categoría universal. ¡Si es que unas declaraciones de un político o de una señora de la limpieza (que estuvieron largando durante hora y media) salen con las mismas palabras y el mismo corte de siete segundos! ¡Si es que un entrenador de esos que tienen más tiempo el micrófono en la mano que el balón en la pierna, sale ante la prensa, le hacen diez mil preguntas y luego resulta que todas las televisiones ponen en pantalla la misma parida! Tanta unanimidad no es casualidad. Es simplemente, “pluralismo”.


Si te gustan los suplementos literarios, tranquilo colega, lo tuyo es de psiquiátrico porque resulta que todos los periódicos publican el mismo día el mencionado suplementillo. Para que sólo leas uno, claro, o te compres el kiosko entero. Y si lo que te gustan son los suplementos de viajes, nuevamente tranqui, porque tendrás que comprar todos los periódicos del sábado, que es cuando se han puesto de acuerdo los diarios para sacarlos a la luz del día. Esto es, como no podía ser de otra manera, pluralismo bien entendido. Ni mala leche, ni poca idea, ni mente plana ni uniformidad. Puro y duro pluralismo: todos hablando y escribiendo de lo mismo, el mismo día y a la misma hora.


O vete a la radio. Mira que hay emisoras, tú. Pero si hoy juega el Real Madrid con el Chorras Club de Fútbol, todas las radios estarán aullando detrás de la chatarra espacial madridista (antes llamados “galácticos”). Así que si no te gusta el fútbol ya puedes recorrer los varios kilómetros de dial radiofónico que no encontrarás más allá de dos emisoras libres del peloteo. La una emite música clásica y la otra música de Manolo Escobar. ¡Viva la diversidad y el pluralismo! Y así en todas las franjas horarias. Las tertulias, todas a la misma hora. Los programas de análisis deportivos, todos pasada la medianoche. Y en las teleles, el mismo tran tran, pero con imágenes.


Pero, menos mal, que la uniformidad se va a acabar. ¡Llega la Cuatro! Sí, esa nueva cadena del wáter (quiero decir, telecaca) que va a abrir la ventana española a los vientos del pluralismo. “La Cuatro”, esa tele echa por la misma gente que hace diarios, cine, libros, radio, televisión digital y no sé cuantas cosas más. Los mismos de toda la vida: Polanquillo y su trouppe. Y dentro de unos meses, no veas la de teles municipales que abrirán sus antenas. No estarán en manos de desnortados, picarones, gentes de mal vivir o disentir. No, teles dirigidas, mangoneadas y momificadas por el poder político de turno local que, pobrecico, no tiene donde caerse muerto ni posibles para hacer llegar su mensaje tórrido al puteado e inculto ciudadanín. ¡Viva el pluralismo bien entendido, y encima, costeado por los currantes y la morralla!


Ya digo, y decía el otro día. Tenemos una España “plural” que sí nos merecemos y un “pluralismo” que ya quisieran tener los chinitos de la China, a pesar de que son una tropa la mar de nutrida. Y es que, a pesar de tanto remachar con los mismos cuentos y a las mismas horas, luego resulta que la gente apenas se entera de nada. Así, por ejemplo, tras dos años de estar dándonos la matraca publicitaria con el Estatut ese, al menos el 40 % de los currantes todavía no se ha enterado de qué va la cosa. ¿Es una nueva marca de anchoas en lata o el nombre de una película de ? Debe ser que el personal somos muy torpes. Yo creo –más bien- que la plebe, señor, esa que trabaja de sol a sol para poder comprarse un DVD, un teléfono móvil y un cuatro latas con dirección asistida, está mal entrenada y peor dirigida. De modo que, amigüitos, hay que cambiar los métodos de entrenamiento. Si los grandes hitos culturales y sociales que conforman el ocio y la formación del personal son “Operación Triunfo”, “Gran Hermano”, “el Real Madrid-Barça” y la peli o del Plus, dejémonos de las “Obras Completas de Machado” a 12 euros o de la “Historia de España” en 500 fascículos. Utilicemos esos programas y las diversiones al uso para meterle al personal de manera subliminal, entre fellatio y fellatio, entre gorgoritos y gorgoritos, entre gol y gol o entre nominación y nominación, meterles digo, algo de inglés, de matemáticas divertidas, de política financiera o breves nociones medioambientales antes de que se eche a perder la mitad del paisaje que nos queda. Que el personal no es que sea tonto, es que con el tren de vida que lleva, no se entera de nada como no se le motive aprovechando el momento en que disfruta con la cultura popular futbolera y televisual de toda la vida.

