lunes, 28 de febrero de 2005

MALDADES CLIMATOLÓGICAS

Hoy, en que hace un día de perros (lo hace en Málaga, con lluvia, viento y algo de frío, qué no hará en otros lugares menos privilegiados) me viene a la mente alguna que otra maldad en torno a la climatología que se da en este país en que vivo, al que algunos llaman España, otros Spain y otros ni se atreven a pronunciar el nombre por considerarlo políticamente incorrecto. (Pobres imbéciles…)

Ya es curioso que el país europeo más al sur de Europa, el más desertizado, el que tiene más problemas de agua, el más caluroso y ecétera, lleve este invierno cuatro rachas de frío glaciar. ¿Habrá un responsable de esto, no? ¿Quizás el presidente Zapatero, que es un cenizo, o una represalia del Bush por haber retirado de Irak a los cuatro reclutas que envió el anterior gobierno?

Yo, que sólo he visto la nieve en pintura, me creía a pies juntillas aquello de que “año de nieve, año de bienes”, pero resulta que los agricultores están que trinan, que sus cosechas se han ido al garete y que las frutas y verduras están como los aviones: por las nubes. ¿En qué quedamos? ¿Lo del refrán es un timo similar a los servicios que prestan las compañías de ADSL o es que los agricultores aprovechan cualquier ocasión para pedir subvenciones?

Veo a las principales ciudades españolas colapsadas cuando cae un chaparrón un poco más fuerte de lo normal, no digamos si caen unos copitos de nieve. ¿Tenemos unas ciudades de peluche o es que somos más inútiles que las mangas de un chaleco?

Oigo al Ministro del Interior diciendo lo que lleva sermoneando a los ciudadanos casi todo el invierno: absténganse de coger el coche si no es estrictamente necesario. Uno no es muy viajado en épocas invernales, pero por las enciclopedias y libros de viajes sabe que hay países enteros que viven un largo invierno cuajado de nieve, frío y bajas temperaturas y, pese a ello, la vida sigue su curso normal, la gente sale con su cochecito y los servicios habituales de metro, autobús, aeropuerto y otras cosas siguen funcionando normalmente. Se me dirá que es porque ya están acostumbrados y preparados. Pero también sé que cuando en estos lugares llega una ola de calor siguen funcionando a tutiplén. ¿En qué quedamos? ¿Acaso Galicia, La Mancha, Castilla o el País Vasco no están acostumbrados a este tiempo de perros y sin embargo hay sitios donde los niños llevan sin asistir al cole desde hace semanas?

Para mí que somos un país que vive demasiado del cuento, empezando por los gobernantes y acabando por el último tonto de cada pueblo. En mis pocas luces, así lo atestigua que en plena época de llegada y trabajo masivo de inmigrantes, tengamos en estos momentos la cuota más alta de los últimos ocho años de personas que cobran el paro. Mientras que unos se quedan en casita sin dar golpe y llevándose al bolsillo el subsidio, gente venida de tierras remotas encuentra fácilmente trabajo (ilegal, incluso). También es cierto que por cuatro perras gordas, con lo que hemos logrado lo que don Carlitos Marx jamás soñó: el reparto de mutuos beneficios entre la clase empresarial y la obrera. Eso sí, a costa de endilgarle el muerto a los inmigrantes, que pese a todo prefieren vivir así antes que regresar a la más miserable de las miserias de su país de origen. Con tanto cuento nos hemos pasado de listos alcanzando la cuadratura del círculo económico.

De las maldades climatológicas me he ido a las maldades económicas y políticas en menos que canta un gallo afónico. Un país de cuentistas que aborrece a los americanos, menos cuando se trata de comer su asquerosa comida o de relamerse con su insulsa ceremonia de los Oscars. Un país o lugarejo en el que mandan más los políticos que pretenden desmembrarlo que los que lo cohesionan. En el que todos los bancos y cajas de ahorro tienen todos los años enormes beneficios, y presumen de ello, pero jamás explican a costa de quien los han obtenido. (Pa mí que de los tontos de sus clientes…). Un país con una fuente de alimentación mayoritariamente mediterránea, que cada vez está más gordo porque le encanta comer basura importada en cantidad industrial.

En fin, que esta tarde de perros –tan poco habitual por estas tierras sureñas- me ha puesto de mal humor y lo está pagando quien menos culpa tiene de nada: un país que no existe nada más que cuando llegan cada cuatro años las elecciones generales. Encima hoy es el día de Andalucía (un trocito de ese país de la nada, aunque lleno de cuentistas) y tengo a mi vecino cantando flamenco desde las siete de la mañana. Hay días que mejor quedarse en camita con unos tapones bien gordos en las orejas.

viernes, 25 de febrero de 2005

EL HUNDIMIENTO

Acabo de ver la película alemana del mismo título que narra las últimas semanas de Hitler y su círculo de confianza, atrincherados en un bunker en Berlín mientras el ejército ruso rodea la ciudad. Consciente de que ha llegado su San Martín, el cerdo decide suicidarse.

Había leído que los espectadores salen estremecidos de las salas. Lo hacen por la historia y por el impresionante papel de Bruno Ganz representando a Adolfito SS. Había leído también que según algunos la película “humaniza” demasiado al líder nazi, absolutamente indefendible. Algunos listos siguen sin enterarse de nada. Todavía hay gentecilla que piensa que los humanos son como los reflejan la mayoría de las películas: o muy bobos, o muy valientes, o muy malos o rematadamente bondadosos. ¿Pero en qué mundo vive esta pandilla de pazguatos?

El ser humano, tan poliédrico, tan esquizofrénico, tan poco de fiar, reúne en sí mismo todo lo bueno y malo. Y Hitler no fue la excepción. Amaba a su perro aunque él fuese un hijo de perra. Lo decisivo es que se hubiera quedado en agua de borrajas si no llega a ser porque trabajaron para él otros miles, qué digo, millones de hijos de puta. Unos lo hicieron directamente, otros indirectamente y una inmensa mayoría soltaron baba escuchándolo, aplaudiéndolo, justificándolo o votándolo. Sí, sí, votándolo, que aquí parece que los únicos responsables son siempre los primeros actores de la compañía, cuando en la función colabora hasta la señora de la limpieza. Y no digamos nada de tantos y tantos como miraron para otra parte, que no se enteraron de nada, que vivieron en su arcadia feliz mientras a su alrededor eran masacrados millones de judíos, miles de compatriotas críticos o rebeldes y miles y miles de gentes sencillas e inocentes. Y todo esto, sin salirnos de Alemania, que si lo hacemos entonces sólo nos queda el sonrojo y la vergüenza perpetua.

