miércoles, 30 de marzo de 2005

LOS TONTOS QUE SE IBAN A SUICIDAR

Si el lunes hacíamos referencia a la muerte -por real decreto judicial- de la estadounidense Terry Schiavo, hoy hemos de referirnos forzosamente a una problemática parecida, aunque con menos meneo informativo, menos debate y parca intervención de los buitres que nos hacen y deshacen la vida: políticos, jueces, medios informativos, etc.

El asunto lleva coleando desde hace tiempo, especialmente por tierras japonesas, donde es habitual y secular que algunos pacíficos ciudadanos se hagan el harakiri para irse de turismo al otro mundo con la barriga abierta de par en par. Claro que los tiempos cambian y ahora en vez de coger el sable y metérselo por el ombligo y sacarlo por la rabadilla, es más eficaz y menos doloroso el abrir la espita del gas o tragarse una tonelada de pastillas con un poco de agua. Y como morir en soledad no tiene ninguna gracia y es muy aburrido, el personal decide ahora suicidarse en petit comité, para que así el acontecimiento pueda salir en los telediarios, alcanzando la gloria televisiva aunque sea durante medio minuto y después de muertos. Cosas de las ansias de fama y de la estupidez del homínido del siglo XXI.

Como era de esperar, la moda del suicidio colectivo acabaría exportándose a otras latitudes, y entre ellas tarde o temprano llegaría también a España, donde tenemos por costumbre copiar todo lo extranjero, pero sólo en la versión tontuna o negativa. Dicho y hecho. El 20 de marzo los periódicos y otros medios de información trágica nos informaban que tres jóvenes habían sido detenidos por intentar suicidarse en un pequeño pueblo zamorano llamado Lober de Aliste.

Resulta que los tipos se habían conectado a través de internet y mediante un foro iban desgranando los pormenores del suicidio, tal que si estuviesen escribiendo un guión cinematográfico, cuidando todos los detalles y toda la escenografía. Pero, como ocurre en las películas de mentirijillas, dos mirones se interpusieron en su camino, les fueron dando carrete, se incorporaron a la intriga y cuando los tres meloncillos ya tenían todo planificado, desde el alquiler de una casa en un pueblo recóndito y desconocido, hasta la compra del monóxido de carbono, la policía se presentó inesperadamente y puso un brusco the end al film. Un coitus interruptus en toda regla. Los mirones resultaron ser periodistas de la tele, que decidieron que aquella comedia no debía acabar en tragedia, pues les daría para hacer varias horas de reality show, y se fueron con el cuento a la poli.

Y, oiga, nadie ha dicho ni criticado nada de todo este asunto. Nadie se ha metido con las chicas de la prensa por entrometerse en foros ajenos. A nadie se le ha ocurrido culpar a la policía por interrumpir tan buena causa como el suicidio programado de tres mayores de edad en uso de sus facultades políticas, vitales y mentales en toda regla. Por supuesto que nadie ha puesto en entredicho que, por orden de un juez anónimo, los tres jóvenes –todos ellos titulados universitarios- fuesen internados en un centro psiquiátrico de Zamora. O sea, que porque te quieres ir de viaje al otro barrio, te acusan de loco, te ponen la camisa de fuerza y te encierran entre cuatro paredes, rodeado de locos de verdad. ¡Esto es cosa de locos!

Y digo yo, que tengo hoy una vena la mar de comprensiva: si los tres chalaos (no locos, ojo) estaban aburridos de vivir, o sea, de ver siempre a los mismos políticos desde que nacieron, de vomitar ante la basura televisual, si no les gustaba el fútbol y ya la play station no les hacía tilín, y deciden darse el piro hacia otra realidad menos dolorosa y aburrida, ¿por qué negarles esta santa voluntad? ¿Es que para poder dejar voluntariamente el mundo, o que te desenchufen los cables de la alimentación, o que esté bien visto tomarse una pastilla de cianuro -como hizo el aplaudido Sampedro de “Mar adentro”-, tiene que estar uno/a en estado vegetativo, o arrastrar una historia digna de convertirse posteriormente en una película de Oscar? ¿Cómo se explica defender la vida en unos casos y justificar la muerte o el suicidio en los otros?

No sé contestar a estas preguntas y los buitres que nos desgobiernan y los que imparten injusticia, me temo que tampoco. Los tíos suelen actuar en función de cómo les ventea el vientre, según el día, la hora y sus prejuicios burro-ideológicos. Lo único que tengo claro es que estos tres chavales fueron más tontos que Abundio, porque cualquier descerebrado sabe que suicidarse es lo más fácil del mundo: desde montar en un utilitario y lanzarse a la carretera a darse un atracón de chorizo con huevos fritos, pasando por asistir a un mitin de Zapatero o ir a ver un partido del Real Madrid. Lo que no es de recibo es montar el numerito de estos tres cagamandurrias: planificarlo todo al milímetro en un foro público, gastarse un montón de pelas en ADSL, logística, viajes y en alquilar una vivienda situada en el quinto pino. Precisamente si el suicidio está penado por nuestras locuelas autoridades civiles, militares y eclesiásticas es porque llevarlo a cabo no cuesta un duro y uno se borra de pagar más impuestos. Así que a estos chavales –por gilipollas- habría que encerrarlos no en un psiquiátrico (no están locos) sino en un centro de reinserción educativa. Y, de paso, a todos los profes que les aprobaron en su deambular por la Universidad. Que esa es otra…

lunes, 28 de marzo de 2005

CUANDO VIVIR ES UN MALMORIR O MORIR ES UN SINVIVIR

La estadounidense Terry Schiavo llevaba 15 años en estado vegetativo y se mantenía con vida a través de una sonda por la que la alimentaban. Ahora, a la pobre, le quedan dos telediarios gracias al triunfo de las tesis de su marido, corroboradas por los jueces. Su familia sanguínea (padres y hermanos) ya no pinta nada en esta historia. En un par de días, tras una agonía por falta de pan y agua, todo se habrá acabado.

Quizás hace quince años que la historia terminó y todo este tiempo sólo ha servido para mantener la vana ilusión de unos padres incapaces de comprender el drama humano de su hija. Aunque quince años es mucho tiempo para mantener una ficción y por eso, a uno –sentimental en el fondo- le admira más el tesón y la fe de esta gente que la actitud del marido, harto a lo que parece de prolongar artificial e inhumanamente una situación con nula esperanza de solución.

