lunes, 31 de enero de 2005

CUANDO VOTAR ES UN MILAGRO

Acaban de celebrarse elecciones en Irak, y según cuentan las crónicas, alrededor de un 70 % ha ido a votar. No, no parece una errata de los periódicos ni una inocentada típica del día de los Inocentes y del lendakari vasco. ¡El 70 % ha ido a votar! Eso, en cualquier democracia occidental es un auténtico milagro.

Publicaba el domingo el diario El Mundo un chiste genial (como todos los suyos) de Pachi e Idígoras, dibujantes malagueños. Un iraquí le pregunta a un soldado americano armado hasta los dientes:
-¿Por favor, el colegio electoral?
-No tiene pérdida, siga recto y cuando oiga un ¡¡BOOM!! vuelva a preguntar, que ya estará cerca…

Si en una sociedad occidental cualquiera, presuntamente en un estado de paz que aburre –afortunadamente- hasta a las ovejas, alcanzar el 70 % de participación sería una obra divina, ¿qué decir de la heroicidad del pueblo iraquí, que lo ha hecho en idéntica proporción pero jugándose el pescuezo?

Daría igual que las elecciones fueran un fraude, estuvieran impuestas o no sirvan para nada (que no parece que sea el caso), pero a ojos de esos acomodados seres a los que cuesta levantarnos del sofá a apagar el televisor por el esfuerzo supremo que representa tal hecho, lo del pueblo iraquí merece pasar a la historia de lo sobrenatural. Y eso que el sector sunní preconizó el boicot y la abstención. Sólo el mismo día de las elecciones hubo 44 muertos en ataques y atentados suicidas a los colegios electorales. Pero, oye, como si nada. A qué no estará ya acostumbrada la mayoría del pueblo iraquí (tras padecer años y años al cerdo de Sadam, la larga guerra con Irán y tras sufrir dos invasiones norteamericanas en el propio país), que ni decenas de subnormales suicidas son capaces de disuadirlo para que no eche papeleta alguna en la caja-urna.

¿Habría sido posible este orgasmo electoral iraquí sin la invasión norteamericana? ¿Puede nacer de una indigna guerra la esperanza de vivir con dignidad? ¿A estas alturas de la película, no es hora ya de dejar a los americanos tranquilos (para que se vayan más pronto que tarde, una vez hecho el trabajo sucio) y empezar a ir contra esos mal llamados “resistentes” que –como se ha visto claramente- atacan mediante el más atroz terror a gentes indefensas e inocentes de su propio pueblo para evitar el más leve síntoma predemocrático, o para seguir manteniendo las riendas del poder en manos de una minoría?

Preguntas que a los que les encanta la masturbación política les vendrá entretenerse bastante con ellas. A Juan Puñetas lo que le maravilla es que todos los cantamañanas e hipócritas que pasaron olímpicamente del masacrado pueblo iraquí cuando les gobernaba Sadam o cuando les cayeron las bombas americanas por dos veces, ahora salen alabando su espíritu heroico y democrático. ¡La madre que los parió!

viernes, 28 de enero de 2005

TIEMPOS DE FRACASO

Qué tiempos, carallo! Qué tiempos.

En el municipio de Cuevas de San Marcos (en la provincia de Málaga), o sea, en un pueblecito de esos donde se supone que todo es paz y tranquilidad, en que la gente se dedica a sus pacíficos asuntos y los chavales todavía conservan cierta inocencia y buenas costumbres en comparación con el personal que vivimos en las grandes urbes, deshumanizados y estresados, resulta que el Ayuntamiento está ya harto de que la gente (sobre todo, los jóvenes) destrocen el mobiliario urbano en esos días en que como borregos se juntan para celebrar el botellazo y esas cosas. Como las medidas de represión (empezando por la vigilancia policial, siguiendo por la multa al salvaje que se carga la papelera y acabando con el cogotazo del papá al animal de su hijito) no se ponen en marcha para evitar la depresión de los policías, los niñatos y los papaítos de los niñatos, urge entonces tomar otro tipo de medidas más acordes con los tiempos confusos, difusos y fracasados que nos ha tocado vivir. Medidas que –a ser posible- gocen de originalidad y que puedan venderse como educativas y tal y cual.

Dicho y hecho: los jefes del Ayuntamiento han pensado que “todo lo que ahorremos en paliar los destrozos que se producen cuando los jóvenes salen de marcha irá destinado en actividades para ellos”. El programa o invento sacado de la chistera tendrá como referencia la cantidad de dinero que se empleó de las arcas municipales durante el año 2004 para reparar papeleras, bancos o farolas que los monstruitos del pueblo se cargaron alegre e impunemente. Si durante este año 2005 la cuantía que el Ayuntamiento emplee en arreglar los destrozos de los fieras chavalotes es inferior a la del año pasado, la diferencia será destinada a la organización de eventos para los jóvenes: conciertos, talleres, arreglo de pistas polideportivas o adquisición de ordenadores. Faltaría más: además de sufragar esas actividades, el Ayuntamiento pretende desarrollar una labor de concienciación para que sea la propia juventud “quien se implique, haga de informadora y evite los actos de gamberrismo. Así aprenderán a valorar lo que cuesta el mobiliario urbano y apreciarán su valor”. Palabritas del teniente de alcalde, que augura que el programa tendrá “muy buenos resultados”. Qué buen pitoniso.