Viendo la película se da uno cuenta que está contemplando en la pantalla un trocito de la realidad cotidiana de ahora mismo. El líder político iluminado, obcecado en su delirio, desconectado absolutamente de la realidad, desconfiado de todos los que le rodean y a quienes -llegado el momento culminante del fracaso- considera unos traidores. La camarilla de pelotas, de fanáticos y de cobardes que le circundan, incapaces de contradecirle, de abrirle los ojos, de machacarlo y ganarse al menos la gloria de los buenos traidores. El poder tan nefasto de la ideología totalitaria basada en el concepto de nación, de raza, de exterminio de los enemigos, que anula cualquier atisbo de razón o de duda. Esas ratas que cuando el barco empieza a hundirse intentan salvarse a cualquier precio. La cobardía infinita de quienes son incapaces de afrontar la derrota (empezando por el gran dictador), refugiándose en el vil suicidio mientras siguen mandando soldados y gente inocente al matadero.

Me horroriza cualquier fenómeno de masas en que se juntan miles y miles de personas porque allí sólo veo una sola voz, un solo hombre, una sola orden. Abomino de tantísimo baboso que acude a lisonjear a esos prohombres que nos dirigen (sí, hasta en las mismísimas sociedades democráticas), en vez de darles consejos, hacerles preguntas, reclamarles buen juicio y sensatez. No hace falta caer en la barbarie más cruel de una guerra declarada ni encontrar a un político psicópata de primer nivel para caer en la cuenta que es más fácil de lo que parece el que se produzcan historias como las que cuenta la película “El Hundimiento”. No es necesario que mueran cincuenta millones de seres humanos. A veces basta con que lo hagan mil en treinta años, por poner un ejemplillo bien cercano.

Cuando te tiran tu casa por las obras del metro y los irresponsables políticos se dedican a echarse a la cara sus mutuas corrupciones. Cuando en un juzgado un juez grita a un abogado que defiende a una víctima del terrorismo que está harto de él y que no quiere irse a casa con dolor de cabeza. Cuando en un vulgar partido de fútbol una pandilla de varios miles de energúmenos insultan y vejan a un jugador por su color de piel. En fin, cuando pasan las cosas que pasan todos los días del año y todas las horas del día en tu país, en el país vecino o en medio mundo, compruebas que estamos hundidos hasta las cejas. Que la barbarie avanza por mucho que las fuerzas de la razón y de la sensatez pretendan creerse que todo es una exageración de los pesimistas de siempre. Cuando de tu propio partido te quieren echar por denunciar contactos del mismo con los euskonazis. Cuando….

Yo es que veo la prensa de hoy mismo y no veas la de hitleradas que me encuentro. Afortunadamente cada una por su lado y en versión metafórica. Pero un día cualquiera el viento empieza a unir unas con otras y verás entonces a donde demonios vamos a parar.

(Jolín, el otro día tan dicharachero y hoy, tras ver la peli, tan cenizo).

miércoles, 23 de febrero de 2005

YO ES QUE ME MEO...

De verdad, no quiero ser ordinario, no quiero ser como Almodóvar o esa gente del cine español que ve muy mal que un niño diga en la pantalla “caracoles” en vez de soltar un taco, pero es que es pa mear y no parar de hacerlo hasta que no quede un gramo de líquido en el cuerpo.

La cosa va de jueces (o sea, de pocas luces). No pretendo generalizar porque el hacerlo es una injusticia, pero como parto del principio de que la justicia sólo existe en el reino de la fantasía y de las trolas y que los que se dedican a ese mundillo (abogadotes cachondos y juececillos seriotes) suelen representar una comedia bastante poco convincente, pues eso, pues vale, pues de acuerdo conmigo mismo.

Pero de vez en cuando, la seriedad de los jueces se va al garete y el cachondeo de los picapleitos brilla por su ausencia. Es entonces cuando leer los resultandos y considerandos de una sentencia entra de lleno en el mundo de la literatura humorística o cuando las tramitaciones o resultandos chocan de bruces con la más descacharrante bufonada. Más dejémonos de preámbulos justicieros y vayamos al grano mingitorio.

Meada 1. En un pueblo de cuyo nombre no puedo acordarme vivía un pobre cabrero que llevaba todos los días a sus cabras y corderillos a comer la hierba de los caminos. Hasta que un mal día unas cuantas ovejas del rebaño se comieron unos cuantos arbolillos de esos que llaman “protegidos” y que pertenecían a la finca de un señorito (que encima era abogado de tres al cuarto). Como los animalitos no han estudiado la ESO y ni siquiera la Primaria, no se dieron cuenta del carácter sumamente ecológico de aquellos arbolillos, tan poco protegidos de la voraz tropa que ni siquiera había en el cortijo del señorito abogado una valla protectora, una linde demarcatoria o un vulgar letrerillo diciendo en fina letra: “Ovejitas luceras, no me comáis, que Kioto es mi primo”. Total, que el abogado de los arbolillos protegidos denunció al cabrero u ovejero y un señor juez, de esos que entienden la justicia como arma arrojadiza hacia los pobres y desgraciaos, condenó al paria de las ovejas a la pena de cárcel, sin fianza, sin recurra usted y otras gaitas. Y desde entonces allí está en la trena el bueno del pastor, por culpa de sus iletradas ovejas –que ya empiezan a morirse de pena y de abandono-, pero sobre todo gracias a un señorito abogado y a un juez sin escrúpulos (pero eso sí, con muchas leyes) merecedores de una tonelada de cantazos del pueblo llano e inculto, sino fuera por eso mismo. Y los políticos mirando hacia otro lado, curiosamente donde se ve todo redondito el culo de la actriz de moda, que esa es realidad que nutre y distrae mucho.

Meada 2. Esta es menos sangrante pero todavía más hilarante. Resulta que por un pueblecito de Andalucía vive un patán que considera que es de juzgado de guardia que la profesora de música del colegio de Primaria le enseñe a su hija el himno de Andalucía, dada la proximidad del día de Ídem. El papuchi no quiere himnos de ningún tipo, dice que su familia lo pasó fatal en la guerra civil (hace ya una prehistoria de años) y que nanai de la nana, que a la nena no se le enseñan semejantes porquerías. Y va el patán y denuncia a la profesora ante el juzgado. Menos mal porque lo mismo le da un aire menos airoso y nos empitona a la profe con siete puñaladas. Hasta aquí, todo podría ser un bello y lindo chiste. Pero resulta que llega el mismo a la mesa de la juez del Juzgado número tal de cual de Granada capital y dice la buena señora, señorita o lo que sea que admite a trámite la denuncia, o sea, que se juzgará a la maestra por enseñar el himno andaluz. A estas horas, el capataz del Cortijo, mi amigo el socialista Manolo Chaves, todavía no ha jubilado a la presunta jueza (seguramente porque no es del Partido Popular).

