lunes, 29 de noviembre de 2004

EL FÚTBOL ESPAÑOL JUEGA AL VILLAR

El mundo del fútbol español tiene como presidente de la pomposa “Real” Federación de Fútbol a un tipo llamado Villar. Parece que nos equivocamos de deporte (previa falta de ortografía) pero no. Hablamos de Ángel María Villar, un señor que lleva 16 añitos chupando pelotas desde el puesto de mando de dicha Federación y que, tras ganar las últimas elecciones, continuará otras cuatro temporadas más. Cuando hay un dirigente de lo que sea, que se eterniza en los cargos, por muchas elecciones que se eche al coleto, tal durabilidad a mí me huele a cuerno quemado.

El tal Villar está hecho de esta pasta pastosa especial. Después de tantos años de mangoneo y gobierneo del mundo del futbolín, todavía dice el carota que tiene ilusiones, ideas nuevas y esas sandeces que se cuentan en estas ocasiones. Verlo tras ganar estas penúltimas elecciones (porque no serán las últimas) todo alborozado, dando saltos olímpicos de alegría, besándose y morreándose con gente de su “equipo” (clan, secta o chiringuito, diría yo) roza la ternura y el lagrimeo.

Pero la realidad es más prosaica. “Ser presidente de la Federación Española de Fútbol implica ganar lo que un buen jugador: 600.000 euros anuales”. Leo el titular de varios periódicos y tanta alegría del susodicho, tanto fervor en seguir dirigiendo a la pelotita hispana, no es por amor al arte sino que tiene su codiciada recompensa. El tío tiene un sueldo de 104.000 euros en 17 pagas y media. Luego hay que sumarle los gastos de representación por los que anualmente le entran al bolsillo 120.000 euros por los conceptos de garaje, chófer, combustible, comidas, cenas y desayunos, guardaespaldas, vuelos en primera clase, hoteles de cinco estrellas y otros. Porque, claro, al señorito le daría un ataque de hemiplejía si va a un hotelito de tres estrellas o si se come un bocadillo de calamares en el bar de la esquina. Vive mejor que el Rey de España.

Como lleva tantos años chupando, ya tiene muchas más tetas de las que hacerlo, aparte la presidencia de la Federación. El amigo es vicepresidente de la FIFA por lo que percibe anualmente 215.000 euros en concepto de dietas, que cubren el acompañamiento de la señora, la cual también tiene derecho a cama, mesa y mantel. Además es presidente del Comité Técnico de Árbitros de la FIFA, presidente del Comité de Fútbol de la FIFA, miembro del comité organizador del mundial de Alemania 2006, vocal del proyecto Gool para el desarrollo del fútbol en el mundo, miembro del comité de urgencia de la FIFA, vicepresidente tercero de la UEFA y otras menudencias que no referimos por rubor. Y en todos estos tinglados cobra, porque al amigo no le gusta trabajar gratis. Trabajar lo hace poco, la verdad, pues pertenecer a tantos comités y proyectos es síntoma evidente de que don Villar pone sobre todo el careto y la mano, porque si fuese el currelo, no tendría horas en el año para asistir a tanto festín y de tanto esfuerzo laboral ya estaría hecho una piltrafilla. Y como todavía está poco contento con lo que tiene, anda su hoja de servicios por los tribunales dado que se le acusa de corrupción, trapicheos y otras menudencias económicas complementarias. ¡Dieciséis años en el cargo dan para saberse todas las triquiñuelas del mundo!

De modo que ya se comprende la enorme alegría, el derroche de emoción exultante y tanto besuqueo a la gente que le baila el agua: estaban en juego 600.000 euros anuales, más el incremento del IPC, otro trienio más y nuevas corruptuelas. Y todo este dineral sale del bolsillo de esos incautos y bonachones aficionados al fútbol, que cada domingo se retratan en taquilla para luego ver un espectáculo más simple que el mecanismo de un chupete, aunque eso sí, con derecho a insultar educadamente al árbitro y jugadores del equipo rival.

Pero lo mejor está por llegar. El bueno de don Villar, porque sigue otros cuatro años más, va a conceder una amnistía al mundo del fútbol. Todos los castigos atrasados, multas y cierres de campos serán perdonados. Está el hombre tan contento que, cual emperador romano, se concede el privilegio de hacer borrón y cuenta nueva de los pecadillos ajenos cometidos en su etapa anterior. De los suyos, hablarán los tribunales un siglo de éstos.

sábado, 27 de noviembre de 2004

LOS ANUNCIOS MILAGROSOS

Muchos de nuestros gobernantes y gentes de bien vivir han encontrado la solución a todos los problemas: hacer anuncios.