Al final el esposo es el que se saldrá con la suya gracias al providencial apoyo y refrendo de la justicia norteamericana. Sus funcionarios más selectos han dicho que ya está bien, que no merece la pena seguir en una lucha perdida y que ellos tienen derecho a intervenir en el asunto aplicando las leyes con que los políticos habitualmente se limpian el trasero. Su sentencia ha sido clara y unánime: Terry está ya en el otro mundo, a falta sólo de un pequeñísimo empujoncito en forma de ayuno. Fuera tubitos que alimentan artificialmente a una vida muerta.

No sé qué es lo mejor en estos casos, pero desde luego me parece que aquí los jueces y los políticos no pintaban absolutamente nada. Un juez no es nadie para determinar que una persona viva o muera, sea condenándola a la silla eléctrica, sea acordando que le quiten los tubos que le suministran alimento. Si la afectada Terry no manifestó su opinión al respecto cuando estaba en sus cabales, sólo queda que tome una determinación su círculo familiar más próximo con el debido asesoramiento médico. Y si hay dudas o posturas enfrentadas, entiendo que debe optarse por la vida. Igual que cuando en un juicio se opta por la inocencia cuando no se tiene la certeza sobre la culpabilidad del enjuiciado. Y que no me vengan con historias de matices, adjetivos y otros perendengues. Las personas o estamos vivas o estamos muertas. No hay término medio.

Planteémonos varias preguntas de forma absolutamente directa: ¿Quién demonios es un juez para decidir sobre si yo debo vivir o morir? ¿Por qué, en casos de duda o de enfrentamiento familiar, no se opta por la vida? ¿Por qué si no hay consenso social clarísimo y mayoritario, no se defienden las posturas que optan por la conservación y el aliento vital? Es curioso comprobar como los que están contra la pena de muerte defienden el desenlace final en casos como éste. Y a la inversa, quienes quieren prolongar artificialmente una vida ya casi inexistente y en cambio no tienen el más mínimo escrúpulo en defender que a un asesino confeso el Estado se lo cepille limpiamente. Me parece a mí, pobre descerebrado, que a la vida debe defendérsela sin matices, sin sensibilidades, sin adjetivos, no escogiendo sólo aquellos casos que convienen o interesan a nuestro discursito político o religioso. Pero ya digo, al final todo es pura masturbación dialéctica porque el tema “no nos afecta personalmente a nosotros” pues si alguna vez ocurriera, adivina tú por donde saldrían nuestras neuronas.

Miedo me dan tantos benefactores de la humanidad que se dedican a masacrar la vida ajena en nombre de la ley o de la barbarie. Miedo me dan esos jueces que se meten donde no les llaman o que no saben declararse incompetentes en ciertas materias. Pánico siento cuando los políticos mangonean en todos estos asuntos. Dejó dicho Einstein que “Dios no juega a los dados”. No estoy muy seguro, en el caso de que exista Dios, que tampoco es seguro. Pero lo cierto es que quienes sí juegan a los dados todos los días son numerosos humanos simplemente porque visten de toga, tienen un micro delante o una pandilla de paletos les han elegido para que les gobiernen sus vidas y haciendas. Menuda Historia nos contempla y menudo Futuro nos espera con estos buitres tan excelsos. De la mayoría de los mortales, o sea de las tórtolas y avecillas, hablaremos el próximo día, que esas también tienen mandanga.

miércoles, 23 de marzo de 2005

EL TIMO DEL LADRILLO

El otro día hablaba de los buitres de los bancos y cajas de ahorros que ganan el money a espuertas con el sudor de nuestro dinero, ese que les confiamos tan despreocupadamente. Hoy, una noticia de Ausbanc (Asociación de Usuarios de Servicios Bancarios) me brinda la oportunidad de hincarle el diente a otro sector económico tanto o más sanguijuela que el bancario. Sí, amiguitos y amiguitas. Me estoy refiriendo a las promotoras, constructores de viviendas y destructores de paisajes, inmobiliarias y personal vario que chupa la sangre mediante el timo de la construcción y el ladrillo.

Dice Ausbanc que alrededor del 50 % de las quejas que recibe al año se refieren al sector de la construcción. Y no habla del jaleo que los ciudadanos tienen con los bancos y las hipotecas -que también-, sino de las complicadísimas relaciones entre el comprador y la constructora o promotora. Refiere los retrasos en la entrega de llaves, pisos que nunca llegan a construirse, calidades de la vivienda a la baja en relación a las prometidas a la hora de su compra y otras cosillas sin importancia. Lo raro es que algún cabreado comprador no se haya llevado por delante a ningún promotor o constructor, aunque es comprensible porque los carotas nunca dan la cara, que para eso están las inocentes chicas del chiringuito donde se venden los nichos (no hay errata, he escrito nichos y no pisos).

Alguien podrá razonar que ante tanto trinque ladrillesco, hay que ser tonto para meterse en comprar un piso. A esperar, barajar y que lleguen mejores tiempos. La cosa no es tan fácil pues la situación es peor cada semana que pasa. Tampoco hay otra orilla a donde acudir pues en el sector de la construcción no hay competencia real ya que las promotoras y constructoras están conchabadas en el mamoneo, la vivienda de protección oficial brilla por su ausencia y de la de alquiler mejor no hablar. Para robar con el tema de la vivienda, a veces no hace falta ser promotor: basta tener un pisillo de mala muerte por el que se pide al futuro inquilino una cantidad desorbitada y con la garantía de que cuando al dueño se le antoje tendrá que dejarlo libre. Ah, y todo sin papeles escritos para evitar pagar a Hacienda. O lo tomas o lo dejas, pringao, dicen estos particulares del alquiler, tan capullos o más que los profesionales de las grandes promociones urbanísticas. (No todos los que alquilan son así pero son así muchos de los que alquilan). De modo que mucho personal no tiene más remedio que tragar y callar. O irse a vivir debajo de un puente.

Un amigo acaba de recibir las llaves de un pisito (unos 70 y tantos metros inútiles). Más de 30 millones de las antiguas pesetas le cuesta la broma: toda la vida con el aliento del Banco detrás suyo y una hipoteca a pagar hasta que se jubile o se pudra. ¿Y qué se encuentra el camarada cuando –todo ilusionado- abre de par en par la puerta de su nidito de amor? Lo primero, que el piso está más asqueroso que una calle tras sufrir los efectos del botellón juvenil. Las paredes tienen fotografiadas todas las huellas de quienes han trabajado en el invento. La pintura es una vulgar “colamina” que cuando pasas la mano por la pared te la vuelve blanca. ¿Cómo tienen la desvergüenza de entregar un piso con este lamentable estado de suciedad? Armarios llenos de virutas, azulejos desencajados, solería de varios colores, puertas ralladas, un tendedero donde no caben ni dos calzoncillos. Y no sigo con los horrores porque aquí prima el humor frente al lloro.