Meada 3. Esta me la autogestiono mismamente dado que hoy estoy algo casquivano, trapisondista y dicharachero. Ha dicho el director del colegio al que pertenece la profesora que “el personal docente del centro se ríe por no llorar ante lo sucedido, que sirve como ejemplo de lo que tienen que aguantar hoy día los profesores”. Desde luego que no le falta un gramo de razón. Pero me parece a mí que pa aguantar, lo que aguantan esos jueces y juezas que se las han visto moradas con el caso del cabrero y de la profe de música. A los pobres y a las pobres les debió tocar el título en una tómbola y con casos tan peliagudos como los que les han correspondido en suerte, han tenido que empollar deprisa y corriendo para no hacer el ridículo más espantoso. Pero no lo han logrado, pobrecicos. Y por su culpa, yo es que me meo, ñores y ñoras, yo es que me meooooooooo!!!.

lunes, 21 de febrero de 2005

YA PARIÓ LA GALLINA

Ya se celebró el referéndum sobre la Constitución Europea, el Tratado o lo que demonios sea. Ya parió la gallina. Y, como siempre que hay unas elecciones o un plesbicito, todos los partidos concurrentes han triunfado. Es que no falla. Puro y nulo sentido autocrítico.

Nos quejamos siempre los ciudadanos sobre la cantidad de mentiras y memeces que los políticos de turno vomitan sobre nosotros para llevarse nuestro voto a su huerto. A muchos nos cabrea que nos tomen por imbéciles o subnormales, por analfabetos y borreguitos. Por eso bastante gente hacemos una abstención responsable: ¿Por qué votar a alguien que no nos satisface? ¿Sólo por el mero hecho de votar? ¿Cuántos tenemos que quedarnos en casa el día de las elecciones –pese a nuestra voluntad- para que estos cagamandurrias que tenemos por políticos se den cuenta que los bajos niveles de participación no reflejan comodidad o pasotismo sino algo más rotundo y evidente como es la crisis de legitimación de su representación, cada vez más alejada de los ciudadanos porque ni los partidos actúan como instituciones democráticas en su seno, ni suelen respetar el principio elemental de un ciudadano=un voto (para eso se inventan circunscripciones y leyes electorales peculiares) ni ofrecen al electorado opciones de libertad (listas cerradas y bloqueadas, olvido de las promesas, no respeto a las minorías…)?.

Los habitantes de los países democráticos (una pequeñez dentro del mundo mundial), sabemos que somos en cierto modo unos privilegiados, pero tampoco es para tanto. Con este cuento nos la cuelan a todas horas. ¿Y dónde queda la profundización de la democracia, el respeto a los ciudadanos a los que se trata como a niños, la falta de pluralidad…? ¿Todavía tenemos que seguir aguantando la cantinela de que estamos en el sistema político menos malo de los existentes? De modo que mucho personal, que no se chupa el dedo, vota con esa abstención del “ahí te quedas, fantasma”, a ver si nuestros acomodados políticos “profesionales” (esa es otra) se quieren dar cuenta de una vez de lo mal que lo están haciendo. Pero son ciegos y sordos. Mudos, no. Lengua y carrete tienen para rato. Así que tras el referedum sobre lo de Europa, han vuelto a demostrar que están hechos de una pasta especial: son perfectos, maravillosos, incombustibles y únicos. Divinos.

Todos han ganado la consulta. Ya saben el resultado: sólo votó el 42 % del electorado. De ese personal que votó, el 76 % dijo SI y un 17 % NO. Un matemático diría que la mayoría del pueblo español se ha abstenido por múltiples razones. Un político es incapaz de sumar dos y dos, de modo que siempre pretenderá convencernos de que son cinco (y él se lleva una). Para nuestro ínclito presidente del Gobierno, los resultados han sido “históricos” de lo bien que han ido. Para Izquierda Unida, todos los votos del NO son suyos, además de todas las abstenciones. El principal partido de la oposición no ha dicho ni palabra, que ya es decir. La Prensa ha escrito con más imaginación que don Quijote: “Rotunda victoria del Sí con una abstención baja pero aceptable” (EL MUNDO). Menuda tropa. Resulta que, haciendo el matemático nuevamente sus números, sólo un tercio del electorado español ha apoyado con un SI al Tratado o Constitución de la Europa. ¿Y eso es un apoyo unánime, rotundo y chiripitifláutico? ¡Anda yaaaaaaaa, fantasmaaaaaaaaaaas!

viernes, 18 de febrero de 2005

VOTAD, BORREGUITOS, VOTAD

Llegó el gran día. Los que casi siempre hemos estado en el furgón de cola de Europa ahora levantamos cabeza queriendo ser los primeros en votar SI a lo que unos llaman Constitución Europea y otros un Tratado más, aunque casi todo el mundo está de acuerdo en una cosa: Constitución o Tratado, es más duro de roer que un bocadillo de piedras.

Llegó el gran día y yo con estos pelos. Y eso que nos jugamos la vida eterna: “La paz perpetua”, ha dicho don Zapatero Kant. “Nos jugamos la libertad, la solidaridad, el pan y los pepinos”, han venido a decir todos los que participan en el tinglado. Al principio el mensaje no caló. El pueblo a lo suyo, a lo del Real Madrid, la Champion Li y los tejemanejes sentimentales de la Mosquera. Pero conforme se ha acercado la hora H y el día D, la campaña de intimidación (algunos inocentes la llaman de “información”) ha alcanzado cotas inimaginables pues el SI tiene que salir por narices. Aunque la cosa no parece tan clara, dado el lío que estos angelitos se tienen montado en la tierra: el Gobierno defendiendo el SI mientras sus aliados y socios pregonan el NO; la oposición propugnando el SI, pese a lo cual el Gobierno no para de criticarla por eso mismo. Los nacionalistas propugnan el SI porque creen que ello les facilitará su separación de España y sus contrincantes también piden el SI, pero por la razón contraria. Los de Izquierda Unida defienden a mordiscos el NO porque afirman que la Constitución o Tratado a votar es de derechas, mientras que el PSOE defiende el SI porque es muy avanzada socialmente. ¿Alguien que no esté siendo tratado psiquiátricamente entiende este desmadre?

Sólo están todos de acuerdo en una cosa: la abstención es intolerable. Hay que ir a votar. O sea, la misma cantinela de siempre. Vota aunque no sepas lo que votes. Vota aunque sea con la nariz tapada. Vota, borreguito, vota. De modo que ahí está la incógnita. Te atacan a los higadillos y a la conciencia cuando pregonan sin rubor que eres un privilegiado porque tienes derecho a voto mientras que medio mundo ni lo huele. Ellos, no, ellos no son privilegiados sino sacrificados servidores públicos que viven y mueren por nosotros. Pese a tanta martingala, el personal sigue pasando mucho del referéndum, entre otras cosas porque da igual lo que salga: vamos a seguir siendo unos pringaos. Pero tanta propaganda, tanto anuncio de televisión, tanto famosillo cobrando un pastón para decir que hay que votar, van minando la pobre resistencia y consistencia del potencial electorado.