* Que la gente no abre un libro ni en la sala de tortura: anuncio en las teleles contando lo feliz y contenta que se pone la gente leyendo. “¡Lee, burro, y verás como te desaparece el acné!” Y ya todo está solucionado: la gente se pone a leer hasta la extenuación.

* Que el personal se espachurra en las carreteras por exceso de confianza, prisa o distracción: anuncio en las televisiones y asunto solucionado. “¡Entérate que la vida es puro accidente!”. Ya está, un problema menos. Los conductores aprenden el mensaje y la lección y cuando se ponen al volante se acuerdan del anuncio y se vuelven muy modositos y tortugueros.

* Que los maridos y novios pegan o matan a sus parejas: anuncio al canto indicando que eso está muy mal y que la vida de la mujer es sagrada. Y ya está todo solucionado. De ahora en adelante, cuando al energúmeno le entra el pronto y agarra la navaja para cortar en rodajitas a la parienta, se acuerda del anuncio ese de la tele y se la clava a sí mismo en profundo acto de arrepentimiento y justicia.

* Que cada vez más jóvenes le pegan al canuto y al pincho… pues anuncios, cientos de anuncios diciendo que hay que engancharse a la vida, que es muy maravillosa y que no veas lo que te pierdes. Varios días más tarde la mayor parte de los bares juveniles de la movida y el botellón hacen suspensión de pagos y todos los jóvenes y jóvenas se hacen socios de la Liga Antialcohólica.

Esta creencia de que con hacer unos anuncios y echarlos miles de veces en las teles ya se resuelven los grandes problemas sociales es tan absurda como pensar que con hacer una ley la realidad cambia por arte de magia. El sistema ahí está. No funciona, pero eso es lo de menos. Lo importante es que gracias a él muchos viven estupendamente del cuento. ”Las televisiones emitieron durante el mes de octubre una media diario de 7.705 anuncios”. Como dijo el clásico, “la vida es un anuncio detrás de otro y a ti te encontré en el televisor”. (Aristóteles Cebolleta)

jueves, 25 de noviembre de 2004

ESTAMOS CON QUIENES TENEMOS QUE ESTAR

Probablemente hoy sea bastante cruel, demagógico y hasta chiripitifláutico con lo que voy a escribir, pero a veces hay que irse directamente a la hipérbole, al surrealismo y a la trapisonda. Más que nada por amor adrenalítico y por vergüenza grillesca.

Cuando reinaba don Rodrigo Cid de Aznar nos dábamos el piquito a todas horas con el matón del barrio, ese que siempre está de broncas por medio mundo y que nunca logra acabar bien ninguna. (Vease el pollo montado en Irak). Tampoco es que los USA nos dejaran comer mucho a su lado (alguna que otra sobra acompañada de una fotito), pero al menos podíamos endosarle los pinreles encima de la mesita del salón o ponerle la espalda para que nos diese una palmadita cariñosa. Pero en esas que se produjo la Reconquista al revés, o sea, que los moros reconquistaron Al-Andalus gracias a unos bombazos por acá, unas cagadas por allá y una bajada de pantalones por acullá a cargo de casi todo el mundo. Total, que como dice uno de esos periódicos influyentes del mundo mundial, ahora tenemos un primer ministro accidental al que le ha llegado con demasiada antelación la hora de la victoria. Y claro, al hombre lo han pillado en calzoncillos: todavía no ha sido programado con las suficientes normas de urbanidad como para moverse ágilmente por los salones del matón del barrio, que encima sigue siendo el mismo que cuando reinaba Aznar. Así que entre desplantes y bajadas de pantalones, al emperador San Bush lo tenemos cabreado, no nos recibe al teléfono y cualquier día de éstos nos envía a la Cuarta División acorazada de Florida y Nebraska para reinstaurar la legalidad internacional y deponer a Sadam-Zapatero, poseedor de una incalculable masa de armas de destrucción conejil (en forma de sonrisas más falsas que Judas) y de algún que otro obús de tontoli-habas, a los que tiene ocupados en el gobierno de la cosa doméstica.