Moraleja: cuidar el mobiliario urbano se recompensa con conciertos. O dicho de otra manera menos políticamente correcta: si no destrozas la farola, chaval, te regalamos una entrada para ver al famoso grupo de rock “Los tontos del duduá”.

Yo pregunto: ¿A esto se le llama discriminación positiva, tener la cabeza en los pies o no saber ya ni la hora que es? Es que ya estoy viendo a juventudes de otros pueblos de la comarca pidiendo a sus alcaldes que, o también les regalan a ellos entradas y les organizan talleres de ginebra, o montan en el municipio la noche de los cuchillos largos. Pero, ¿a qué nivel ético tan bajo hemos caído cuando hay que premiar a la gente hasta por hacer cosas tan normales como cuidar el mobiliario urbano que es de todos? ¿Habrá que pagar gratis unas vacaciones en el Caribe a Perico Pelotas, ciudadano que siempre tira la basura en el contenedor y no en la acera? ¿Habrá que dar un premio –o un sueldo vitalicio- al chorizo del barrio para que deje de robar el bolso a las señoras? ¿Recompensaremos con una medalla de oro y una caja de cervezas al conductor que siempre se pare en los pasos de cebra cuando pasa un peatón? ¿Pero a qué grado de estupidez estamos llegando? ¿Es que habrá que empezar a considerar como “normal” lo que a todas luces es “anormal”? Si es por ideas, aquí va una: como las calles, parques y jardines cada vez están más repletos de cagadas de perro por tener unos dueños tan cochinos, premiemos a los guarreras con una entrada de cine para ver si así dejan por unas horas de joder pestilentemente con el chucho.

¡Qué tiempos, maripili! Qué tiempos de miseria y de fracaso.

miércoles, 26 de enero de 2005

EL ATRACO DEL PARKING

Parece que me estoy especializando en el mundo de la fina delincuencia, pero tal como está el patio al final no voy a tener otro remedio. Si el otro día hablaba del choriceo bancario (perfectamente regulado y autorizado), hoy me referiré al “atraco del parking”. La cosa ya viene de antiguo pues en este país bananero las cosas siempre vienen de muy antiguo, algunas hasta de la prehistoria.

Resulta que metes el cochecillo en un parking de esos, municipal o privado, para guarecerlo de los chorizos a flor de calle, y ya no te acuerdas que también los hay en el sótano de ese inmundo agujero donde buscas un hueco para tu Seat Toledo. Tras dar mil vueltas al fin encuentras uno raquítico, debiendo salir por la escotilla superior pues entre tu coche y el del vecino no cabe una aguja y es que había que aprovechar bien el espacio disponible para loor y gloria del bolsillo de los propietarios o arrendatarios del lugar. Cuando definitivamente logras abandonar a tu perrito mecánico compruebas que tus defensas aéreas empiezan a estar bajo mínimos porque el aire que se respira en ese antro subterráneo está más viciado que el de un estercolero. Casi a rastras te diriges a las escaleras, ridículas, pensadas para pegarte un costalazo de mil pares de narices rotas. Cuando oteas cercano el azul del cielo (¡qué maravilla!) caes en la cuenta que has dejado al descubierto en el asiento trasero del motocarro una revista del “Hola” y que lo mismo cuando regreses han roto el cristal para birlártela. Recuerdas temeroso que los que te sablean por tener a tu cuatro latas un ratito en un cuchitril ridículo y asfixiante, no se hacen responsables de nada de lo que le pase al bicho. Ellos sólo están, como los chorizos de la calle, para cobrar. Así que respiras profundamente el aire de la rue y te sumerges nuevamente en el sótano (“la próxima vez me traigo una mascarilla”) para esconder la revista debajo del asiento, por si acaso.

En marzo del año pasado hubo un juzgado de Madrid que dictó una sentencia obligando a las empresas de aparcamiento a cobrar por el tiempo exacto de estacionamiento. Las empresas del sector parece ser que recurrieron aquella decisión judicial con lo que siguen y seguirán chorizando otros pocos de años hasta que salga la nueva sentencia, que adivina tú sino será contraria a la primera. O quizás es que se niegan a ejecutarla. Y no pasa nada. Los españolistos de a pie protestamos por todo menos por las cosas que verdaderamente importan. Y lo que debería importarnos, por ejemplo, es que unos fulanos nos atraquen a todos los automovilistas cuando dejamos el coche en sus parkings cobrándonos más tiempo del que están allí encerrados. Es como si en el cine nos hicieran pagar la media película siguiente. Mientras tanto, los cien mil gobiernos que nos mangonean (muchos de ellos patronos de los parkings municipales) mirando para el tendido del 7, permitiendo el latrocinio porque en muchos casos les beneficia directamente y en otros porque ellos están para cosas mucho más importantes, como aprender a tocar el violón.