viernes, 4 de noviembre de 2005

LA ESPAÑA PLURAL, EL PLURALISMO Y OTROS CUENTOS CHINOS (1 de 2)



Nunca como en la actualidad ha habido tantos recursos informativos y culturales a disposición (y a precios muy asequibles) de los ciudadanos y las ciudadanas, que diría un cursi. A disposición de la gente, vamos. Y tanta oferta y tanto perendengue resulta que sirve de muy poco. Cualquier encuesta que se hace al personal que va por la calle refleja de éste una profunda ignorancia sobre la realidad que nos rodea, sea política, económica o social. A lo máximo, cuatro tópicos y tres frases hechas. ¿Tantos recursos y esfuerzos, para nada? ¿De qué sirve que en un simple kiosko de prensa se vendan kilos de libros –incluyendo las obras completas de Machado, Borges o Neruda, a precios de risa- o kilómetros de cedés musicales, videos y demás parafernalia digitalizada, si luego la morralla con patas que tenemos que sacarle provecho a tanta producción nos quedamos simplemente en la oferta de lanzamiento (que es gratis) y en el porompompero? ¿Nos estamos volviendo estúpidos perdidos o lo que hemos perdido ha sido el norte cultural, pese a tantas y baratas oportunidades?


Chi lo sá. Lo único cierto es que el nivel educativo de los jóvenes y jóvenas, que diría un tarado mental, está por los suelos; que el nivel de información del gentío medio no va más allá de una capita pinturera de banalidades tópicas y que hasta el personal que suele pasearse o ha sentado su soberano culito en los pupitres universitarios, resulta que tiene menos sentido común y menos conocimientos que mi tío Evaristo, muerto ya el pobre, que creía que Cristóbal Colón era un detergente que lavaba mucho.


De modo que con este paisanaje (al que, encima, se está uniendo un paisaje cada vez más uniformado, más moldeado y más destrozado) te llega un Mago de Hoz o un Peter Pan con sonrisa Profidén, te suelta cuatro gilipolleces talentosas y todo el mundo se abre de piernas y de trasero. Y es que ya son muchos años en que a la vaca la vienen preparando -unas veces muy finamente y otras más groseramente- para que a partir de estos momentos cualquier pirómano disfrazado de apagafuegos le meta mano a las ubres y le saque gratis toda la leche. Años llevamos sin leer cinco libros seguidos, sin enterarnos de quienes cortan el bacalao realmente en este país; años viviendo del cuento y la subvención, culturizándonos básicamente con la gente esa que mete goles (cuando los mete) y la que muestra teta y entrepierna bisturizada a falta de cerebrín o vocabulario que lucir. Hemos convertido lo que hace 30 años se prometía un lindo vergel (si es que remiro aquellos carteles electorales de mi primo el Felipe González, allá por el principio de los 80, y me da un ataque de asma) en un cenagal donde nadie sabe la hora que es a pesar de que todo el mundo tiene reloj (y algunos, varios).


Con un mucho de fútbol, un bastante de putillas y putillos destrozándose mutuamente a través de los programas y revistas rosas, un poco de cultureta pasada por la sartén de toda la vida –las tradiciones, el “saber” popular y las identidades culturales eternas-, un a vivir que son dos días y tonto el último, estamos haciendo un pan como unas tortas. O sea, estamos cocinando en su propia salsa y jugo lo que los actuales meapilas que mangonean el cotarro llaman pomposamente la “España plural”. ¿Pero cómo va a haber “plural” si lo que falta es lo “singular”? ¿De qué diversidad vamos a presumir si hasta los sociólogos hispanos están consiguiendo hacer encuestas fiables aplicándolas a sólo 200 muestras humanas más dos mascotas perrunas? ¿Cómo se puede llamar a un país “plural” cuando todas sus fuerzas políticas (menos una, pobre imbécil, a la que se reclama que se una al rebaño) piensan lo mismo? ¿Qué hay de plural en unas organizaciones –desde las sindicales a las empresariales, pasando por las deportivas y las onegeadas- cuyos dirigentes salen elección tras elección por aclamación del más del 90 % de los socios, amigos y amantes? (Al restante 10 % le pilló la votación haciendo sogas en el retrete).