De modo que ahora el país (esto “de país”, es un decir, una pura metáfora) anda dividido entre aquellos que añoran abrocharle los zapatos al gran oso americano a cambio de que nos dé unas golosinas para endulzar los incisivos y aquellos que alaban a la pandilla de chacales a la que nos estamos arrimando en la actualidad para no quedarnos en la selva más solos que la una. O sea, que ahora con quien nos damos el besito con besito y el culito con culito es con gorilas tipo Chavez, hienas como el Mohamed, cocodrilos como el Castro y otra fauna igual de rastrera perteneciente al ecosistema barriobajero.

Yo creo, sin embargo, que lo nuestro es estar acompañando en el pesebre a estos peazo burros. Pero no por las absurdas razones que argumentan sus defensores (incluido el Gobierno “accidental”) sino porque tenemos que estar con quienes son de nuestra cuerda. O sea, con los chulapones, los bananeros, los fanfarrones, los que hablan mucho y hacen poco, los que se chupan el dinero del pueblo, los que presumen de lo que carecen. Por lo menos son unos grandes folladores, se lo pasan chachi puruli con tanto chiste y juerguecita y no andan reprimidos y cabreados como esos ricos del norte que tienen de todo pero no disfrutan de nada. El que no se consuela es porque no quiere.

Somos un país que, tras más de cinco de siglos de historia, todavía no sabe si es un país, una casa de putas o el coño de la Bernarda. ¿Somos una nación, una nación de naciones, una plurinacionalidad, el resto de una subasta que nadie quiere o 17 cortijillos unidos por un capataz que trabaja menos que el Rey León y por una cohorte de pringaos que bajo el pretexto de dirigir la soberanía popular se la meriendan todos los días con Nocilla o, los más delicados, con Colacao? Respuesta de hoy a la fecha de ahora (mañana lo mismo pensamos otra cosa): Somos una monarquía bananera (también lo sería si fuera república, y más) que nos merecemos estar con quienes últimamente nos abrazamos: los caudillitos y carcamales más impresentables del mundo mundial. Se acabaron las ínfulas de nuevos ricos que se pasean a escondidas entre las cortinas del Imperio. Lo nuestro, como mandan los cánones y la historia, es ir siempre contracorriente, al revés de todo el mundo civilizado, unidos a los más casposos y retrógrados especímenes del orbe. Así podremos presumir de algo: de ser más educados que ellos, un poco más ricos o viajados. De nuevo, el que no se consuela…

Cuando por fin tenemos una amplia clase media y las posibilidades abiertas para no darnos el batacazo de siempre, en vez de estar chupando a dos carrillos de los unos y los otros, nos dedicamos a irnos con los moritos y los tiranuelos para no verle los granos del culo al amigo americano. A los que mandan les da lo mismo, porque al final –como siempre pasa- las bofetadas nos las llevaremos los de siempre: los gilipollas que estamos a pie de obra en este solar hispano que nadie sabe qué coño es.

lunes, 22 de noviembre de 2004

LAS DEPOSICIONES DE LA PRENSA-BASURA

El sábado se me ocurrió comprar el periódico “La Razón” que dirige el señorito Anson, ese que siempre firma sus escritos, tras su nombre, con el subtítulo “De la Real Academia de la Lengua”. Y junto al diario (que tiene algunos de los columnistas más ingeniosos y divertidos de la prensa española) el quiosquero me dio la revista “Qué me dices”, regalo del académico director a sus lectores para que se culturalicen. (Mucho hablar de la tele-basura, pero nadie habla de la prensa-basura…).

En la mencionada revista me enteré de cosas la mar de interesantes que no solo han acrecentado mi escaso nivel de inteligencia aportándome una nueva cosmovisión del mundo y del ser humano si no que –voy más allá- a poco que lea otros cuantos ejemplares más, los efectos benéficos harán brotar en mi un hombre nuevo. Veamos algunas de las revelaciones que van a provocar un giro copernicano en mi hasta ahora anquilosada y decrépita vidita:

** “Rafi Camino y su familia ya tienen su propia habitación de hotel”. La vivienda está tan cara que ni los opulentos toreros pueden comprarse un cortijillo o chalé. Han de conformarse con la compra de una modesta habitación de hotel.
** Gisela: “Soy una buena chica y tengo un buen corazón”. Sólo le falta decir que es muy modesta y sencilla. Por cierto, ¿quién coño es esta señorita?