Hace casi un año un juez en sus cabales (rara avis) avisaba del atraco de los choricitos del parking, pero todo ha quedado en agua de borrajas y en tararí que te vi. Y es que si desapareciera este y otros robos similares, estaríamos acabando con tradiciones ancestrales en este país bananero (la España plural que dicen ahora los cursis). Ir contra la tradición en la España del XXI –quien lo iba a decir hace 30 años- está muy mal visto. Incluso uno puede ser tachado de reaccionario. Vivir para ver.

lunes, 24 de enero de 2005

EL TONTO DEL BBVA

Ese tonto soy yo. Y el BBVA es, para quien no viva por los andurriales hispánicos, un famoso banco español, dicen que el tercero de Europa.

El tonto del BBVA empezó esta historia hace más de 20 años cuando comenzó a ganar sus primeros dinerinis y se le ocurrió la bendita idea de abrir una cuenta corriente en la Caja Postal (dependiente del servicio nacional de Correos) para que los jefes ingresaran allí la nómina y el menda fuese sacando periódicamente los ahorrillos para comprar la mayoría de las veces cosas que no necesitaba. Pasaron unos cuantos años y el tonto de la Caja Postal vio cómo ahora pasaba a ser el tonto del Banco Argentaria. Unos tejemanejes en las estratosferas bancarias entre los chiquilicuatros de siempre, teledirigidos por los políticos de turno, hicieron que la Caja Postal desapareciese y el invento nuevo fuese un Banco. La diferencia en aquella época no era poca pues las Cajas presumían de practicar una gran labor social (“el interés desintereresado” que proclamaba su publicidad) mientras que los Bancos se dedicaban principalmente a lo que han hecho toda la vida: sacar los cuartos a los clientes con la mayor de las impunidades. Así que el cambio fue a peor, pero la inercia (esa pereza mental de ponerse a cambiar lo malo conocido por lo malo desconocido y los consecuentes follones burocráticos) hizo que el menda pasase a ser ahora el tonto del Argentaria.

Años más tarde, otra nueva sacudida política (aquí los gobernantes son siempre los que llevan la voz cantante y los que mueven ficha, para en la revuelta sacar tajada a beneficio propio) produjo otro nuevo cambio: el Banco Bilbao-Vizcaya se casaba con Argentaria, por lo que ahora pasó a llamarse el BBVA. Y el Puñetas tontorrón pasó a otras manos sin comerlo ni beberlo. No ya sin que le consultasen nada, sino sin siquiera enviarle una cartita cariñosa para decirle…:

“Estimado gilipollas. Figura usted entre los fulanos que tienen su dinero depositado en nuestro nuevo Banco y con el que nosotros hacemos nuestros negocios y plusvalías mientras usted no ve un duro. Quisiéramos informarle por la presente que esperamos seguir contando con su masoquismo en la nueva aventura que iniciamos. Le prometemos sacarle los cuartos con mayor finura y elegancia. Esperando unas palabras de adhesión a nuestra buena causa, reciba un cordial abrazo del oso”.

Pero los nuevos dueños del BBVA no tuvieron ni este detalle literario-educativo. Así que el ahora tonto del BBVA siguió con su inercia bancaria (durante la cual los políticos fueron poniendo y deponiendo a los jefecillos del Banco) y aún sigue, hasta que un día de éstos le entre un ataque de sentido común y de vergüenza y mande a los del BBVA a tomar aire. Al tonto del BBVA le cuesta el dinero tener una cuenta bancaria en dicho antro económico. O sea, que el negocio lo hacen ellos con mi dinero. Me ningunean subiéndome cada año las comisiones, el precio de la mísera tarjeta que apenas utilizo y otras guarradas similares, mientras que todavía espero que alguien de esa santa casa tenga el detalle de enviarme algún detallito por el día de mi santo (como hace el Corte Inglés) en agradecimiento por mi paciencia y tontería. Nada, ni un mísero cacahuete.

Ahora, los nuevos políticos que rigen los desatinos de España, quieren cargarse al mandamás del Banco, para poner a gente más cercana a su cuerda y, en el trapicheo, beneficiarse así el bolsillo con trinques y mangancias. Sé que, cada cambio de nombre y de jefes, mi bolsillo es atracado con más vehemencia. Así que tiemblo con el nuevo abordaje, uno de los más zafios que mi tontuela mente recuerda. Quizás mi inercia halla llegado a su punto de no retorno y decida de una vez coger el poco dinero que aún no me han sisado y salir corriendo. Claro que la pregunta es ¿a dónde? Porque la competencia actúa con idénticos patrones de bandidaje. Quizás sea hora de empezar a rescatar la baldosa o el colchón como medio de guardar el escaso dinero que reporta nuestro mísero trabajo. Todo antes que seguir dando de comer a tanto pirata suelto, por mucho que de vez en cuando cambien de nombre.

viernes, 21 de enero de 2005

CON EL SEXO HEMOS TOPADO

La Iglesia será todo lo respetable que se quiera, pero en cuestión de sexo tiene menos credibilidad que un pederasta dando clase a un grupo de niños. Aunque no lo practican (eso dicen) lo de los curas de alto bonete ya roza lo esperpéntico. Parecen saber más de sexo que el mismísimo Casanova. Sus preocupaciones respecto a lo que los humanos hacen con sus partes pudendas (aunque no pertenezcan a su grey catoliquil) les lleva a tal preocupación que cualquiera pensaría que muchos de estos ministros de la ley “divina” tienen una líbido demasiado desarrollada, que intentan sublimar mediante la represión de las ajenas.