Dicen que le arreglarán algunas cosas, pero lo que no podrán arreglar ya es la caradura y la estafa de ellos y el mal humor y la depre del comprador. Si los gobernantes y la justicia se dedicaran de verdad a proteger a los ciudadanos y a los consumidores y no a tomarles el pelo con las mentiras de siempre, mi amigo en estos momentos habría puesto una denuncia, los responsables se le habrían arrodillado pidiéndole perdón y mil excusas y hasta le habrían compensado –detrayéndolo de sus ingentes beneficios- amueblándole gratis todo el piso. Muy al contrario, que no se le ocurra dejar de pagar un mes tras otro porque le embargarán el puñetero nicho al más mínimo retraso.

Mi amigo ya tiene un lugar donde al menos esconderse de la intemperie. Lo primero que ha comprado ha sido una escoba, lejía y pintura. Pero ha jurado que si algún día cae a tiro algún jerifalte de la promotora (que no caerá), por sus muertos que le mete la escoba por el culo hasta sacársela por la boca. (Mi amigo es así de burro). Menos mal que a los españolitos –como a él- se nos va la fuerza por la boca (menos a los de ETA), que si no esto sería imbarajable, entre tanta gente puteada y tantos descarados puteadores. Desde hace unos días, por ahí anda el hombre, viviendo en su nuevo nidito en un rincón de la ciudad. Lo encontrarán mascando su amargura y mala leche en “Residencial Babilonia, escalera 9ª, puerta 86”. Pero si se lo encuentran, por si acaso, no digan que trabajan en la construcción. Quedan avisados.
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Hasta el próximo lunes, amigos.

lunes, 21 de marzo de 2005

MAMÁ, QUIERO SER BANQUERO

A finales del año pasado, los directivos del Banco Popular (que de Popular no tiene nada), salieron con el cuento de que iban a cobrar una comisión por usar los cajeros de sus oficinas fuera del horario de caja. Concretamente, querían birlar 0,3 € a sus propios clientes. Nada menos que 50 de las antiguas pesetas, con las que allá por el año 2.000 (antes del criminal subidón de precios con la llegada del euro) te podías tomar un café, comprar un periódico y hasta comprarte diez bolsas de pipas –hoy no te aceptan los 30 céntimos equivalentes ni como propina.

Alguna gente puso el grito en el cielo y la mano en su cartera por semejante desfachatez. Primero porque los cajeros automáticos trabajan las 24 horas y no sólo en horarios de oficina; segundo porque la apuesta por los cajeros ha partido de la propia banca, que es la que ha hecho su agosto con la misma, despidiendo o no contratando personal; y tercero porque es de un morro de alucine el que te quieran cobrar comisión por sacar TU dinero en TU mismo Banco.

Tras las protestas el Banco Popular se echó para atrás (y con él todas demás entidades de ahorro, que estaban al acecho), aunque estoy seguro que este retroceso es para tomar carrerilla y fuerza para embestir la próxima vez con más ahínco.

En estos últimos días están saliendo a la luz los beneficios que los Bancos y Cajas de Ahorros tuvieron el año pasado. También es de alucine. “Las cajas andaluzas ganaron 516,7 millones en 2004, un 23,4 % más”. Eso las cajas de ahorro de una de las comunidades autónomas más deprimidas económicamente. ¡Qué no ganarán las mejor situadas territorialmente! “La banca ganó 7.766 millones en 2004, un 23,4% más, pese al pago de prejubilaciones”.

Pese a ganar estas millonadas, con unos incrementos astronómicos respecto al año anterior (la inflación anda por el 3-4 %), encima los muy capullitos querían cobrar a sus usuarios por sacar dinero de sus propios cajeros automáticos. La avidez, la gula monetaria y las ganas de esquilmar a sus propios clientes no conoce límites para estas entidades que si son algo se lo deben precisamente a esos mismos clientes y que si hacen tanto negocio propio es gracias al dinero ajeno. Pues nada, quieren sisar aún más. Y lo conseguirán cualquier día, de modo que el horizonte próximo será que cada vez que saques dinero del cajero automático de tu sucursal, aunque sea en horas de oficina, te cobrarán una comisión. Ya lo hacen hasta por enviarte SUS cartas informativas en las que encima te meten publicidad y propaganda propia.

¿Y quién parará los pies a semejantes buitres, que acabarán alimentándose al final de carne humana? Si algún subnormal piensa que cualquiera de los multicientos gobiernos que tenemos en el país, va dado. ¿Cómo van a ir contra la mano que no sólo les da de comer sino de la que ellos mismos sacan buena tajada? El asunto tiene difícil solución pues hoy día estamos obligados prácticamente a tener una cuenta en semejantes antros. La rapiña está perfectamente organizada, regularizada y constitucionalizada. Sólo nos queda a los mortales elevar nuestras maldiciones al cielo y que algunas de ellas se hagan realidad. Aunque no caerá esa breva, claro.

PD: Su última cruzada pretende hacerse con la pasta de los más de 3 millones de emigrantes que hay en España. Que Alá y todos los dioses del universo les pille confesados. No saben en qué manos van a caer.

viernes, 18 de marzo de 2005

LA AZOTEA DE WYOMING ESTÁ MAL

El título de este comentario no pretende insultar o enemistarme con el gran humorista, showman o lo que sea, el llamado Gran Wyoming. Es una manera burra de titular, parecida y provocadora al modus operandis del susodicho.

Siempre me ha gustado este tipo. Su humor era ágil, irreverente, iconoclasta, fuera de lo común y nada prefabricado. Cuando (con la madurez) empezó a instalarse, o sea, a colocarse al sol que más calienta, fue a menos. En Telecinco, durante los años que estuvo al frente de “Caiga quien caiga” aún mantenía similitud con el Wyoming primitivo. Eran años en que despotricaba de la televisión pública, gobernada entonces por Aznar y sus ahijados. Pero el hombre, para hacer méritos una vez abandonada su independencia política y humorística, empezó a salir en cualquier movida de los que se autoproclaman “la izquierda política del país”, o sea, "los buenos", según palabras de ese apostol llamado Peces Barba. Y entonces empezó a olerle el sobaco a chamusquina, su humor y crítica empezó a direccionarse peligrosamente siempre contra los mismos (la derecha, claro) y a perder esa independencia mental que debe tener alguien que pretende vivir del ingenio, de la crítica y de la mordacidad más llamativa. Empecé a verle más como un funcionario humorista al servicio de “las fuerzas del progreso” que como un exacerbado desmitificador de todo lo que huele mal, proceda de donde proceda. Y que se sepa, tanto los que se proclaman de derechas, como los que presumen de izquierdas, mean y cagan por igual.