** “Ana Rosa y Antonio Hidalgo montan un restaurante a las afueras de Madrid”. La señora acaba de tener gemelos, así que al menos no se morirán de hambre.
** “Canales Rivera y su esposa: Esperamos un hijo”. Yo, en cambio, estoy esperando al cobrador del frac. Y es que siempre ha habido clases…

** “Paquirrín con nueva novia: Estoy muy ilusionado”. Ya va por la ilusión número 20. El mismo número que años calza. Más que Paquirrrín habría ya que llamarlo Pacorrón.
** Mila Jiménez: “Isabel y Julián ya no se acuestan en el mismo colchón”. Es que se han comprado uno nuevo, capulla, que no te enteras….
** Otra desconocida tontadelculo. “Bea: De mi chico me gusta su cuerpecito, es muy rico”. Esta va de caníbal. Y luego añade: “Mis cabreos se debían a la falta de sexo”. La chica, que se dice legionaria, lo que echaba de menos era a la cabra de la Legión. Y como ese día tenía la sin hueso bien dicharachera, termina diciendo al periodista: “Mi primer novio me abandonó en coma en un hospital”. Pobre analfabeta. Tu primer novio te abandonó en un punto y final justificadísimo.
** Hay periodistas que cursaron la carrera en un colegio de idiotas. “Melanie (la mujer de Antonio Banderas) ejerce de mamá: llevó a su hija al colegio”.

**Consultorio: “Mi hijo tiene un tic”. Consuélese, señora. Peor sería que tuviera un tic…tac.
** Carta de una lectora: “Llevo cuatro años con mi pareja y el sexo ha llegado a ser algo rutinario”. Espera otros cuatro años y ya no tendrás ni rutina. Y es que… lo llevas claro, hija mía.

** Larrañaga bromeó: “Sara y yo ya estamos casados”. En efecto, era una broma, porque lo que quería decir en realidad es que “Sara y yo ya estamos caNsados”. A este pichafloja no le duran las jais ni medio vermú, y eso que ya ronda los 70.

En fin, que me llevé la revista al WC y allí estuve más de media hora leyendo y esperando hacer alguna deposición (1). Pero no pude. Cómo iba a poder si acababa de zamparme todas las deposiciones del mundo leyendo aquella basura de colorines. Gracias a eso presiento que ya soy otro hombre. Por de pronto, voy estreñido desde entonces.

(1) Deposición: evacuación de vientre. Sinónimo de cagar.

viernes, 19 de noviembre de 2004

PAN Y FÚTBOL

Por esta pequeñez pierden la cabeza y el money millones de humanoides.

Los emperadores romanos, que no eran nada tontos, se inventaron aquello del “Pan y circo”. Invento con el que tenían muy contento al populacho, mientras que ellos seguían en lo suyo. Ha llovido mucho desde entonces, pero la esencia se mantiene intacta. Los nuevos emperadores (eso sí, la mayoría presumiendo de demócratas) han encontrado una versión más moderna del asunto, el “Pan y fútbol”, menos cruenta que el circus romano -aunque de vez en cuando cae algún muerto en el césped o en las gradas- pero más rentable desde el punto de vista de los jerifaltes: pueblecitos entretenidos y anestesiados. El fútbol, un deporte sosón y aburrido como él solo, ha venido que ni pintado para semejante menester gracias a la inestimable ayuda de los modernos medios de (in)comunicación.

¿Es de recibo que en un país la inmensa mayoría del personal no sepa la vida y milagros de los 20 mamones que le sacan los cuartos dirigiendo las empresas más punteras; que no conozca a un solo investigador de esos que nos curan los catarros, la hepatitis o la diarrea; que no tenga ni idea de quiénes manejan en realidad los hilos de su vida… y que en cambio conozca de "pe a pa" las andanzas y miserias de unos tíos que se ponen en calzoncillos para pegarle patadas a un balón en una pradera acotada con porterías? ¿Es de sentido común que los informativos de todas las televisiones dediquen diez veces más tiempo a informar sobre las andanzas, lesiones y tartamudeos de los principales futbolistas y equipos del orbe mundial que a hablar de la realidad política, economica, social o educativa? ¿Entra dentro de la lógica más elemental que todos los días nos enchufen por tierra, mar y aire las declaraciones de los entrenadores y futbolistas de los principales equipos del país, comentando que el entrenamiento ha ido fenomenal, que el próximo partido piensan ganarlo y que dos y dos son cinco?