El sorpresivo apoyo de la Iglesia española al preservativo (considerándolo como un elemento más de combate contra el SIDA) duró casi lo que dura un kilo de caramelos en las puertas de un colegio: un par de horas. De miércoles a jueves, vamos. Al final, desde Roma o desde las alturas celestiales, alguien le debió de leer la cartilla y el secretario general de la cosa obispal se la tuvo que envainar. “La Conferencia Episcopal corrige a su portavoz y proclama que el uso del preservativo implica una conducta sexual inmoral”. Las risas todavía se oyen por las esquinas, pero como el humor no es precisamente un don de estos caballeros, todavía no se han percatado del hazmerreír y cachondeo que han provocado en el común de los mortales. Por opinar se puede opinar de todo. Pero también los demás tenemos derecho a reírnos de las opiniones ajenas, por muy pretendidamente doctas, moralistas y serias que pretendan venderse. Los obispos venderán muchas motos, pero aquí ya no hablamos de venta sino de vulgar estafa.

Y es que no se enteran. Para ellos el sexo se reduce a que una pareja de casados eche un polvo -tapándose la nariz y en plan mire usted- cada tres años y que vengan los críos que Dios quiera. Críos que después los obispos y curas se encargarán de mantener económica, intelectual y moralmente, claro. La gente usa el preservativo (u otros sistemas de anticoncepción) porque responsablemente decide tener sólo los hijos que le apetece (no los que dios quiera) o que puede mantener. Si, ya sé que algunos lo hacen para no dejar preñada a la señora del vecino o a la chica que estudia tercero de carrera. También para no contraer alguna enfermedad de esas que vuelan alrededor de la cama. Pero, en unos casos o en otros, no tomar estas medidas de prevención sería de una irresponsabilidad sublime. La misma que la de los obispos en el tema. La diferencia es que ellos dicen que todo se solucionaría con la “abstención y la fidelidad” y la gente opina que el cuerpo está para darle algunas alegrías mientras aguante, que la fidelidad no tiene porqué ser un muermo y que –además- hay que trabajársela día a día empleando cuerpo y mente, que las cosas buenas no llegan y duran por arte de magia. La actitud de los jerifaltes eclesiásticos es de un atroz egoísmo porque quieren imponer por la fuerza a los demás lo que ellos mismos se han juramentado libremente para su persona: reducir la sexualidad a cero. Que sólo sirva para la reproducción de la especie (cosa en la que ni ellos se entretienen), como si los mismos animales no la utilizasen para algo más que traer crías al mundo. No son partidarios de la castración porque si no desaparecía la especie. Así que tenga usted ahí abajo sus perendengues para usarlos un par de veces en la vida. Y ni una alegría más. Sólo las que bajen del cielo (ninguna). Nos quieren contentos, vaya.

Pues lo siento: me da tanto la risa con estas chalauras que la burla y el pitorreo me brotan a borbotones por entre las teclas. ¿Pero como pueden ser tan burros? ¿Qué tiene que ver la religión y la moral con ponerse un globito en la punta de la berenjena? ¿Pero no quedamos que lo importante es el respeto, la paz, la felicidad, la generosidad, el amor al otro u otra y tantas cosas de las que tanto suelen predicar pero poco practicar? ¿Qué alternativa tienen que ofrecer estos ignorantes de la sexualidad y del amor a los millones de desgraciaos de este perro mundo, que viven en la más absoluta de las miserias, que para comprarse un condón tendrían que quedarse sin comer (y aún así estarían pecando gravemente contra la moral) y que lo único que tienen gratis son unos cuantos roces y meneos con otros seres tan desgraciaos como ellos? Ahí bebe el sida a manos llenas: en la imposibilidad de estas gentes para comprarse un globito de esos que denigran estos analfabetos del cuerpo.

Conceder crédito a la opinión y sentir de los obispos y muchos curas (afortunadamente no todos) sobre las prácticas sexuales es tan absurdo e inútil como pedirle a un portero de fútbol que meta goles en la portería contraria. Eso sí, oírles desbarrar sobre el tema es saludable y benéfico para el común de los mortales: la risa, ya se sabe, alarga la vida.

ULTIMA HORA: El tonto de Zerolo, jefecillo del PSOE que nunca se ha visto como hasta ahora, pide a la fiscalía que abra diligencias contra la Iglesia por su opinión sobre el condón. Pero este mastuerzo, ¿cómo puede pedir la intervención judicial ante una opinión, por muy burra que sea? Dios los cría y ellos se juntan en la estupidez.

miércoles, 19 de enero de 2005

MACARENA NO LEE

¿Quién no conoce la popular canción “Macarena”, que hizo millonarios a “Los del Río”, esa simpática pareja de típicos y tópicos sevillanos y andaluces, hartos de trabajar en la música por cuatro perras gordas hasta que les tocó la lotería con una de sus peores canciones?