-Pero si es muy fácil, hombre/mujer. No es necesario que te leas ese mamotreto de hojas. Tampoco te has leído el Quijote. Basta que votes lo que nosotros te decimos, que para eso somos más listos y leídos. Borreguito, cree siempre al gobierno: tendrás la conciencia tranquila y un bono-hotel para el paraíso.

La historia de siempre. Los que mandan siempre tienen razón, son muy inteligentes y para ellos trabajan Dios y la Historia. De modo que, ya digo, cada día que pasa más personal del pueblo llano (o sea, poco agudo) se va sumando al SI enternecedor. No les dicen lo de “votad, borreguitos, votad”, porque ya lo dan por supuesto. Aunque lo del SI es una anécdota. Si el poder quisiera que el populacho votara NO, también lo conseguía. O que hiciera el pino. Uno de los últimos cartuchos ha sido la incorporación de una treintena de humoristas a favor de la campaña por el SI. Pocos que hay y encima están en nómina. ¡Así como va a haber buen humor en este país!

“Como tú quieras….¡pero vota!” es el chiste del funcionario Forges en esa campaña última de los humoristas. Y se ve a un señor en la cama echando una papeleta en una urna. Mira por donde acaba de darme una idea el bueno del Fraguas. No hay nada como las sugerencias que van directamente a la entrepierna.

PD: Acabo de recibir un sobre del Ministerio del Interior que indica en el exterior: “Envíos postales de propaganda para el referéndum”. Son así de desvergonzados. Reconocen que no envían información sino sólo propaganda. No te consideran un ciudadano serio y medianamente culto. Sólo eres un vulgar consumidor, un receptor de spots publicitarios, un mindundi al que se convence con dos frases e ideas estúpidas salidas de cuatro creativos gilipollas y repetidas hasta la saciedad por tierra, mar y aire.

Va a ir a votar su puñetera suegra.

miércoles, 16 de febrero de 2005

EL PSOE, UNA EMPRESA MÁS DEL HOLDING PRISA

Me gusta sobremanera la frase que da titular hoy a este comentario o parida. Su autor, el filósofo Gabriel Albiac. Esto sólo lo podía decir un maestro del nihilismo. O sea, un señor que no se cree más milongas que las estrictamente necesarias para sobrevivir. Viendo el numerito de esta semana en relación a la pretensión del gobierno zapateril de conceder otra televisión en abierto al grupo económico Prisa y de ampliarle el número de emisoras de radio hasta un total del 50 % de las existentes, convirtiendo en papel mojado la sentencia del Tribunal Supremo que exije la devolución por parte de este grupo de más de 60 emisoras harteramente adquiridas hace ya la tira de años, comprueba uno que Albiac tiene más razón que un santo laico. A lo que añadiré otra frase lapidaria: Prisa es Alá y el Psoe su profeta. Y cuando decimos Prisa, decimos Sogecable, Cadena Ser, el diario EL PAIS, Canal +, Digital +, Localia y cientos y cientos de empresas, sucursales y chiringuitos del mismo amo y patrón: don Jesús Polanco. Y con él, toda la amplísima cohorte de asalariados (periodistas, cineastas, escritores, políticos, músicos y otras hierbas) que se ganan la vida haciéndose los progres (encima eso) a la sombra del gran Hermano, nacido para los buenos negocios a la vera diestra de Franco. Hasta su lugarteniente (un tal Cebrián) le dirigió la tele al dictador. Ahora toda esta enorme patulea de gente se dedica a comer el coco al personal desde tierra, mar y aire con la meapilez de un discurso farisaicamente progresista.

Sabemos que la Coca Cola manda en el mundo mucho más que Bush. Sabemos que la Renault tiene más poder e influencia que Chirac. Ni se discute que Polanco y sus cuates mandan en España más que los 17 presidentes autonómicos juntos más la propinilla del presidente del gobierno. Si gobierna el conservador Partido Popular, los polanqueros arman follón para mandarlo a la oposición, pese a que los insulsos derechistas les besan los pies a todas horas. Si quien gobierna es el “socialista” PSOE, se acaba la guerra y se ejerce descaradamente la paz con la vara de mando a plena luz del día, sin el más mínimo recato ni vergüenza. Así que llegado el filántropo Zapatero al poder era previsible que Polancolandia ampliara aún más sus redes, influencias y chalaneos. ¡Otro nuevo canal televisivo para el pobre caballero! Porque, ya se sabe, no hay pluralidad ni competencia garantizada en la sociedad española si el susodicho no monopoliza el cotarro. Así que, como el amigo y sus lacayos no tienen donde caerse muertos, concedámosles el tener por lo menos la mitad de todas las emisoras de radio del país para que así el pluralismo social siga viento en popa. Y todo ello, afirmando que no es esa la intención del ejecutivo, que lo único que pretende es que todo quisque tenga su kiosko al sol. Este gobierno, incluido su presidente, no es más cínico porque ya no puede superar el tope alcanzado: el 100 %.

A mí, que conste, me da igual. No veo la tele, apenas oigo la radio, leo poca prensa y sólo internet y la vida cotidiana (o sea, la calle) me nutren de información. Y algunos libros, claro. Así que por mí que Polancolandia se extienda al 100 % de las radios, a la totalidad de las televisiones y al espectro completo de nuestras vidas. Personalmente estoy vacunado contra el virus prisaico y, a las malas, todo sería volver a retomar viejos tiempos en que otro personaje acabado en “anco” monopolizaba nuestras vidas y haciendas. Lo que avergüenza es que hasta sus rivales en propagandas, desatinos e incompetencias (otros grupos de comunicación más modestos) sean incapaces de enfrentarse al ogro y a los políticos que lo amamantan. Ellos sabrán porqué prefieren ser devorados sin emitir la más mínima queja. Porque aunque hoy se han reunido algunos para dar un pequeño gritito, la cosa ya no tiene solución: pronto serán unos saludables cadáveres.

¡Ave, Prisa, los que van a morir exhalan su último aliento! Eso sí, se han hecho la foto para la posteridad. Porque los muy ignorantes todavía creen en la resurrección de los muertos.