Estamos en puertas o ya se habrá celebrado (según cuando se lea esta parida) el partido Barcelona-Real Madrid de todos los años. Llevan dos semanas dándonos la murga con el tema. El mismo tiempo que están agotadas las entradas. (Para pagar de 100 a 300 euros no hay problemas económicos, ni crisis ni la vida está muy achuchá…). Las televisiones y los diversos gobiernos y gobiernillos del solar patrio plural andan con el grave problema de que a lo mejor en Madrid y en varias comunidades no se podrá ver el partido, por asuntos laborales de la telele madrileña o por falta de acuerdo pecuniario entre algunas de ellas. ¡Horror, no poder ver el partido del siglo de los siglos! Todas las fuerzas vivas y muertas están reuniéndose a marchas forzadas y nocturnas para intentar solucionar el asunto, muchísimo más importante que la carestía de la vivienda, la escasez de agua, la subida de la inflación o la masacre automovilística, que pueden esperar otro decenio más. Así que no puede ser que el populacho se quede sin ver el evento del año, esto es, 22 tíos haciendo el capullo detrás de una pelota (eso, sí muy bien pagados) gracias a que otros cien mil tíos/as han soltado una pasta gansa para verlos en directo y a que las tropecientas televisiones han puesto otro montón de pasta (sacada de nuestros impuestos) para que la capullez se transmita al mundo entero y parte de la galaxia. Pero gracias a eso, la turba está bien entretenida y despistada. Y que siga así por mucho tiempo, que mientras sea así comeremos y viajaremos muy requeteagusto.

Se han sacado las cosas de quicio con el dichoso fútbol, pese al fútbol mismo. Los futbolistas haciendo más kilómetros al año que la ya clásica maleta del Fugitivo. Los clubes gastándose el dinero a espuertas (mucho de ello público, pues ayuntamientos, diputaciones y restantes administraciones colaboran en su sustento). La charla monotemática en todos los lugares de reunión y expresión. La repetición diez mil millones de veces del gol de Ronaldo, conseguido con la coronilla. El grito pelado y demencial de ese locutor de radio enloquecido porque ha visto que un jugador de la pradera ha tenido un instante de inteligencia y suerte, consiguiendo meter la pelotita entre los tres palos. Lo increíble y bello que es ver a unos millonarios escupir a todas horas (al césped, al contrario, al árbitro…). La emoción de esos partidos de Liga donde para ver un gol hay que buscarlo con la lámpara de Diógenes y el azar de los dioses. El bello espectáculo de una masa enfervorizada y fanatizada que brama como si estuviera poseída por diez mil diablos. Como escribe hoy el crítico Carlos Boyero, “ir al fútbol se convierte frecuentemente en la negación del espectáculo y la constatación de la amenaza cívica que suponen los bichos descerebrados cuando se agrupan y pierden el miedo”.

Sin llegar a tales profundidades (uno es que prefiere la vulgarota didáctica al chocolate espeso), todavía no logro comprender cómo puede haber tantos millones de seres capaces de perder la chaveta y la cartera por ver rodar un balón entre las patas peludas de 22 mozos que se tratan entre sí a patada limpia. Pero lo que más incomprensible me resulta es que cuando el partido acaba y los protagonistas se ponen a contar los billetes –en un solo partido más de lo que un currante podrá ganar en su pobre vida- parte del personal se va a casa más contento que unas pascuas porque “hemos ganado”. Es la prueba evidente de que el “pan y fútbol” funciona de maravilla. ¡Si Nerón levantara la cabeza!


miércoles, 17 de noviembre de 2004

BOADELLA SÓLO HAY UNO

El tío hasta me ha emocionado y todo. Es un decir, claro, pero confieso que la última de mi admirado Albert Boadella sigue en la misma línea de lo que ya iniciara hace muchos años, en plena época de Franco.