La pareja sabe mucho de lo suyo: de cachondeo, de palmoteo, de musiquilla pegadiza y molona. Y por eso mucha gente les admiramos, aunque sólo sea porque la música (aunque sea más bien malilla) amansa a las fieras. Pero los susodichos son de esa clase de gente que no sabe decir que no a los amigos. O a los gobernantes. Así que seguramente el señorito Chaves, virrey de su Andalucía, o el sonriente Zapatero, sultán de las Españas, les pidió que echasen una mano para convencer a la gente que en el próximo referéndum sobre la “Constitución” europea hay que votar que SI, que SI, que SI y que SI. Y como son tan buenas personas y no saben decir que NO, que NO, que NO, pues eso, que allá que se fueron a promocionar en Sevilla el citado referéndum. El primero que se hará en Europa para intentar ratificar el Tratado Europeo (lo de “Constitución” es un chiste para incautos y analfabetos políticos).

Pero los del Río no sólo son simpáticos, excelentes personas y serviciales. También son honrados y transparentes como las lonchas del jamón ibérico que me ponen en el Mercadona cuando compro 100 gramos de Jabugo. Así que cuando algún periodista también simpaticón les preguntó sobre la nueva tita “Consti”, los del Río dijeron la verdad y nada más que la verdad: “Si los políticos más importantes, tanto de izquierdas como de derechas, dicen SI, nosotros tendremos que decir que SI, nosotros por qué vamos a decir NO, si no la hemos leído”. Y se quedaron tan anchos y con todo el personal allí presente, aunque a más de un politiquillo presumido le debió de dar un telele interior.

Pues eso. Más sinceros que un niño de pecho. Y con más conocimiento popular que el tonto del pueblo. Hay que votar que sí porque los que entienden de esto dicen que sí. Si la mayoría de los que saben del tema y gobiernan lo tienen claro, nosotros detrás de ellos, como los bueyes. Así opinan “Los del Río” y, con ellos, la inmensa mayoría del personal de a pie. Pa qué leerse el Tratado, con la cantidad de páginas que tiene y el rollo que destila. Nosotros a obedecer, que así estamos más guapos y más contentos. Y así será: cuando el mes que viene se celebre el referéndum europeo el SI ganará por goleada. Con la misma naturalidad y aplastante mayoría con que saldría el NO si eso fuese lo proclamado por los que “saben de estas cosas”. Ya digo, bueyes detrás del yugo. Encantados de pensar y actuar con la mayoría ejemplar que nunca se equivoca. Felices de no desentonar en el paisaje. Satisfechos de circular en la misma dirección que la corriente.

Cuando se acerque el evento largaremos unas letras grillescas sobre el asunto. Por el momento, a diferencia de “Los del Río”, Juan Puñetas no tiene claro nada de nada. Hasta que no se lea el rollete del susodicho Tratado. Cuando acabe los cuentos de hadas que actualmente está leyendo, le meterá mano y ojos a las 200 páginas correspondientes. A ver si los cuentos de hadas continúan o la cosa va de los de miedo. O ambas cosas…

lunes, 17 de enero de 2005

LA RELECHE DE IBARRECHE

Quedábamos en el último comentario en hacer un breve repaso a algunas de las boutades y tontolinadas que el Plan Ibarreche está trayendo consigo antes de su puesta de largo definitiva, si es que se produce algún siglo de éstos.

“Quiero trasladar a la sociedad española que la propuesta no es para romper, es para convivir con España”. Palabras del lendakari vasco. Ahora va a resultar que lo que pretende el amigo no es divorciarse, quedándose encima con el piso, el coche y la tele, sino que lo que desea es caer rendido en brazos del Estado español. En realidad lo que quiere decir es que o se convive por las buenas con su plan o se malvive por las malas con las “tortas” (eufemismo de “bombas”, a cargo de sus primos hermanos de la eta).

“Mientras yo sea lehendakari la voluntad de los vascos no será nunca sustituida por la de PSOE y PP”. Al sentir del parlamento vasco que aprobó por los pelos el citado Plan, le llama “la voluntad del pueblo vasco”. Al sentir del parlamento español, en el que están representados todos los españoles, incluidos los nacionalistas vascos, le llama “la voluntad del PSOE y PP”, en vez de llamarle “la voluntad del pueblo español”. Este hombre tiene un serio problema de visión: lo que ve por el ojo derecho no coincide con lo que ve por el izquierdo.

“El Plan lo ha votado la mayoría del pueblo vasco”. Lo que tú digas, majete. Resulta que el Plan sale aprobado en el parlamento vasco por 39 votos a 35. Una mayoría simple y raquítica para un tema de tanta trascendencia como lo que propugna. Encima, tres votos son de los amiguitos de la ilegalizada Batasuna que ahora están en otro partido que también ha sido ilegalizado por sentencia del Tribunal Supremo pero que don Ibarreche y sus cuates no ha formalizado en el parlamento vasco porque en aquel cortijo las leyes no las cumplen ni los gatos. Es curioso que para reformar la constitución española u otros estatutos de autonomía hagan falta los dos tercios del parlamento o los tres quintos y en el territorio donde la sociedad está dividida en dos claras opciones políticas casi por la mitad, baste la mitad más uno de los parlamentarios para que salga adelante la reforma. Tan curioso como que si el porcentaje fuese similar al de los restantes parlamentos, a estas horas el famoso Replan estaría más muerto que el boquerón que me acabo de comer entre tecla y tecla.