Voy a ser burradamente mordaz. Había mucha más pluralidad social y política (reprimida, pero la había) en una sociedad tan uniformada y agarrada por los cataplines como era la España del franquismo tardío (de los años 70 en adelante) que en esta cosa actual en la que todo se repite más que la morcilla porque el tan cacareado “pluralismo” se reduce sólo a los quinientos mil variadísimos anuncios de propaganda que nos tragamos al cabo del año. Lo diré del modo que todo quisque lo entienda. Este país es un enorme decorado tipo “Operación Triunfo”, donde cuatro maestros analfabetos enseñan al paisanaje cómo cantar adecuadamente (o sea, como ellos desean), limando todo aquello que chirríe por diferente, invendible o demasiado alejado de los cánones al uso. Estas bambalinas se dan en horario matutino, porque en la sesión de tarde y noche el decorado se transforma en un feliz hogar tipo “Gran Hermano” donde la mitad de la vasca hace el vago y la otra mitad se dedica a ponerse verde o decir majaderías, eso sí, con el confesionario como testigo (confesionario laico, ojo, que aquí algo ha cambiado para que nada cambie), con los supercicutas escudriñándonos todo el día para que las normas de comportamiento y pensamiento no escapen a la banda ancha prefijada y de vez en cuando, para que sepamos de qué va el baile, a la puta calle, siempre con el marchamo democrático de la consulta popular y tal y cual, aunque fuera de la casa haga mucho frío y nos espere una pandilla de amigos y amigas a los que los jefes de la programación han alquilado por el módico precio de un billete de autobús y un bocata de chorizo.


Jo, un pluralismo de narices (dicho con palabras actuales: un pluralismo que te cagas), y que se mueve entre dos os ejemplares: el Jesús Vázquez (un transgresor desde su homosexualidad) y la Milá (una luchadora social infatigable desde su conversión antitabaquera y su pedigrí feministoide repleto de cuchicuchis y cuchicheos). ¡Unos generales ejemplares para una tropa estupenda! Lo de menos es que –por encima de ellos- los jerarcas se muevan a veces entre la fisonomía del cabo chusquero aznaril o el comandante adolescente con pinta de zapatero. Ya digo, todo muy “plural” para que la “singularidad” de cada cual florezca marchitamente como clavel reventón en día primaveral. Pura paradoja válida para un anuncio del tipo "Andalucía te quiere", "Somos Cataluña", "España, lo único importante" y otros similares. Hasta que algún siglo de éstos (algo de eso está empezando a pasar ya en Francia, siempre tan adelantada) llegue la puñetera alergia y mande todo el campo, todas las macetas y todas las flores amorosas a hacer puñetas.


PD: El próximo día acabaré esta homilía algo pastosa –fruto de un viaje espacial al más allá y de un achacoso resfriado- echando unas risas sardónicas sobre los mandos intermedios de este ejército social armado de golosinas que presume de vivir en la diferencia cuando en realidad lo forman clones más uniformados que los que aparecen en la saga esa de la Guerra de las Galaxias. De allí acabo de llegar, precisamente.


martes, 1 de noviembre de 2005

EL COÑEO DEL CAMBIO DE HORA Y LA CHORRADA DEL HALLOWEEN

Ya tenemos nuevamente el cambio de hora. Ya tenemos trabajo durante toda la semana: hay que adaptar todos los relojes de casa, del trabajo, del coche... La hora que ganamos esta vez, la tenemos que echar en ponerlos nuevamente en el horario correcto.

Francamente, a Juan Puñetas le sienta como una patada en cierto sitio muy sensible este indeseado cambio de hora. La cosa ya viene desde que se instauró la dichosa costumbre allá por el 74, con el argumento de que al aprovechar al máximo la luz solar, se economizaría energía. Pero uno no acaba de entenderlo pues si en el verano ahorramos la tira de energía, según dicen los mentirosos gobernantes y sus sicarios estadísticos, ¿para qué cambiar el horario en el invierno? O si el horario de invierno es acojonante, ¿para qué cambiarlo en abril? La UE ha hecho indefinida esta medida del cambio de hora: en abril nos roban una hora y en octubre nos la regalan, pero en ambos casos nos timan mental y corporalmente.