PD: A este último pataleo no se ha sumado el grupo Prisa –son totalitarios pero no estúpidos-, el grupo Zeta –son cochambrosos pero no gilipollas- y el grupo catalán Godó, que como viene de la nobleza, está acostumbrado a agachar siempre la cabeza ante el Rey. Un Rey que en este caso, tiene bemoles, encima presume de republicano y que tiene dos coronas: una se llama Prisa-Polanco, la otra se apellida Psoe-Zapatero. Todo queda en casa, en el mismo holding.

lunes, 14 de febrero de 2005

EL PRESIDENTE SUICIDA

No le entiendo. Que me quemen en la hoguera si le entiendo. Hablo del nuevo presidente del gobierno español, el señor Zapatero. Me resulta estrambótico, raro, incomprensible, suicida. Porque en política los experimentos hay que hacerlos con gaseosa. En caso contrario, la explosión se la llevan los de siempre: los que andamos a pie y nos ganamos el sueldo con el sudor de nuestra frente (no con el de enfrente, como hacen muchos). Si las cosas van mal a estos presumidos que gobiernan tan alegremente, pues se largan, exilian o presiden una fundación. Pero los curritos y currantes de a pie no tenemos más solución que aguantar y tragar con carros y carretas. Por eso lo que veo en el amigo Zapatero es que me deja turulato. Me parece que hace una política suicida. Veamos algunos ejemplillos y si alguien los entiende que me los explique, que siempre le estaré agradecido.

No entiendo a un presidente que se alía -sin necesidad- con un partidillo nacionalista (Ezquerra Republicana de Catalunya) que es abiertamente independentista (quiere separar Cataluña de España) y antimonárquico (llevaría al rey al exilio a la menor oportunidad). No entiendo a un señor que también se alía con otro partidillo (Izquierda Unida) que es un popurrí indigerible pues lo mismo militan en sus filas independentistas vascos, que nostálgicos de la antigua Unión Soviética, que castristas confesos o gente tan civilizada y sana como la alcaldesa de Córdoba.

No entiendo a un presidente que se lleva a los soldados españoles de Irak nada más salir elegido, dando un portazo a los EEUU, cuando se los podía haber llevado con cierta tranquilidad, tal como había anunciado en las elecciones. Tenemos al imperio norteamericano más cabreado que a un mono al que le quitan los cacahuetes. No entiendo a un presidente que se dedica a ridiculizar a la iglesia católica, de cierto peso específico en la sociedad española, y ello sin ofrecer a cambio ningún contento a los sectores ateos o laicos.

No entiendo a un presidente que da alas a los nacionalismos vascos y catalanes, que regala emisoras de radio y televisión a un grupo de poder determinado, que tiene entre sus mejores amigos a los dictadores más notorios de América Latina. No entiendo a un señor que convoca un referéndum sobre la presumible Constitución europea y que proclama el SI cuando sus dos socios de gobierno proclaman el NO. Pese a ello, se pasa todos los días criticando al partido de la oposición, que defiende también el SI, diciéndole que no está echando toda la carne en el asador.

No entiendo a un tipo que siempre está hablando de diálogo y buen rollito, pero que tiene a medio país cabreado (y eso que sólo lleva unos meses en el carguete). Tampoco entiendo a un señor que tiene en su partido una jaula de grillos, cada uno diciendo una cosa y todos la contraria, pese a lo cual está encantado de haberse conocido y de conocerlos a todos. No entiendo que cuando la banda ETA está más agonizante que nunca se dedique a hablar a escondidas con ella. Tampoco logro entender su política de inmigración, contraria y criticada por todos los socios de la Unión Europea. Tampoco entra en mis cortas entendederas que ser tan virtuoso haya ocupado en escasos meses de gobierno todos los puestos clave del país (desde la televisión pública a los juzgados), colocando a los suyos.

Me resultan ininteligibles muchas cosas de las que habla, máxime cuando lo que hace no se corresponde con lo que dice tan alegremente. Afirma que dialoga, pero lo que se ve es que unos se le pitorrean (los últimos, los de Batasuna, el partido político etarra, que estando ilegalizado ya ha presentado sus listas para las próximas elecciones vascas) y de otros se pitorrea él mismo. Lo tengo más calado que a una sandía y si yo lo tuviese a mi vera procuraría no darle la espalda porque le veo traicionero y embustero. Su frase de la noche en que se alzó con las elecciones no se me olvidará. “El poder no me cambiará”, dijo. Al día siguiente le habían cambiado el pelo, las cejas y hasta la sonrisa. Pero ¿cómo se puede decir esto sin el más mínimo rubor? ¿Se cree de otro planeta o piensa que los ciudadanos nos chupamos el dedo y que somos imbéciles? Encima me parece que es un gafe y que todo lo que toca sale o saldrá mal. Si este es el mejor político que tiene el PSOE, aviados estamos. Sólo lleva unos meses y ya hace aguas por todos lados, por mucha propaganda y envoltorios que le echen. Al menos los anteriores presidentes me dieron el pego durante los primeros años. Este, ni dos días. Que Alá nos coja confesados y si no, al tiempo. Mi sexto sentido para estas cosas no suele fallar.

(Artículo confeccionado en colaboración con los videntes Carapalo y Pitoniso, así como con la agencia de prospectiva “El futuro no existe”).

viernes, 11 de febrero de 2005

ADIÓS, MUNDO CRUEL

Que la especie humana está degenerando a marchas forzadas, es un axioma tan certero como el principio de Arquímedes. A algunos les basta con echar una ojeada al medio ambiente que nos rodea (hace tiempo que dejó de ser “entero”) para darse cuenta que si hemos convertido nuestro entorno físico y natural en una cloaca, a nosotros mismos nos hemos reducido a puro detritus. Si la vida que suele llevar la mayor parte de la humanidad fuera sana tanto física como mentalmente, no se producirían cada día las noticias y sucesos que acontecen.

Lo último viene de Inglaterra y Japón, aunque ya son temas recurrentes. Los hijos de la Gran Bretaña, especialmente los indefensos jóvenes, tienen complejo de frailunos del Opus y se flagelan todos los días a ver si alcanzan la vida eterna. Según un estudio muy comentado en los manicomios y ministerios británicos, “los chicos utilizan una alarmante variedad de métodos en su intento por lastimarse, entre ellos, cortarse, rasparse, tomar lavandina, quemarse partes del cuerpo con colillas de cigarrillo y tragar objetos -como pilas, por ejemplo”. Ante panorama tan cruel, los maestros reconocen que no están preparados (otra prueba de que la escuela va siempre por detrás de la sociedad) y los muy ignorantes no saben como responder.

-Chavalote, deja de pegarte fuego en el pelo, que mira que vamos a llamar a los bomberos.
-¡No, los bomberos, no, que hace veinte días que no me lavo!