“Los vascos quieren decidir su futuro”. ¿Y eso qué demonios quiere decir? ¿Por qué no habla este hombre llamando a las cosas por su nombre, al pan pan y al vino vino? Lo que llama un “pacto político para la convivencia” no es sino un guiso fabricado sólo por el sector nacionalista que otorgaría al País Vasco el estatus de “libre asociación” con España, con competencias propias de un Estado independiente. Vamos, como mi vecino del quinto que vive separado de la mujer (pero no divorciado legalmente) para seguir disfrutando de los beneficios económicos que le otorga la situación ficticia de “casado”, aunque cada uno vaya por su lado. Eso sí, ni hablar de que la señora solicite el divorcio y también opine en el asunto, porque aquí el que lleva los pantalones es él.

Claro que hay que comprender la moderación de don IBA, rompiendo la baraja tan educada y amablemente. Al lado de sus descarriados hijitos etarras, él es un moderado burgués. Eso le ha permitido y permite ir de bueno de la película hasta en las peores ocasiones. “Los proetarras piden la excarcelación de los terroristas y la desmilitarización multilateral”. Vamos, que no basta con que los jueces condenen a los etarras a 3.000 años por la tira de asesinatos y luego los mismos jueces los pongan de patitas en la calle tras cumplir 10 ó 15 años de cárcel, en una interpretación torticera de su propia justicia. Los batasunos quieren que los pistoleros sean puestos de patitas en la calle sin cumplir ni dos días. Mejor, que ni los detenga la policía para que así no puedan mearse encima al verse esposados durante unas horas. “Que no se equivoquen, que mientras este pueblo no tenga los derechos que le pertenecen, la lucha armada no tendrá fin”, proclaman los más lanzados. Estos analfabetos deberían ir a la escuela para estudiar el significado de las palabras “pueblo”, “derechos” y “lucha armada”, a ver si aprenden a utilizarlas correctamente.

Lo dicho, al lado de estos parientes cavernícolas, el bueno de don Ibarreche -y su famoso Plan- parece San Francisco de Asís. Aunque muchos españolistos no nos chupamos el dedo: en el circo de la política es más peligroso el domador que las fieras. Palabra de Ángel Cristo.
Como en las telenovelas: continuará…, durará… seguirá… El dramón no ha hecho más que empezar –aunque ya lleve 40 años- y tenemos toda la eternidad por delante.

viernes, 14 de enero de 2005

LA LECHE DE IBARRECHE

Tiene bemoles que desde hace la tira de años estemos hora si, hora también, con la misma mosca cojonera: el País Vasco, las Vascongadas, Euzkadi o como demonios quieran llamar a un territorio situado en la península ibérica y en el Estado español, que tiene escasamente 7.234 km2 (el 1,43 % de todo el territorio español) y que posee unos 2 millones de habitantes (el 4,5 % aproximadamente del total de la población española). Nunca tan pocos dieron tanto por saco, hablando mal pero con sinceridad total. Mejor dicho: si de esa población consideramos sólo a aquella que está en edad de votar y de ella descontamos a los que votan a los partidos constitucionalistas, o sea, a los que no les asquea considerarse españoles además de vascos, y a aquellos que pasan de todo o que no tienen opinión, resulta que sólo el 30 % de la población (o sea, cuatro gatos) está por la labor de la independencia.

Bueno, pues con estos mimbres tan ridículos y escasos, llevamos con la monserga del País Vasco desde que la abuela parió. Da igual que nos contemplen 500 años comulgando con las mismas lentejas, que la economía vasca esté casi un 25 % por encima de la media española y que casi todos los números sociales les sean favorables. También da igual que la Comunidad vasca tenga más autogobierno que el resto de las 16 comunidades españolas y que cualquier región europea, repartido en todos los ámbitos: fuerzas de seguridad, parlamento, gobierno, educación, sanidad, símbolos propios… A este grupito de insaciables les resbala que el resto de los españoles, a pesar de los casi mil asesinatos de la banda vasca-terrorista ETA, siga considerando a los vascos y a esa Comunidad con una ternura y una comprensión que muy pocos serían capaces de mantener con semejantes atrocidades de unos y miradas para otro lado de otros. Pese a todo, este sector de fanáticos (que sólo se refleja en las encuestas apañadas por el propio Gobierno Vasco, como un 30 %, o sea, una gota de mar en medio de la inmensidad vasca y no digamos española) siguen erre que erre con la misma cantinela de siempre: ellos son distintos por la gracia de los genes, de su historia (inventada, claro) y de la biblia en verso. Quieren vivir solos en el caserío aunque chupando del bote de los vecinos del alrededor.