Como era previsible, en cuanto los camaradas a los que se arrimó descaradamente en los últimos tiempos subieron al poder, le agradecieron los servicios prestados con un programa en hora punta y… en la televisión pública. El Gran Wyoming ya no consideraba a la TVE la cadena de los horrores y la corrupción pues los jefes ahora habían cambiado de camisa (de azul a rojilla, aunque siempre de marca exclusiva) y, naturalmente, ÉL trabajaba ahora en esa gran casa, en la que desde su nacimiento no hay una brisa de aire que se mueva libremente sino es porque la impulsa obscenamente el partido gobernante de turno.

Digo que “trabajaba” porque nuestro Gran Hombre ya ha sido defenestrado, muy a pesar de los pesares suyos y de sus jefes. Y es que no se comía una rosca en cuanto a audiencia. Esto es lo malo que tiene el identificarte demasiado con una doctrina, una ideología, un grupo de presión o una mafia audiovisual: que los espectadores te calan a la primera y te abandonan a la segunda, pues es muy aburrido que les quieran amargar el pepino siempre con la misma cantinela. Es la diferencia entre ser poliédrico o ser plano. Lo que ganas en seguridad y confort, lo pierdes en adhesión del populacho. Así que tras cambiarle la hora de emisión a ver si así el pájaro remontaba el vuelo, los nuevos comisarios políticos que mangonean en la televisión pública (por supuesto no con sus dineros, sino con los nuestros), se han visto obligados a darle puerta, hibernarlo una temporadita y a ver qué pasa.

Menos mal que los despidos con pan, jamón, caviar y millón y medio de euros no le sientan mal a nadie. Este colchón de seguridad, ganado entre el amigo y la productora del programilla (titulado “La azotea de Wyoming”, de ahí mi desmitificador título a este comentario), servirá para que las lágrimas por el cese laboral sólo sean de cocodrilo. Y es que, por una vez y sin que sirva de precedente, coincido plenamente con lo que dijo –tras el despido- la vocal del PP en el consejo de putrefacción de TVE: “Si no te reciclas y tus contenidos son más viejos que la tos, y tu visión sectaria y partidista, a la gente le produce rechazo”. Es una pena, pero así es. Todavía no es tarde para volver a ser Grande aunque tengo la impresión que –con el paso de los años- Wyoming prefiere la seguridad de los acólitos a la incomodidad de los que –sin renegar de su ideología- prefieren la inseguridad en las aguas procelosas de la independencia mental y laboral.

miércoles, 16 de marzo de 2005

EL CASTRADOR Y SUS INTELECTUALOIDES



Entre el 14 de marzo y el 22 de abril del 2005 tendrá lugar en Ginebra el 61 período de sesiones de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, un departamento de vividores aún más inútil y corrupto que la casa matriz neoyorquina. En esas fechas los pichafrías de la ONU analizarán la situación de los derechos humanos en diversos países como Cuba, Corea del Norte, Bielorrusia, Colombia, Sudán y así. De China, Rusia, numerosos países islámicos y hasta los EEUU no se dirá nada. Pero bueno, menos da una piedra, porque los países citados no destacan precisamente por tener unos gobernantes que respeten mucho la humanidad de sus lacayos. Y entre ellos sobresale con luz propia la famosa Cuba de Fidel el Castrador.

Así que los partidarios del dictador han comenzado a labrar la ofensiva correspondiente desplazando el foco de atención hacia los USA, como es natural. “Una vez más el gobierno de los Estados Unidos, presionando a los países miembros, intentará que sea aprobada una resolución contra Cuba", expresa un texto firmado por un grupillo de “intelectuales” de distintos países. Y siguen el relato de esta guisa: “El gobierno de Bush, perpetrador de las torturas en Guantánamo, las violaciones de Abu Ghraib, la destrucción del patrimonio cultural de la civilización mesopotámica, el asesinato de decenas de periodistas, la masacre de Faluya y el establecimiento de un atroz control totalitario de su población civil, pretende tener la fuerza moral para actuar de fiscal contra Cuba”.

Como los USA no son precisamente una hermanita de la caridad (aunque lo del "atroz control totalitario sobre su población" mueve a carcajada), Castro tiene la justificación perfecta para que Cuba siga enquistada en la historia de siempre durante los próximos cien años: la isla es el paraíso terrenal y los millones de cubanos que están en el exilio son unos mercenarios que se van a enterar de lo que vale un peine el día que se queden calvos. Que esto lo digan a voz en grito los que viven del rollo en la misma Cuba, pues vale, pues qué bien. Pero que haya intelectualoides de pacotilla que habitan cómodamente en sus democráticos chalés con aire acondicionado a miles de kilómetros de distancia, es cuando menos surrealista.

Los medios pro-Castro resaltan la enorme importancia del apoyo “de novecientos intelectuales de prominencia internacional”. La cantidad de acólitos es ridícula y mínima, pero para los que maman de las tetas de Fidel representa una inmensidad. Entre los intelectuales se encuentran desde el escritor comunista Saramago (a sus años ya no tiene ganas de renunciar a nada) al famoso cantante Joaquin Sabina (autor de unos cuantos versos cantables en noches de parranda y fumata) pasando por “gente prominente del cine” como el famosísimo argentino Fernando Birri, muy conocido en su casa a la hora de cenar o “la bibliotecaria yanqui Ann Sparanese” (textual). Sólo falta mi tío Rigoberto Fernández, pintor de brocha gorda en sus ratos libres, que hubiera puesto su firma al pie del manifiesto de apoyo a Castro, si no se hubiera muerto hace 30 años, cuando Fidelito sólo había matado a unos pocos gusanos. O sea, que los firmantes serán intelectuales para Castro y sus cuates, pero para la inmensa mayoría del personal que tiene ojos para ver y orejas para escuchar, no son más que momias en proceso de desintegración ideológica. Así que como homenaje personal a estos intelectuales de pitiminí, tan añejos y tan ciegos, aquí van un par de chistes sobre Fidel el Castrador, al que Stalin pronto acogerá en su seno.

* Fidel va a su astrólogo y le pregunta: -¿Que día moriré? -Comandante, morirá un día de fiesta nacional.