Da lo mismo que el chavalote estudie en la universidad que haga caca en una guardería. ¡De la quema no se salva ni el mismísimo hijo del príncipe Carlos! Y si no, recuerden cuando hace poco se disfrazó de nazi para asistir a una fiestecilla. Si eso no es flagelación, que venga Camila Parker-Bowles y lo vea con su carita caballuna.

Pero la cosa es mucho más grave. Para la humanidad, digo. Porque si el tema se redujera al Imperio Británico no pasaría nada. Ya se sabe que los británicos se consideran y son de otro planeta. Lo malo es que la autoflagelación y la mortificación estúpida se produce en otros lugares más sensibles, como ocurre en el mismísimo Japón, cuna del sol naciente y ataúd del sol poniente. Allí, como están más tecnificados, los mozos y mozas se lo montan recurriendo a la Interné. Es la monda: se citan por correo electrónico, se chatean las últimas voluntades y tracatrá, se prenden fuego o se toman una carreta de pastillas compradas en un bazar chino. ¿Alguien entiende estos suicidios? Tan incomprensibles como ver una película de Tarantino y no vomitar en medio de la sala.

Seguro que habrá causas justificatorias a tanto desatino, pero no seré yo quien se rompa la cabeza para averiguarlas. Ya nos lo dirán los sabios analfabetos que investigan encerrados en las universidades y laboratorios. A mí, plim. Lo que más me preocupa y duele es la muerte del Washington Tree, una secuoya californiana gigante de mas de 76 metros de altura, el segundo árbol mas alto y más viejo del mundo. Después de más de 3000 años, el árbol agoniza víctima del frío y de los achaques de la edad. Este ser vivo sí que merece una quitada de sombrero y un minuto de silencio. Lo de los jovenzuelos ingleses o japoneses es simplemente una escena inevitable de ese nuevo videojuego en que se ha convertido esta puta vida que estamos fabricando.

“ETA pone el coche bomba nº 36 en Madrid. Los niños más agresivos ven más televisión. En España se confiscan más de cinco millones de productos falsos. Una mexicana mata a sus tres hijos con insecticida. Todavía no hay ni una multa en España por enviar correo basura. Explosión en una zapatería de Getafe (¿¿pero con qué demonios de material fabrican ahora los zapatos??). Agresiones sexuales de un menor a 7 niñas. Violó a su hija de forma continuada durante 4 años, obligándola antes a consumir cocaína. Setenta muertos en las carreteras en los últimos cinco días. Se duplica la cifra de mujeres que aborta más de una vez. A un empleado le piden 6 años de prisión por arrojar cócteles molotov a la casa de su jefe. A un bombero australiano lo amonestan por usar el coche del parque para ir a por pizzas. Trescientos mil niños-soldado viven en primera línea de fuego. Moratinos y Bono visitarán Estados Unidos”. (Noticias feúchas sacadas del periódico “Qué!”).

¡Menudo está el patio! Pronto habrá que decir eso de “tonto el que no se flagele” o “imbécil el que no se suicide”. Menos mal que siempre nos quedarán los ministros Bono y Moratinos para echarnos unas risas.

miércoles, 9 de febrero de 2005

EL PRESTIGE CATALÁN

La obra de ingeniería que tan chapuceramente han realizado en Barcelona (o sea, Cataluña) en el barrio del Carmelo tiene una definición exacta en las manifestaciones del señor Maragall, presidente de la región, comunidad autónoma, país, nación o lo que cada uno considere que es ontológicamente mi querida tierra catalana.

Don Pascual ha manifestado cuando ha acudido a ver los destrozos que los técnicos y políticos del tripartito han realizado en el barrio (construcción de un túnel para la línea del metro, hundimiento del mismo, derribo de viviendas y desalojo de ciudadanos) que la cosa es como lo del Prestige. Al menos sinceridad sí que tiene el buen hombre. Pero poco más. Cuando el barquito aquel se hundió hace dos años en la costa gallega llenando de mierda el océano, miles y miles de ciudadanos se echaron a la calle protestando y pidiendo la cabeza de los responsables del desastre. Al frente de la manifa estuvo don Pascual y todos los tíos y sobrinos que tiene en la izquierda catalana y española. Ahora, como los tiros apuntan en su dirección, sale por peteneras (¿o habría que decir, sardanas?).

Así que nadie dimitirá en la Generalitat ni en el Ayuntamiento de Barcelona. (Como nadie dimitió con lo del Prestige, claro). Ni siquiera el bedel más antiguo del Ayuntamiento, pronto ya a jubilarse. No habrá comisión de investigación porque todo está investigado. Ya puestos, no será necesario que los periodistas se acerquen a la zona cero –última orden de las autoridades- porque corren el riesgo de que les caiga encima un edificio agrietado y a ver luego de quien es la culpa. (O sea, que es más peligroso informar desde el barrio del Carmelo que desde Irak). La información sobre el desastre apenas está saliendo a la luz porque periodistas y otras gentes de bien de la sociedad catalana prefieren contar lo de la previsible encerrona que el Zaragoza hará al Barça el próximo domingo en el partido de Liga. ¡Qué bella oscuridad informativa y política, dentro del más puro seny! Eso sí, los vecinos a los que no se les ha hundido el piso están saliendo por piernas con la maleta destino a ninguna parte temiendo verse cualquier día sepultados por miles de escombros y porque se fían menos de las autoridades y técnicos que lo que yo me fío de mí mismo.

A los diez días del desastre se ha dignado acudir a visitar el modesto barrio del Carmelo don Pascual Estatuto Maragall. No es que el Carmelo le pille muy lejos de su casa. Es que a los grandes políticos –como él- se les reconoce en que sólo se pringan en las grandes ocasiones y en los grandes temas. Para las minucias ya tienen al palanganero de guardia. Eso sí, ha prometido que cuando pase un año volverá para que vean los vecinos lo moderno y nuevo que lo va a dejar todo. Piensa ahora gastarse toda la pasta que no se ha gastado él y su primo (el alcalde de Barcelona) en hacer los proyectos y los estudios técnicos necesarios para garantizar que lo del túnel del metro no iba a ser una chapuza, indigna de un país tan adelantado como Cataluña. Seguro que si el túnel hubiera atravesado el barrio de Sarriá, Pedralbes o la Vía Layetana, los estudios habrían sido más numerosos, concienzudos y costosos. Pero, a fin de cuentas, el Carmelo está donde cristo perdió el mechero, allá en la montaña de Barcelona, donde sólo vamos cada cuatro años con la cantinela de las elecciones. Menos mal que don Pascual, don Clos y los señoritos del gobierno son de izquierdas. Porque si llega a estar gobernando la derechona civilizada de Convergencia i Unió, del Carmelo no queda ni la placa dedicada a Juan Marsé, famoso escritor que popularizó el barrio en algunas de sus obras.