Les preocupa poco a los muy cretinos los problemas de adaptación de la gente a los nuevos horarios, especialmente en los sectores más sensibles como son los niños y ancianos. Lo que les interesa demostrar es que disponen no sólo de nuestras vidas si no de nuestro tiempo y que lo pueden modificar cuando les venga en gana. Digo que si alguien quiere aprovechar mejor la luz solar, que se levante antes o se acueste más tarde, que abra la fábrica o la tienda cuando más le apetezca o le interese. Pues no, esto sería permitir que la gente actúe autónomamente y por sí misma. Al contrario, se trata de hacer que todo el mundo claudique y pase por el aro que manejan ellos, los que -como decía W. Allen -, en vez de procurar soluciones, provocan problemas.

Pretextan un ahorro. Leo en la prensa que "una familia española puede reducir su gasto de electricidad en 60 euros en todo el semestre".

En realidad lo que les encanta es mangonear en nuestro tiempo. Este intervencionismo -además- provoca enormes disparidades pues mientras a unos beneficia, a otros perjudica, pero ello a estos tipos que nos gobiernan (da igual el país que sea, todos se han apuntado al carro del cambio horario) les importa un pimiento o un tomate. Si realmente pensasen en nosotros, sus pobres desgraciados, harían cosas más interesantes y divertidas: por ejemplo, retrotraernos por real decreto diez años atrás, con lo cual seríamos diez años más jóvenes; o alargar tres meses el verano, con lo que podríamos disfrutar más tiempo de las playas; o disminuir las horas de la jornada laboral en diez minutos. Pero entonces estarían haciéndonos un favor y para eso no están mentes tan ilustres. Así que cambian la hora dos veces al año y nos toman el pelo a nosotros y a la naturaleza con el cuento chino del ahorro. ¡Menudos pájaros!

P.D. : Las seis de la tarde y ya ando con la luz eléctrica encendida. ¿Ahorro, capullos? ¿Qué ahorro? Lo que sí habéis conseguido es que mis biorritmos se hayan vuelto locos y ande con un cabreo de mil pares de narices hasta conseguir volverlos al redil. ¡Majaderos!

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Entre las numerosísimas chorradas y memeces que los americanos de los USA practican (tampoco los españoles les vamos a la zaga, que conste), la fiesta del Halloween merece estar en uno de los primeros puestos. Esto de ahuecar una calabaza para pintarla y llevar el miedo al prójimo vestido de bruja o drácula, es que da la risa. Cierto que de eso se trata, de reírse de la muerte y del miedo. Pero hay métodos mucho más inteligentes que esta majadería de disfrazarse de fantasma o de calabazón. Debe ser que la vida en los EEUU es la mar de aburrida, aunque cada segundo alguien sea asesinado. Y es que allí vive mucho personal y hay que tener muy mala suerte para que a uno le toque el psicópata de turno con la pistola al cinto o la navaja en la mano. Aquí, en Spain, sin necesidad de calabazas ni disfraces nos lo pasamos de miedo sin tener que montar fiestecitas tan cursis. Aquí hasta llamar por teléfono es un acto guay por emocionante, pues o te graban sin tu permiso, o pierdes un ojo de la cara por el precio, o se te corta la conversación y la sangre diez mil veces. Hasta coger el coche es como jugar a la ruleta rusa pero con más emoción y velocidad. La verdad es que no entiendo la maldita gracia que hace el Halloween de las narices a algunos hispánicos, cuando aquí tenemos nuestros propios inventos, la mar de cotidianos y rutinarios que asustan y divierten con más eficacia. Con lo acongojante que es acercarse al cementerio a oler la muerte directa.

Además, donde se pongan unas calentitas castañas asadas, unos buenos huesos de Santo o un par de buñuelos de nata (con lo caros que van, con dos va que chuta) que se quite la gordinflona calabaza. Además, ¿no tenemos ya el carnaval del Estatut, de la Campion Li o de Operación Triunfo? ¿Qué necesidad tienen algunos majaderos de buscar emociones fuertes halloweeanas si ya tenemos al mago Zapatero, que nos está dando una legislatura de muerte?
Dejemos que los norteamericanos sigan haciendo el panoli en su tierra y no importemos fiestezuchas que más que miedo dan lástima. He dicho.