* -¿Qué edad tú me echas?-- pregunta Fidel a Pepito. -Setenta años, comandante. -Muy bien, exacto, ¿y cómo la calculaste? -Comandante, es que yo tengo un tío medio hijodeputa que tiene treinta y cinco.

* ¿Tú sabes, Pepe, que estoy por creer que Adán y Eva eran cubanos? -Y eso por qué? -Porque no tenían ropa, andaban descalzos, no los dejaban comer manzanas, y les insistían que estaban en el paraíso...

lunes, 14 de marzo de 2005

MAREANDO LAS MATRÍCULAS

Hace cuatro días, cuando el señorito Aznar gobernaba, se armó la marimorena porque decidió cambiar el sistema de matrícula de los coches, por agotamiento numérico del entonces vigente. Aquello, aún lo recuerdo y se me abren las carnes, movió al personal hispánico a cientos, qué digo, miles y miles de comentarios, debates y peleas porque unos querían que siguiese el distintivo provincial, otros que apareciese el autonómico, otros que sólo la E de Europa y España… Cada quisque tenía su predilección personal. Al final salió lo de llevar el distintivo europeo con la E de España y unas letras y números.

Aquello resultó grato a una gran mayoría porque su querido coche (más amado que la señora y los peques) podría circular por el vasto país en plan anónimo, sin que ningún pueblerino, desaprensivo o chorizo –fijándose en el distintivo autonómico o provincial- lo abriese, lo rayase o le aplicase el taladro. Algunos, especialmente en Cataluña, no estuvieron conformes y se dedicaron a añadir unas pegatinas con el símbolo de su comunidad, país o nación (táchese lo que no proceda). Al principio, vale, pero cuando los tipos empezaron a ver que eran los menos y que cada vez que salían de las lindes catalanas, tenían que quitar la famosa pegatina por aquello de mantener la integridad física del coche –otra vez, los chorizos, los desaprensivos y los pueblerinos-, la cosa derivó en la nada.

Más la historia dicen los sabios que se repite. Y en estas llegó el amigo Zapatero dispuesto a deshacer todo lo que el PP hizo en sus ocho años de gobierno. (Supongo que cuando el Partido Popular regrese de nuevo al poder deshará lo que ahora tan talentosamente construye Zapatero y así sucesivamente. A esto se le llama en España “hacer política”, aunque en realidad es “hacer el imbécil”). De modo que el señor de León piensa cambiar de nuevo las placas. Y el debate ya está reabierto. Y también la murga y el tracatrá. Pero, ¿qué necesidad hay de cambiarlas nuevamente? –se preguntará algún señor o señora sensato/a. Ninguna, salvo la ya referida imbecilidad manifiesta de nuestros políticos, a menudo congénita e irrecuperable.

Los nuevos cambios, según publican los periódicos y digitales varios, consistirán en añadir a la placa actual el distintivo autonómico pues algunos no reniegan de llevar en los bajos de su vehículo sus señas de identidad patriotera. Muy legítimo siempre que no obliguen al resto de los mortales, a esos chiquilicuatros anónimos a quienes importa un pimiento y dos tomates la patria, la nación y hasta el puticlub local. Pero a los amigos socialistas, no. A ellos les mola cantidubi dubi dá, pero como son más listos que el hambre se han ideado una estratagema la mar de inteligente (o sea, fullera total). No será obligatorio llevar el distintivo autonómico, aunque para ello deberá pagarse 18 euros como impuesto revolucionario. Y como la mayoría del personal está por no llevarlo, pues eso… que encima los tíos ganarán un pastón para metérselo limpiamente en el bolsillo, como mandan los cánones y la tradición.

Así contentan a los fabricantes, a los vendedores de coches de segunda mano y a quienes quieren el anonimato matriculeril por aquello de evitar a los chorizos, desaprensivos y ecétera. Este menda ya está ahorrando para juntar los 18 euros. Y los que quieran pasear la placa de su autonomía o lo que sea, que se la pongan donde les quepa, incluida la frente. Aunque, conociendo el percal, adivina el tiempo que tardarán en cambiarla y gastarse también los 18 euros. En cuanto pasen su frontera patria…y vean que su amado coche sufre el síndrome del "distintivo territorial identitario". Y es que el problema de los pavos reales es que se creen los más listos y guapos del universo universal. Y eso, claro, provoca muchas e injustas envidias.

viernes, 11 de marzo de 2005

SUPERMÁN YA NO ES PERIODISTA

Ya que el comentario anterior giró en torno a la enseñanza (o sea, al desmadre) hoy me ha dao la ventolera de ser un quijote e insistir en la misma temática, pero haciendo –vade retro, Satanás- una defensa de una parte importante del profesorado de este país. Sí, ya sé que soy políticamente incorrectísimo y que no tengo plaza en el más acá de los pancistas y vividores pero qué se le va a hacer si hay algunos que nacemos gilipollas y nos moriremos gilipollas.

No tengo buenos recuerdos de mis profesores de la infancia, salvo el primero de ellos, que atendía a cuarenta chavales de diferentes edades en una sola aula y escuela, pese a lo cual tenía tiempo hasta de llevarnos a su casa a ver una película en un proyector de aquellos de época, que le había tocado en un sorteo pues su sueldo no le daba para algo más que un puñao de habichuelas y un poco de pan. Ya se sabe, en la España de hace cuarenta años y más, “pasas más hambre que un maestro de escuela” y aunque eran envidiados por sus tres meses de vacaciones, con el recreo y el asueto no se come.

Del resto de profesores de mi niñez sólo tengo pésimas imágenes, aunque personalmente no me pueda quejar. Algunos pegaban hasta el hartazgo, insultaban, vagaban (de vagos, quiero decir). Alguna tía buena hubo (la de Francés) que nos hizo soñar con una sexualidad de rechupete y hasta la clásica monja simpaticona que nos ponía colorados cuando hablaba de la masturbación masculina (la femenina todavía no se había inventado). Pero, ya digo, poco que rascar entre tanta pobre gente. Imagino que la dictadura política imperante, que ataba a la educación en corto como ha mostrado tantísima bibliografía y la cruda realidad, no podía fabricar si no ese tipo de monstruos, salvando las excepciones correspondientes.