Silencio. Oiga usted, ni la cantarina Izquierda Unida ha dicho ni mú. Ni Llamazares ni el camarada delegado, Sr. Saura, que chupa poltrona en la plaza de San Jaume. Y eso que el amigo está acostumbrado todos los días a comer junto a los obreretes sindicales, tras dejar el coche oficial a cien metros y acudir andando para que el personal vea que es uno más de ellos. La otra sota de la baraja, tan proclive a cantar las cuarenta, el ínclito Carod Rovira de la Pseudo-Izquierda Republicano-bananera y tal, también anda desaparecido en el caso. Parece que se lo hubiera tragado la tierra del túnel hundido. O quizás es que anda ocupado en representar al gobierno zapateril en las negociaciones con ETA. O que es alérgico al polvo.

Menuda tropa. El Prestige II pero sin chapapote, sin voluntarios, sin gritos, sin protestas, sin manifestaciones, sin asaltos a las sedes del partido gobernante y sin airadas columnas de los periodistas comprometidos. Es como lo de los submarinos nucleares de la reina madre paridos en el comentario de hace unos días. Pa mí que tanto lo del último submarino como lo del barrio del Carmelo es un invento de los cuatro locos de siempre. Esos que, gobierne Pepito o Jaimito, siempre piensan lo mismo. Unos locos de atar.

lunes, 7 de febrero de 2005

PONGA UN SUBMARINO NUCLEAR EN SU VIDA

España es un país receptor de turistas. Esto tiene su lado bueno y malo. Por la Costa del sol malagueña lo sabemos bien. Entre lo malo está el que, junto con la hornada de británicos que nos visitan anualmente, suele encontrarse también la visita chapucera de un submarino nuclear averiado de la Armada británica. El lugar de destino: ese retrete del Mediterráneo llamado Gibraltar.

Gibraltar no sólo es un refugio de piratas, mafias de blanqueo de dinero y droga y un chupóptero de la economía andaluza. También es receptor frecuente de chatarra británica averiada, especialmente si es nuclear, la cual es muy bien recibida por los gibraltareños, pues serán piratas de cuello blanco pero no tienen un pelo de tontos. Hace unos años encalló por allí el Tireless, con una avería en el reactor nuclear. Ahora lo hace el Sceptre, dicen con una avería en el circuito de refrigeración del motor diesel. Eso se lo creerá su puñetera reina madre.

Ya digo: los bucaneros del peñón, acostumbrados a esta escoria nuclear, la reciben con tapas y bebidas. Allá ellos, pero los que vivimos alrededor de la zona, nos subimos por las paredes. Si cuando el Tireless se armó la marimorena con manifestaciones y protestas generalizadas (estaba el facha de Aznar en el gobierno central y los socialistas son otros fachas y hachas aprovechando las catástrofes ajenas), ahora las tornas han cambiado y en Madrid reina el compañero Zapatero, así que lo de las manifestaciones huelga. Paciencia y a barajar. Es increíble como toman el pelo a la gente estos descamisados del poder. Cuando el Tireless, todos los ayuntamientos socialistas perdían el culo montando manifestaciones y fletando autobuses gratis para que las gentes fuesen en dirección a la verja. Ahora, con el Sceptre, no se mueve ni dios, con lo que imagino que el dinero esta vez lo estarán empleando para convencer a la gente que ahora no toca movilizarse. Aparte lo rastrero del comportamiento de los capos socialistas, sobresale la inmoralidad y la desvergüenza de tanto personal que sólo se manifiesta y protesta cuando “los suyos” se lo piden. O sea, cuando sus señoritos le dicen qué tienen qué hacer en cada momento y lugar. Como se ve, una actitud de gente concienciada y de izquierdas. (Si Carlitos Marx levantara la cabeza y viera a estos mantas y malandrines se echaba la escopeta a la cara y no dejaba ni uno vivo).

Así que seguimos en las mismas, pero con otra película. Ya tenemos rutinariamente asumida la visita del submarino nuclear de su graciosa majestad británica, que vuelve cada equis tiempo como lo hace la meningitis. Ya tenemos a los gibraltareños brindando con huevos & bacon encantados con radioactivizarse y ya tenemos a los capullos gobernantes de siempre que o se pasan o no llegan, que utilizan las varas de medir según el careto que mande en Madrid y los ecologistas no vendidos a Chaves (Greenpeace, Ecologistas en Acción y otros, una minoría) que son los únicos que arman gresca y dan la tabarra, gobierne quien gobierne.

Moralejas varias: 1. Los submarinos nucleares que lidera el señoritingo Blair tienen más achaques que la reina madre. ¿Será un homenaje? 2. En Gibraltar vive una pandilla de subnormales que se creen que el escape radioactivo hace crecer el pelo y la potencia sexual. 3. En Andalucía gobierna desde la prehistoria un tal señor Chaves que sólo emite radioactividad política cuando en Madrid gobierna un señor del partido rival. 4. En Madrid los gobernantes de la nación (sean del espectro político que sean –lo de espectro, nunca mejor dicho) se la cogen con papel de fumar cuando se trata de enfrentarse al amigo y aliado Reino Unido. 5. Los andaluces de la costa mediterránea lo llevamos claro con esta pandilla local, autonómica y nacional de ineptos que nos desgobiernan.

¿Y si algún día se arma de la Dios, con uno de los habituales submarinos averiados? Pues, nada: esquelas en los periódicos, lamentaciones varias y a enterrar a los muertos. La historia de siempre: los políticos (independientemente de dónde suelan llevar la cartera: a la izquierda o a la derecha) a mamar y los ciudadanos a ser mamados. Lo malo es que a la mayoría les causa placer. Y es que el masoquismo nunca tuvo tantos adeptos como ahora. Especialmente en España.

viernes, 4 de febrero de 2005

EL PERFUME DEL TABACO



Ayer fue el día mundial contra el cáncer y el inicio de otra vuelta de tuerca contra el tabaco. Cada vez se va prohibiendo fumar en más lugares (lo último, en los viajes de tren inferiores a 5 horas) y llegará un momento en que se considere a los fumadores como lo que son: unos apestados.

Aclaremos el asunto, no vaya a ser que caigan sobre mí los rayos y truenos de tanto fumador empedernido por creer que lo estoy insultando. Digo lo de apestados porque a mí lo que más me molesta del cigarro es la peste que deja tras de sí. Lo del humo pues bueno, pues vale. Estamos tan acostumbrados a respirar un aire tan poco sano, a tragar bocanadas de pestilente aire salido de los tubos de escape de los vehículos, de las chimeneas de las fábricas y de la mayor parte de los frascos de colonia, que el humo del cigarrillo hasta resulta tierno y romántico. Pero el olor a tabaco ya es otra cosa. Los que fuman no se dan cuenta porque ellos están envueltos en ese olor que es casi su propio olor corporal, pero a los que no fumamos y tenemos las narices sensibles, a veces nos provoca el olor del tabaco tanta repugnancia como el olor del pedo ajeno. Sí, ya sé que exagero algo, pero tampoco tanto. Hay gente, fumadora empedernida, que cuando se acerca a uno dan ganas de sacarle el desodorante. ¡Dios, qué peste a tabaco! Si vas a un sitio donde hay mucho fumeteo, cuando regresas a casa y dejas la ropa en la percha te das cuenta que despide tal olor a tabaco que habrá que airearla un par de horas o que meterla en la lavadora para quitárselo.