Boadella, el director del grupo teatral El Joglars, para empezar es catalán pero no ejerce de tal, por lo que en su propia tierra tiene a la primera mayoría de sus enemigos. Para seguir, estuvo en el punto de mira del ejército franquista por una obra de teatro, “La torna”, que le llevó a un juicio sumarísimo. El tío logró escaparse del hospital haciendo más teatro que en todas sus obras de ficción. Le echó a la cosa todos los bemoles que nadie se atrevió a echar en aquella dura época, pese a lo cual todavía tenemos que aguantar hoy día a miles de políticos en el poder hablando de lo malo que era Franco….aunque ellos, los pobres, estaban escondidos en la madriguera esperando que pasase el vendabal y que otros les sacasen las castañas del fuego. Ahora presumen de lo que nunca fueron ni hicieron.

Luego –ya en la transición- don Albert devaneó con casi toda la clase política en una actuación soberbia que a muchos nos sonaba a cachondeo puro y duro hacia aquella pandilla de arrivistas que comenzó a tocar las tetas del nuevo poder. A veces parecía que estaba con los socialistas, luego con los anarquistas, después con el centro de Suárez…. En realidad, Boadella ejercía de Boadella. O sea, se reía hasta de su sombra.

Cuando se veía en qué galimatías iba a convertirse el Estado de las autonomías, empezó a meterse con el nuevo catetismo multinacional y plural, empezando -como mandan los cánones- por donde había más peligro: por su misma tierra. Satirizó al virrey de Cataluña, Jordi Pujol, y puso en solfa todas las costumbres y tradiciones más sagradas de muchas partes de España. Ya antes, en la dictadura y en la transición, se las había tenido tiesas con la iglesia, a la que había puesto de chupa de dómine con obras como Teledeum. No fue excomulgado porque no profesa. No fue ajusticiado en la hoguera, porque la iglesia católica ya no es lo que era hace unos cuantos siglos atrás. Se rió del fútbol (la droga nacional por excelencia), de los propios titiriteros compañeros de profesión, de los críticos (especialmente de los santones que pontifican desde sus columnas “independientes”), de las tonterías que juegan a ser vanguardias de la nada, renunció al premio nacional de Teatro en 1994 cuando lo merecía más que nadie y ahora –por eso hasta me sigue emocionando y todo- acaba de darle en las narices al señor Maragall, nuevo virrey de las Cataluñas (éste, socialista de boquilla y nacionalista de bolsillo), negándose a aceptar la Cruz de San Jordi de la Generalitat catalana.

Este tío es que es genial. Y, además, no ejerce de cantamañanas, como tantos otros del mundo de la farándula. Don Albert se la juega cada mañana no sólo con lo que dice, sino –lo que es más importante, y de ahí su enorme mérito- con lo que hace.

Así que como homenaje no me resisto a escribir algunas de sus manifestaciones últimas al rehusar la famosa medalla, a la que por cierto le dedicaba un momento en una obra suya de 1977, en la que el protagonista (el escritor catalán Joseph Pla) se encontraba en el suelo una Creu de Sant Jordi y la lanzaba con desprecio calificándola de "porquería". Boadella considera que Jordi Pujol ha "estropeado", "contaminado" y "degradado" el premio al otorgarlo durante años "para distinguir a los que en su opinión eran buenos catalanes de los que no lo eran". También añadió que el premio "lo merecen todos los catalanes menos yo, que no he ejercido de buen catalán sino de botifler traidor y colaboracionista con España". El director subrayó que los premios en general le ponen "un poco histérico" y consideró que "se dan de una manera tan abundante que parece que la gente no hace más que premiarse unos a otros".

Y para dar la puntilla (este hombre es que no da una puntada sin hilo), remató la faena subrayando que los premios que le hacen ilusión y que siempre acepta son los taurinos, con lo cual ha tirado otra pedrada más al 90 % de la clase política catalana, enemiga del toro de lidia. Gente que se cree que todo el mundo se puede comprar (para hacerle callar, claro) aunque sea con una medallita del honor patrio. Y encima el tío, el Boadella, según leí en sus “Memorias de un bufón”, es capaz de vivir en plena naturaleza, alejado del mundanal ruido, haciendo realidad el falso e hipócrita sueño de tanto ecologista de salón de vivir en contacto con la tierra y los animalitos. Esos que se dedican a vivir apaciblemente sin jorobar a los de enfrente, como hacemos los civilizados humanoides. Dios te guarde muchos años, Albertito, porque gente como tú hay tan poquitos….

lunes, 15 de noviembre de 2004

EL RECOCHINEO DE LA JUSTICIA

A veces lee uno cosas que le dejan patidifuso a pesar de que Juan Puñetas se sorprende cada vez por menos cosas, ya que todo es un enorme y escandaloso despropósito. Pero tratándose de asuntos que afectan a la justicia (riámonos a carcajadas unos segundos antes de proseguir) y a la vida de personas que colaboraron con ella, lo suyo es de juzgado de guardia, y nunca mejor dicho, aunque me temo que ni con la bomba de neutrones se lograba solucionar el desaguisado.