Ahora, que ya llevamos más de 25 años en democracia, el vuelco ha sido tal que a la educación española no la conoce ni la madre que la parió. En lo mucho bueno y en lo muchísimo malísimo que tiene. Ahora los profesores, por arte de la propaganda de que se vale el régimen democrático (frente a la violencia que usaba la dictadura), son o deben ser seres maravillosos que sirven para todo, incluso para recibir tortas de los alumnos más rebeldes. Donde antiguamente se supone que había un profesor vocacional que por cuatro pesetillas mataba el tiempo con unos alumnos que nunca iban a llegar a ninguna parte (los que sí iban a ser alguien, esos estudiaban en los colegios privados y religiosos, con curas sabelotodo y régimen disciplinario al uso), ahora se supone que los profesores –además de saber de todo, como en botica- “hacen también de padres, tutores, educadores, psicólogos, cuidadores, agentes de detección y tratamiento de conductas antisociales; educan contra la violencia, la xenofobia, contra los malos hábitos alimentarios, sanitarios y de aseo; atienden las carencias familiares y sociales, orientan en lo personal y lo académico; mantienen buenas relaciones con las familias y un largo ecétera”. (Texto recogido de una revista de la enseñanza del sindicato UGT).

Un ecétera que implica sacar al niño a ver el zoo o visitar el museo de la ciencia, explicar las matemáticas de una manera la mar de graciosa para que los chavales se interesen en el tema o educarles en todos los peligros sociales: el tabaco, el sida, la sexualidad, el tráfico, los mass media y la biblia en verso.

Yo creo que Superman era menos completo. Porque aparte de toda la sabiduría anterior, el maestro-profesor actual “debe saber formar buenos equipos didácticos, participar en el funcionamiento del centro en sus órganos de gobierno, hacer guardias, cuidar patios, bibliotecas, actividades extraescolares, fomentar y participar en programas de colaboración con otras instituciones y organismos en lo sanitario, deportivo, cultural o lúdico”.

Si algunos de estos profesores ejercen también de directores, secretarios o jefes de estudios del Centro, a su lado Supermán nos parecerá un señor absolutamente incapaz y ridículo. Ya digo, los tiempos han cambiado que es una barbaridad. Con la diferencia de que el bueno del Super se liquidaba a los malos y ahora algunos malos le mojan la oreja a estos nuevos Supermanes. Eso sí, ya no pasan hambre. Siguen teniendo tres meses de vacaciones y encima pueden comer caliente todos los días. ¡Joder, con esta pandilla de privilegiados!

miércoles, 9 de marzo de 2005

EL DESMADRE DE LA ENSEÑANZA

Si hace diez o doce años nos dicen a los españolitos de a pie que por estas fechas muchos centros educativos iban a ser custodiados por guardias de seguridad, que la policía iba a entrar en numerosos institutos a poner orden y que la mayoría de los profesores iban a estar hasta el gorro de la indisciplina y la desvergüenza de mucho de su alumnado, hubiéramos creído que el informante estaba completamente loco o borracho. En estos momentos hay que estarlo (como nuestros insignes politiquillos) para negar la evidencia de que la educación en nuestros centros de Secundaria y Bachillerato hace aguas por los cuatro costados. Y no hablamos muy alto de los centros de Primaria (aunque haberlos problemáticos, haylos), porque en éstos la edad de los chavales no suele superar los 12 años y la cosa todavía medio se puede controlar, aunque ya apunta.

Cada vez estamos más cercanos a los países de nuestro entorno, desde la Francia divina –donde la policía poco menos que vive dentro de los centros educativos- a los USA patéticos, en que hay detectores de metales a la entrada y donde de vez en cuando un pirao arma la de dios. Aprender de las cosas buenas de estos países, no aprendemos, pero lo que es de lo malo…

Así que el mundo de la enseñanza (hablar de “educación” da la risa) anda la mar de revuelto. Eso sí, los políticos que lo han destrozado siguen sin enterarse y cada dos por tres (seis) andan modificando y creando normas y más normas para que en la selva legal no se vea la luz del sol ni de la luna. La demagogia y el viva la pepa campan por doquier. En una de las múltiples encuestas educativas que abundan como las setas se afirma que “siete de cada diez profesores aseguran que sus alumnos les faltan al respeto en clase”. La autoridad de los profesores está en las cloacas y de ello se aprovechan los gallitos de turno y los maltratos en los colegios empiezan a ejercerlos no los profesores (como era tradicional) sino los alumnos más echaos palante.

Un ejemplillo venido al pelo ocurrido en la Comunidad de Madrid. Una profesora de instituto estaba en un bar con su marido cuando se encontró con un grupo de chicos entre los que se encontraba un alumno de su Centro. Los menores insultaron a la profesora y el marido salió en su defensa. Los dueños del bar llamaron a la policía y todo acabó en la comisaría. El consejo escolar del instituto decidió abrir un expediente al escolar, de 14 años, en virtud de un artículo de las normas de convivencia del instituto que permite sancionar a un alumno por un hecho ocurrido fuera del centro, pero relacionado con la actividad escolar. Bueno, pues la Consejería de “Educación” de la Comunidad ha paralizado el expediente al entender que los hechos tuvieron lugar fuera del ámbito y del horario escolar. Añado yo que si hubiera ocurrido dentro, la Consejería se habría inventado otra excusa. El caso es que al niñito o niñato no hay que tocarle el pelo. Hay que premiarlo por lo espabilao que es. Y si es repetidor y ha sido expulsado del Instituto por mal comportamiento y porque ya tiene la edad y no hace nada más que incordiar y molestar, pues se le invita a retornar al Centro a seguir dando porculillo a los profesores y demás alumnos. ¡Viva la deseducación y las cadenas!

Así que los profes, visto el panorama, cuando pueden agarran una depresión o se dan de baja unos días. Los buenos alumnos se equivocan adrede en los exámenes y preguntan en clase lo menos posible para no dar el cante y que los llamen empollones y les hagan la vida imposible los nuevos reyes de las aulas selváticas. Aquí paz y después gloria. Y la inmensidad de paniaguados y desertores de la tiza que viven en la Consejería y Delegaciones varias de educación tocándose todo el santo día los huevecillos y los ovarios sin hacer nada ni rascar bola, diciendo a todas horas que esto funciona, que tenemos la juventud más preparada de toda la historia, que los profes (esos que siguen dando el curro en las aulas) se quejan de vicio y que a los chavales hay que fomentarles la autoestima para que el día de mañana sean hombres de provecho. Y si por el camino se rompe alguna crisma de un profe o se parte algún hueso de una interina, qué se le va a hacer, que se hubieran metido a curas o monjas, o mejor, que se hubieran apuntado al partido ganador, como ellos, que desde que dejaron la pizarra ya no se ensucian las manos, desapareció la úlcera, duermen divinamente por las noches y hasta follan con unas ganas que no veas.