Sí, está muy bien eso de que el tabaco mata, que produce cáncer y que te deja echo un asco al cabo de 20 años de fumeteo (eso sin contar el roto del bolsillo por el que caen euros y euros cada vez que compras una cajetilla). Pero lo que nadie dice, y lo que no es ni siquiera discutible, es que el tabaco echa un olor nauseabundo y desagradable para los que no fuman. Sólo por eso, por amor a la nariz del prójimo, los fumadores deberían de envainársela en público, fumar en los retretes y tirar luego de la cadena. Pero se ve que al personal le importa un bledo el olfato del vecino.

Ya no se puede fumar en los trenes, los autobuses ni en los aviones. En Italia te pueden perseguir por la calle, en EEUU te despiden, en Tokio te pueden multar… Vale que el 30 % de los cánceres son fruto del tabaco, pero si la gente quiere enfermar pegándole al pitillo, allá ella. Tampoco puede convertírseles en delincuentes por darle al trinqui nicotínico. Lo que es más duro de sobrellevar es que el personal fumador ande por ahí despidiendo un pestazo a tabaco que no hay nariz sana que lo aguante. Y eso sí que no. No hablemos de los puros y de las pipas, hipérboles pestíferas insoportables por su hedor vomitivo. A lo mejor la culpa no es del tabaco sino de la mierda que le añaden las compañías para aumentar los beneficios. Tengo entendido que sólo un 5 % de lo contenido en un pitillo es tabaco. Lo demás, basura. Y ya sabemos lo que huele la basura y la de enfermedades que produce. A lo mejor ahora me entienden algunos pobrecitos fumadores con mi insistencia respecto a su mal olor. Les deseo larga vida pero, por favor, exigid a las tabacaleras que fabriquen cigarros que no huelan. Aunque, ya puestos y por el mismo precio, mejor que huelan a rosas, jazmín o a chorizo.

Y ya que me vais a dar tortas por todos lados, fumadores de mis entretelas, sed también un poquito menos guarros, echando las colillas donde corresponde, no en el suelo o en el ojo del vecino. Un poquito de por favor, majetes. Ya sé que no sois todos iguales, pero que se pique el que se tenga que picar.

Y ahora me voy a trabajar. Por si no lo sabíais me gano el sueldo gracias a vosotros. Vamos, que trabajo en Tabacalera.

miércoles, 2 de febrero de 2005

MENSAJEROS DEL HORROR

Vivir es un horror. No lo dijo un filósofo turulato ni un intelectual desquiciado, ni siquiera un honrado ciudadano harto de pagar impuestos para que medren a su costa trescientos mil parásitos del partido gobernante de turno. Lo dicen los científicos, los periódicos, las revistas del corazón, los médicos, las encuestas, las organizaciones de consumidores… No hay día ni noche en que al común de los mortales, hombre o mujer de buena fe, no le dé un ataque depresivo tras escuchar de toda esta gente tan amable noticias alarmantes, investigaciones últimas y consejos de interés general sobre los peligros que nos acechan a cada minuto.

Ya no es que te metas en el coche y tengas más riesgo de irte al otro barrio que si jugaras a la ruleta rusa. Ni que un chorizo te asalte a las seis de la tarde, rodeado de respetables viandantes que miran para otro lado, y no deje de ti ni la tarjeta del bus para poder regresar a casa. Ni siquiera es que tu salud mental amenace quiebra cada vez que enciendes la televisión. Ahora todo es peligroso y negativo. Hasta respirar. Sólo en los últimos días he leído y oído por esos retretes de los medios de incomunicación los siguientes horrores: El aire está demasiado contaminado, el sol daña la piel, el pescado puede llevar mercurio, los dulces en exceso son cancerígenos, los móviles también, los cosméticos abrasan la piel, el agua del grifo puede contener plomo, los colchones están llenos de ácaros, los embutidos tienen nitritos, el aire acondicionado puede portar la legionela, los portátiles pueden causar cáncer de próstata si se ponen en los muslos, los sprays dañan la capa de ozono, hay ropa tóxica, los fertilizantes de las frutas son venenosos, a menudo el ejercicio provoca infartos pero estar quieto también, el trabajo produce estrés (y las vacaciones también, pero a su fin), dormir mucho es malo, dormir poco es peor, el ruido nos vuelve sordos… Pa qué seguir.

Advertencias, avisos, investigaciones, conclusiones definitivas que pasado mañana dirán otra cosa. Antes el aceite de oliva era malo, ahora es buenísimo. La margarina era mucho mejor que la mantequilla, por aquello de las grasas, ahora resulta que es una porquería adulterada. Los huevos de antes tenían mucho colesterol, los de ahora lo disminuyen.

¡Joder, que se pongan de acuerdo! Pero, sobre todo, que no nos asusten con cada nueva investigación o estudio. Si respiras mierda, comes mierda, bebes mierda y consumes mierda… es que eres un mierda. ¿Es eso lo que pretenden decirnos? ¿Qué adelantan con tenernos acojonados a todas horas? Hasta el polvo que se acumula en casa dicen que puede provocar cáncer.

La pregunta es: ¿qué pretenden que hagamos? Si comemos cogemos las mayores enfermedades del reino. Si no comemos, nos morimos y encima la economía no tira. La solución, dicen los cenizos, es el término medio, que es donde está la virtud según el clásico. Pero eso es lo difícil, saber cual es la equidistancia entre lo bueno y lo malo. Y practicarla. O sea, el imposible.

En lo único en que todos parece que están de acuerdo es en que morirse es malísimo. Aunque no sé, no sé, porque los amigos de la eutanasia no lo tienen tan claro. Y los terroristas suicidas que esperan follarse a miles de huríes en el más allá, al lado de Alá, tras su útil y ceporrino sacrificio, parece que tampoco acaban de creerse eso de que estirar la pata es lo peor que les puede suceder. Así que será mejor que me calle y que haga mutis por el foro mientras le hago un soberano corte de mangas a tanto malandrín y cornúpeta como anda suelto por el mundo dispuesto a amargarnos la ya de por sí amarga vida. ¡A la mierda!