Pero menos preámbulos y al grano. Resulta que leo en el magazine del diario ABC los siguientes titulares: “Han visto demasiado y, por honestidad o por rabia, decidieron contarlo. Ahora están en la diana de las mafias. Nunca pensaron que aquel gesto arruinaría su vida. Que colaborar con la justicia les iba a costar tan caro como cuentan en este reportaje”. Habla el periódico de los “testigos protegidos” y del “precio de la verdad”, que como se comprueba en el reportaje, está más caro que el del caviar, las angulas y el azafrán juntos.

Una chica brasileña que iba a trabajar como camarera en la costa, pero que cuando llega a España es llevada por su “empleador” a un burdel de Extremadura, donde trabajaban más de 20 mujeres latinoamericanas. Multas, palizas… y cuando por fin logra escaparse todavía le llegaría lo peor: “No tenía dinero ni nadie a quien recurrir. Me dijeron que si colaboraba me darían los papeles. No me lo pensé dos veces. Quería que pagaran por lo que nos habían hecho. Meses más tarde la Policía desarticuló una red de trata de blancas y tráfico de drogas. Pero ahí acabó la cosa. Lo único que obtuve de las autoridades fue una identidad falsa para ocultarme hasta el día del juicio. Ni el permiso de residencia prometido ni dinero, ni siquiera un hogar de acogida donde ir”. Menudas autoridades y menuda justicia. Ahora vive aterrorizada porque hasta algún comisario de policía le ha amenazado si se va demasiado de la lengua. “Aquí la verdadera condenada soy yo. Soy blanco de cualquier sicario. Me paso el día entre cuatro paredes. Si el día del juicio ellos salen a la calle, será mi condena definitiva”.

Edificante, ¿no? Pero el segundo caso no le va a la zaga. El nuevo testigo “protegido” fue decisivo en su testimonio en el caso del secuestro, tortura y asesinato de los independentistas vascos Lasa y Zabala. Rodaron cabezas (no todas), pero muy importantes. Desde que se decidió a hablar hace más de cinco años “soy un cadáver andante. Todo han sido falsas promesas. Aquel papel en el que el juez me dotaba como testigo protegido, valía menos que un bonobús. Entonces yo tenía una vida organizada y feliz. Ahora vivo de la caridad de los pocos amigos que no me han dado la espalda. Me convertí en un apestado. Tuve que cerrar mi empresa y evaporarme. Ya soy un juguete roto. Cualquier día acabo mal. Me han utilizado y ahora estoy en un túnel sin salida. Vivo resistiendo a base de pastillas y durmiendo con la televisión encendida, sin sonido, para estar alerta”.

Ejemplarizante, ¿no? El tercer testigo protegido (la palabra es una tomadura de pelo en toda regla) es un minero que aceptó un mal día un puesto de encargado en un club de alterne. Allí comprobó toda la miseria humana que nunca había imaginado trabajando bajo tierra. Chicas sometidas a toda clase de vejaciones, tratadas peor que los perros. Aquello se le hizo insoportable y se largó. Pero a los pocos días la policía había hecho una redada en el club y el dueño, un venezolano bien relacionado, lo telefoneaba para recomendarle, bajo amenazas, que tuviera la boca cerrada si lo citaban del juzgado. Y aunque la intención del exminero era no meterse en líos, tanto le presionaron que estalló, llamó al juzgado y corroboró todo lo que las chicas habían declarado. Incluso habló del grupo de guardias civiles que cobraban por hacer la vista gorda. Y entonces unos y otros decidieron ir a por él. Abordaron a su mujer, le amenazaron, simularon un atentado frente a su domicilio… El minero pasó a ser testigo protegido, aunque la protección es más bien poca. Siempre tenía que ir con escolta. No pudo volver a trabajar. Se vino abajo y empezó a medicarse. La gente, al verle con escolta, pensaba que era un terrorista o algo parecido. Y, lo peor, es que los mafiosos fueron absueltos por esa justicia tan poco justiciera y tan mucho rastrera que se da en España por parte de una gran mayoría de jueces, más prestos a defender al delincuente que compadecer al perseguido o al muerto. Ahora el minero está enfermo y abandonado, con una mísera pensión de invalidez. Vive en vilo y aterrorizado. Todo, menos “protegido”.