Así se escribe el mundo, tío Facundo. Y usted que lo vea, aunque ya no pueda mucho disfrutarlo. Y el que quiera educarse y aprender, que se vaya a Finlandia.

lunes, 7 de marzo de 2005

DISCURSO TELEVISUAL CON PROGRES AL FONDO

Estoy haciendo una pequeña limpia de mi amplia biblioteca. Ya perdí el prejuicio de no tirar a la basura un libro, por malo o desfasado que fuera. De modo que hoy he mandado al limbo de los justos a una treintena de libros, la gran mayoría deshojados, abiertos en canal a consecuencia de la vejez y de la mala calidad. Ya se sabe que la edición de bolsillo al final sale cara. Otros los mando a paseo porque lo que reflejan también se fue a idéntico sitio hace ya tiempo. Así, va al cubo de la basura el “Diccionario Político” de Haro Teglen, “El libro rojo” de Mao o “Como aprender inglés en un mes”, cuyo autor dios lo mantenga en la inopia. Cuantas mentiras se ha leído uno y cuantos embustes le quedan por leer.

Y entre los libros desahuciados, dos pequeñas biblias sobre esa arma de destrucción masiva llamada televisión y que, por su pésima encuadernación y calidad del papel, junto a un duro trote, están ya para el arrastre. Como ya paso de la televisión tanto como ella pasa de la verdad y la inteligencia, no necesito libro alguno que me diga para qué sirve semejante invento. Pero si alguien los ve en alguna librería de viejo, y todavía tiene el gusanillo en el cuerpo de embobarse ante la caja idiota (pronto, idiota digital), le recomiendo que los compre.

“TV, FÁBRICA DE MENTIRAS. La manipulación de nuestros hijos. (Lolo Rico). Espasa Calpe, 1992”. El otro es “LOS TELENIÑOS. Luis Matilla y otros. Cuadernos de Pedagogía. 1980”. De ellos leo por última vez lo subrayado y, como pequeño homenaje a un discurso ya periclitado no por razonable sino por impropio de estos desnortados tiempos, aquí reflejo unos cuantos párrafos a modo de homenaje hacia unas ideas que ya sólo permanecen en las neuronas de unos pocos grillaos.

“¿Qué se hacia cuando no teníamos televisión? Se jugaba en casa o en la calle a muchas cosas, hoy llamadas a desaparecer, como las chapas, la comba, la goma, los indios y vaqueros, polis y cacos, las tiendas y las casitas. También se hablaba: conversar ocupaba un tiempo importante y se leía y se escuchaba música, sobre todo en la radio. Hoy ese tiempo lo cubre por entero la voz dominante del televisor: 670 homicidios, 848 peleas, 419 tiroteos… (…). No ver la televisión, no estar al día en el contenido de la programación, supone una cierta automarginación. Es no-saber-lo-que-todos-saben y acarrea, en consecuencia, permanecer incomunicado. (…) En la vida de un niño casi todo se ordena en función de la televisión –el juego, el estudio y la vida familiar-, de la misma forma que antes se regía por la figura materna. (…) Desde el principio de los tiempos ha sido la madre la que se ocupaba de su hijo y a la vez quien lo cuidaba y entretenía, construyendo su personalidad a través de la actividad y el juego. Hoy la madre ha dejado esa importantísima tarea en manos de la televisión. La ha elegido como niñera. La ha convertido en el corazón mismo del hogar”.

“La televisión va consiguiendo que nuestros niños pierdan, o no adquieran convenientemente, lo que podríamos llamar el lenguaje familiar. El televisor difunde un lenguaje precario y pobre, reiterativo, uniforme y despersonalizado, que distorsiona su visión del mundo, su sistema de referencias y su estructura mental. (…) El adulto agradece la ayuda que la televisión le presta para aplacar los ánimos de los niños y utiliza los programas como método de entretenimiento fácil para sus hijos. (…) Los pequeños creen más a la televisión que a los adultos. (…) Quienes luchan por el poder luchan por el pulpito televisual con irrefrenable denuedo. De hecho el televisor no es sino un instrumento más del proceso de enajenación de la infancia que el capitalismo desarrolla. (…) El rápido ritmo narrativo de la televisión no permite apenas la más mínima reflexión sobre los contenidos por parte del espectador. Paralelamente, este ritmo trepidante permitirá rechazar como “aburrido” cualquier otro estilo narrativo que exija reflexión, respuestas activas y se base en una mayor permanencia de los planos. (…) “Hoy, el control sobre la televisión equivale, en cierta forma, al control sobre la realidad, en tanto que un acontecimiento que no accede a la pantalla de la televisión es “mucho menos real” que cualquier otro que reciba la consagración de la pequeña pantalla”.

El progresista gobierno de don Zapatero Remendón no leyó en su tiempo estos textos. Se hubiera ahorrado hacer el paripé de crear un comité de expertos, ponerles la medalla y engañar al personal. Por mucho que presuman los ministros y su presidente, lo único de progresista que tienen lo llevan en la cartera en forma de billetes.

viernes, 4 de marzo de 2005

LAS VÍCTIMAS DE PECES BARBA

Érase una vez un país llamado España donde había una Asociación de Víctimas del Terrorismo (etarra, mayormente), constituida para defender sus derechos así como para denunciar cualquier auxilio o ayuda a los terroristas por parte de muchos políticos hipócritas y algunos jueces desnortados. Dicha Asociación estaba y está bastante escorada hacia la derecha política, no sólo porque la banda vasca ha desnucado básicamente a este sector, si no también porque fue con el gobierno de la derecha aznarista cuando vio reconocidos sus deseos de protagonismo, reconocimiento y auxilio.

Cuando el partido socialista subió al poder en marzo del año pasado, gracias a los votos y a las bombas del 11-M, uno de sus objetivos prioritarios fue disminuir el protagonismo de la AVT por estrictas razones políticas. El sectarismo, ya se sabe, no distingue de espectros ideológicos. Así que lo primero fue facilitar la creación de otra Asociación de Víctimas: las del 11-M. Éstas se podrían haber integrado en la Asociación ya existente, pero la jugada estaba clara para aquellos que tienen ojos para ver y orejas para escuchar.

El siguiente paso era colocar en la dirección de la nueva asociación de víctimas a alguien cercano. Esa ha sido siempre la política de la izquierda. Mientras la derecha ocupa los puestos básicos de las empresas y la economía, la presunta izquierda se encarga de copar férreamente todo lo que huela a sociedad civil, siempre que el invento le interese. Asociaciones de vecinos, ONGs, grupos juveniles y todo aquello que se mueva, hay que amarrarlo en tiempos de sequía de votos para que metan ruido en la calle y en los medios. Cuando llegan las vacas gordas, se les tiene bien controladitos y amarrados a la subvención para que dejen de incordiar. El ejemplo de la Asociación de vecinos del barrio del Carmelo de Barcelona, con el último desastre allí ocurrido, es un ejemplo paradigmático y maragalliano de lo que digo. Por eso los afectados con la ruina de sus casas se han tenido que agrupar para defenderse a sí mismos. La asociación vecinal está hibernada con el 3 %.