Desde que en 1959 algunos de los más violentos de estos fanáticos se agruparon en la ETA, han conseguido mil muertos (y encima, los capullos, se quejan de que han tenido bajas, como si la policía española tuviera la obligación de besarles los pies), doscientos mil exiliados y que los niveles de riqueza no sean todo lo estratosféricos que podrían ser (pese a que el 80 % del mercado de los productos vascos se venden en el resto de España). Han logrado, además, aburrirnos y que la inmensa mayoría de los mortales que vivimos alrededor del cortijillo vasco estemos hasta el copetín de su chalaura: la de ellos y la de sus miserables políticos (nuevamente, cuatro gatos), que sólo saben mirarse y comerse el ombligo.

Así que el último órdago se llama Plan Ibarreche, o sea, la leche de Plan, cuya lectura aconsejo a todo bien nacido, más que nada porque despierta la líbido y la adrenalina, ideado y llevado a cabo por unos iluminados (Ibaleche, el primero) que tienen la santa desvergüenza de afirmar que dicho Plan “sólo supone una simple reforma estatutaria”, tomándonos a los demás por perfectos imbéciles que no sabemos leer ni comprender ni nos enteramos de ná.

El tema seguirá dando que hablar los próximos meses, años y siglos. Hasta el punto que en el más allá seguro que los actuales habitantes de España podremos seguir con interés las tribulaciones vascas con el pérfido Estado opresor español, si es que para entonces (por aburrimiento o dejadez de sus “enemigos”) no han conseguido sus objetivos. Que es lo que ya muchos españolitos, con los testículos y el coco bien repletos de sandeces y amenazas, están empezando a fantasear. Y que otros españolitos (unos por tontos y otros por síndromes varios) comienzan a desear o justificar cándidamente. Como si permitir la independencia del País Vasco fuese cortar una simple florecilla en un jardín. Más bien, sin llegar a la independencia, estamos ya en una fase de alto riesgo (el tumor deviene en cáncer a marchas forzadas) que amenaza llevarse por delante todo lo que encuentre a su paso, en España y en Europa, porque iluminados y descerebrados los hay en todas partes, en todas las regiones y países de unas zonas geográficas que hunden su antigüedad (y sus primitivas diferencias) en la noche de los tiempos y que abierta la espita del gas no dudarán en seguir la nueva moda del suicidio colectivo.

El próximo día (por seguir masturbándonos un poco con el coñazo vasco) comentaremos algunas de las memeces justificativas del famoso don Ibaleche. Risa y estupor garantizados.

miércoles, 12 de enero de 2005

RESACA NAVIDEÑA

Todas los excesos realizados en los tiempos navideños, sean gastronómicos, sedentarios, consumísticos o crematísticos, hay que pagarlos a lo largo de los dos meses siguientes (por lo menos). Incluidos los timos y engaños de que fuimos objeto. ¡Esa tele que nos vendieron como de última tecnología y que sólo permite adivinar la película entre la niebla y la decoloración de la pantalla! ¡Ese peazo móvil al que sólo le faltaba darte besitos en los morros y que ahora muestra su peor cara: la de hijito macarra de la teleco de turno! ¡Esa muñeca hinchable a la que sólo le faltaba roncar en la cama y que ahora resulta que está afiliada a Comisiones Obreras!

Tanto trasto inútil, barato y ventajoso compramos en las épocas navideñas, que ahora la mayoría se nos revela como lo que son en realidad: unos engañabobos. Comprendo que en este tema soy bastante rácano, porque lo único que el Puñetas compró este año (o le regalaron) es un pijama, un frasco de una inevitable agua perfumada y un par de libros. Como la mayoría del personal sea tan escrupuloso en el gasto navideño como el menda lerenda, retrocedemos a las cavernas prehistóricas en cuestión de varios años.

Lo que sí hice durante las fiestas navideñas en que también di vacaciones a estas Paridas, fue leer mucha revista rosa, pues la lectura de la misma facilita la digestión intestinal, impidiendo el estreñimiento. Y entre las perlas que dijeron algunos famosillos de tres al cuarto, desconocidos la mayoría para el gran público, pero muy aplaudidos a la hora de evacuar en el W.C., destaco algunas de las que más me llamaron la atención. Y con estas doy por finalizado el empacho navideño, hasta el próximo.