Así que se despidió a la primera persona que dirigía la nueva asociación de víctimas y se puso a alguien más afín, la señora Manjón. Pero como la AVT lleva más años de batalla y es más numerosa, la jugada de jugar a la contra hace poco daño. Llega entonces el momento de crear la división y la polémica en la AVT primigenia para que el personal vea que la calidad y el señorío está en la nueva. Y ahí entra en escena un viejo conocido de la afición, el señorito Peces Barba, al que los que ya tenemos años conocemos desde hace siglos.

El presidente del Gobierno, para seguir con la faena relatada más arriba, se saca de la manga a este catedrático digital (de dedo), rector de una famosa universidad privada (los amigos socialistas defendiendo siempre el sector público…) y lo nombra como Alto Comisionado para las Víctimas del Terrorismo. Sin consultar a las víctimas de uno y otro signo. ¡Pa qué! Y don Gregorio, que así se llama el susodicho, comienza a hacer de las suyas, o sea, comienza a intentar demoler el granito de que están hechos los miembros de la AVT inicial. Desaires, opiniones, descalificaciones, entrevistas torticeras, renuncias significativas… Y todo sin dejar el carguete de rector, que el hombre es de los que creen que quien se va a Sevilla pierde la silla tan trabajosamente ganada.

Como era de esperar, los de la AVT están hasta el gorro de Peces y de Barba. Y lo quieren echar. Y el Zapatero que hace de presidente dice que a Gregorio no lo echa ni Zapatero. Y mientras tanto, se acerca la conmemoración del 11-M y entra en escena la otra Asociación de Víctimas con su señora Manjón al frente, que es la única que habla aquí, y dice lo que tiene que conmemorarse y lo que no. Y a los curas no les deja mojar en el asunto porque el doblado de campanas de las iglesias madrileñas no le gusta a la buena señora ya que huelen a muerto. O sea, que la fecha se acerca y no veas el cirio que hay montao con las campanas manjoneras y los barberos de la AVT.

El próximo paso será ilegalizar a la AVT primera y meter a la doña en una lista electoral del PSOE, aunque sea en el farolillo rojo, pero cuando eso ocurra cualquiera sabe cómo andará el mundo y donde estará el país.

Y colorín colorado este bello cuento se ha acabado (por ahora).

miércoles, 2 de marzo de 2005

UN RARITO QUE LAS VA A PASAR CANUTAS



Michael Jackson es un tipo (no sé como calificarle, si hombre, niño o dibujo animado) que hace música pero al que más de uno, como en mi caso, sólo conocen por lo rarito que es. Un tipo que a consecuencia de innumerables operaciones de cirugía estética parece más un muñeco de cera que un ser viviente. Que reniega de su color de origen. Que se le cae la nariz a trozos. Que tiene un terror patológico a los gérmenes (o sea, a la vida). Que se ha casado dos veces pero nadie sabe como ha sido. Que tiene un tercer hijo de origen desconocido y que casi se le cae por el balcón. Demasiadas rarezas para no ser calificado al menos de rarito.

Todos podemos necesitar en algún momento de la vida un psiquiatra, pero este tipo necesita un ejército. Un batallón de psiquiatras que con Michael harían el agosto, y septiembre y octubre y todo el año. Acaba de empezar el proceso judicial contra el menda, en el que es acusado de abuso sexual a menores y otras gaitas pederastivas. No es la primera vez que es presa de tales acusaciones aunque esta vez la cosa va más en serio y su futuro puede ser el trullo o una casa de salud mental (para los pobres, manicomio). Un ex policía que trabajó para el rarito durante tres años ya afirmaba a principios del año pasado en un libro sobre su antiguo jefe blanco-negro o negro-blanco que en ese tiempo más de 150 niños habían dormido con Michael en una habitación especial. Este lo ha dicho un montón de veces con la inocencia de los locos o el morro de los que se hacen el tonto: “Dormir con la persona amada es maravilloso, por eso yo duermo con los niños a los que amo”.

Lo ha dicho por escrito y hasta en la televisión en directo: “Cuando se habla de cama se piensa en algo sexual. Pero no es una cuestión sexual. Vamos a dormir. Yo les tapo. Es muy encantador. Es muy dulce”. Y ante la sugerencia de que este comportamiento entre un hombre (o lo que sea) de 45 años y menores de edad puede parecer inapropiado, el artista respondía: “¿Por qué no se puede compartir la cama? La cosa más amorosa que se puede hacer es compartir tu lecho con alguien. Es una cosa hermosa. ¿Qué hay de malo en compartir un amor?”.

Todo muy normal. Lo extraño es que nadie haya movido ficha desde hace tantos años hasta que un psicoterapeuta, obligado por la legislación californiana a denunciar los abusos a menores, levantó el mochuelo hace tiempo al tener un paciente de 12 años con el lastre psicológico y físico de haber dormido y quién sabe si más cosas con el zumbado del Jackson. La cosa tiene pinta de acabar mal, aunque ya se veía venir dado el higo chumbo que tiene el tipo encima de los hombros. Quizás, al final, a Jackson vuelva a salvarle el dinero que suelte a quienes le acusan (ya lo hizo otra vez) pero la impresión que hay en el ambiente patógeno que le rodea es que quedan menos de dos telediarios de la NBC para que lo hundan definitivamente en el caos. Hay gente que ni con toda la fortuna del mundo sabe vivir decentemente. O quizás por eso mismo.

Claro que si rarito es el tipo, ¿qué decir de algunos de sus más conspicuos seguidores? Leo en la prensa que “incondicionales de Jackson han dejado incluso sus trabajos para mudarse a California, para seguir el juicio desde cerca”. “Es fantástico el tío”, dice una majarona, fan del amigo. “¡Se pone ropa espectacular y, además, tiene una cara tan rara!”. Y para rematar la faena la tal Vicki Behringe, más loca de atar que su admirado cantamañanas, afirma muy seria: “Cada día trae un sombrero diferente. Dicen que tiene una colección de más de 200”.

En fin, camaradas. Cuanto loco hay suelto por el mundo y encima saliendo en los periódicos.