* Mercedes Milá: “Yo era la típica fumadora idiota”. Ahora ya sólo eres la típica idiota.
* Francis Lorenzo: “Si el éxito me hubiera llegado con 18 años, me hubiera vuelto gili”. Vale, pollas.
* Marta Torné: “Soy muy sensible, cariñosa, mimosa y frágil”. Más o menos como un osito de peluche.
* Eugenia Martínez de Irujo: “Todo empieza a estar en su sitio”. Por fin la tía ha hecho limpieza general en su casa.
* Liz Taylor: “No hay mucha gente con una historia clínica como la mía”. En efecto, poca gente se ha casado tanto como tú.
* Silvia Tortosa: “Hace un mes conseguí mi diploma de inmersión con botellas”. ¿De cava o de cerveza?
* Tamara: “Dani es el príncipe azul que siempre soñé y no lo dejaré escapar”. Pero, ¿tú no eras republicana?
* La Duquesa de Alba: “Lo de Eugenia con Colate se acabó”. Ahora se ha pasado a “Profidén”.
* Rosa María Mateos: “Todos somos un poco prostitutas en esta profesión”. No hace falta que lo digas. Ya lo sabíamos.
* Ramoncín: “He sido un poco golfo”. Sigues siéndolo, capullito, sigues siéndolo…
* María José Alfonso: “Admiro a Ana Obregón porque es una niña de papá y se mata a trabajar”. Hombre, si lo de Anita es matarse a trabajar (ya saben, enseñar el pechito y esas cosas), lo de un minero será un asesinato, ¿no?
* Odette Pinto, estrella de la radio que ahora triunfa en un canal de Cataluña, y ya entradita en años: “Con la tele me siento como si tuviera un amante de 20 años”. Pues disfruta, cariño, porque yo me siento como si tuviera a un negro dándome por…
* Y la noticia guindera, que dedico a toda esta camada de personajillos y personajetes: “El cine español pierde en el año 2004 casi 4 millones de espectadores”. Claro…, HAY MOTIVO. Espero que alguno entienda el chiste.

lunes, 10 de enero de 2005

SUTNAMIZADOS

Acabaron las fiestas (quien las tuvo) y ya andamos metidos de nuevo en faena. Los años pasan cual coche de Fórmula I y cualquier día de estos nos vemos viejecitos, con la garrota en una mano y pidiendo limosna con la otra. Bella metáfora del tiempo que se nos avecina. Pero no corramos tanto y pensemos sólo en lo que vendrá durante el presente añito, que amenaza con ser de aúpa.

Regresamos, pues, a este cortijo bitacoril y parece que lo hiciéramos con un fatalismo de no te menees. Grave error. Es que peor de como está el patio, por el mundo y por Spain, no creo que podamos estar en el presente año. O sea, que estreno año en plan optimista, pese a que lo del sutnami asiático invita a pocas alegrías.

¿Quién mata más: la naturaleza o el humanoide? Bella pregunta para comenzar un nuevo año.

Más seamos pragmáticos y arrimemos nuestro granito de solidaridad hacia aquella pobre gente y países. No hay nada como un desastre como éste para que las bien pensantes y bien comidas sociedades occidentales se apliquen un do de pecho y llenen de limosnitas temporales a quienes viven en el culo del mundo. Así se va al cielo: con la práctica de la caridad. Después, cuando los medios de comunicación encuentren otra veta purulenta más llamativa, adios muy buenas y a otra cosa, mariposa.

Mientras tanto, algunos hasta hacen negocio con la tragedia. Bancos que, pese a que el dinero es para una causa justa, cobran comisiones por las transferencias y ayudas. Multinacionales que vienen explotando secularmente a los habitantes de aquellas miserables zonas y que ahora salen en ayuda de esta pobre gente, para que se note que también tienen "sensibilidad". Chorizos e hijos de puta que trapichean, estafan, timan o engañan con el pretexto de pedir, coordinar o dirigir las ayudas a los damnificados. Tropecientos mil famosos donan sus milloncejos aunque, eso sí, previo peaje en los medios de comunicación. "Yo es que soy muy solidario y como todo lo cuento, pues que sepan que he decidío dar una millonada para los indonesios" -dice con voz sensiblera el famosín-famosón de turno. Hasta hay gobiernos que pregonan a los cuatro vientos la pasta gansa que están enviando a los países tsunimizados, aunque se callan los muy ladinos de las contraprestaciones exigidas a cambio. En fin, todo muy lindo.

Pero algunos preferiríamos que cuando pase la marabunta de los primeros socorros, empiece la ayuda de verdad: tecnología gratis para detectar maremotos, hormigón gratis para construir viviendas algo más resistentes, condonaciones de deudas, mejora de las relaciones laborales y económicas por parte de las multinacionales allí instaladas... Poco confío en ello, aunque menos todavía en que los gobiernos respectivos de la zona se dediquen a algo más que tocar el violón, porque la culpa es evidente que también les corresponde en bastantes grados. ¡Esas construcciones hoteleras y no hoteleras en la misma orilla del mar! ¡Ese respeto máximo para los turistas y ese desprecio casi absoluto para los nativos! ¡Esa corrupción generalizada! ¡Ese morro que se lo pisan!

¿Quién mata más: la naturaleza o el humanoide? Mi amigo, el aséptico matemático, me dice que tras hacer cuentas, él cree que de los 150.000 muertos (por ahora), de haberse producido el tsunami en el mar mediterraneo, la costa pacífica americana o por la zona nórdica, hubiesen muerto un máximo de 10.000 personas. O sea, que entre la imprevisión, la pobreza, la especulación turística, la idiosincracia asiática y otras gaitas, por Scri Lanka y cía ganan los humanoides por 140.000 a cero. Bonita manera de acabar y comenzar el año.

Y los creyentes de todas las creencias, en estos tiempos de religión exacerbada, cogiéndosela con papel de fumar. ¡Dios no tiene la culpa de nada! -gritan desorientados. Y es que Dios, como los políticos, sólo está para las cosas buenas. Es la historia de todos los años desde que algunos listillos se hicieron con el negocio de la felicidad ajena. O sea, de la mentira.