Tres bellas historias que prueban que si hay justicia será en la otra punta del Universo, que es un mal negocio ser un testigo indiscreto cuando enfrente hay gente de cierto pedigrí y que muchos jueces, policías y autoridades usan a estos testigos como a los pañuelos de papel. Así que los próximos testigos deberían ser sus queridísimas madres, a ver si así les va mejor.

sábado, 13 de noviembre de 2004

AUNA AL HABLA

-Pititiclink!
-En estos momentos nuestras señoritas y señoras están muy ocupadas viendo la telenovela. Llame dentro de tres horas y media. Si lo prefiere permanezca a la escucha deleitándose con nuestros bellos discos dedicados.
-¿Pueden ponerme el disco de Rascayú?
-En estos momentos no podemos atender su petición, pero vuelva a llamar dentro de cinco horas y cuarto, que seguro que le volveremos a dar nuevas largas.
-Como no tengo prisa seguiré al aparato.
-¿Pero no le hemos dicho que nuestras azafatas y azafates están muy ocupadas, pelmazo?
-Es que sólo llamaba para decirles que el interné me va de osti, tú. Que tengo contratao un 256 y el modem está literalmente volando por encima de mi cabeza, de lo rápido que va esto…
-Será un defecto de fabricación del router, majadero.
-Les he dicho la verdad, que el modem corre que se las pela. Y eso es histórico…
-Está usted borracho. Vuelva a llamar mañana cuando se le haya pasado el vuelo del router.
-Es que también me han cobrao dos recibos indebidamente y el teléfono despide un olor a putrefacto total.
-Pásese a la opción “Premium para el caballerum” y le regalaremos un paraguas y un orinal, imbécil.
-Oiga, sin faltar que yo pago, ¿eh?, que yo pago…
-Uste es un pringao y un tonto del culo, señor. Si usted fuese alguien respetable no estaría de cliente nuestro. Vuelva usted mañana y nos cuenta otra tontería. Pero que sea cuando haya acabado la telenovela, mastuerzo.
-No sabe usted con quién está hablando, señorita. Mire que le pongo una demanda…
-Ji, ji… gilipollas. No me haga cosquillas en los tímpanos. Si quiere reclamar póngase en cola que el maestro armero está durmiendo. Nosotros somos gente seria, que vamos todos “auna”, así que déjese de bobadas y llame para cosas positivas, por ejemplo para felicitarnos las pascuas o mejor, mándenos 20 euros.
-Es que, señorita, además de todo lo hablado, quisiera darme de baja.
-¿Coooomoooo haaaaa diiiichooooo? Repita eso otra vez, desgraciao, si tiene güevos…
-No, si ya sé que no debo, que lo mío es grave, pero es que he tenido un sueño…
-Menos lobos, Luther King.
-Bueno, es que lo ser cliente de Auna me va a llevar al otro barrio, señorita, porque el teléfono ya tiene hasta gusanos, el modem vuela pero todo tan deprisa que no veo ná del interné, me deben ustedes dos recibos y encima no me han puesto el disco del Rascayú. Compréndalo, señorita…
-No se hable más del asunto, estúpido. Usted siga con Auna que tendrá su merecida recompensa en el más allá. Y en el más acá también. Por diez mil eurillos, si alguien le hace la vida imposible en el trabajo, en la vivienda, en el parque…, ya sabe, no tiene nada más que decírselo a Auna y…
-Bueno, pensándolo bien no sé a donde voy a ir si me quedo desaunado. En todo caso pensaré su oferta y de lo dicho, oiga, no lo traslade más arriba no vaya a ser que los jefes se molesten y tengamos la de dios. Gracias por escucharme y perdone, lo siento, mis excusas, señorita…
-Rece tres padres nuestros y una ave maría. Ah, y mándenos 20 euros, imbécil.
ACLARACIÓN IMPORTANTE: ¡Cualquier parecido con la realidad no le llega ni a la suela del zapato! ¡Y donde dice Auna puede decirse Telefónica o cualquiera de las maravillosas telecos que nos cobran un ojo de la cara por usar el teléfono y la interné y encima nos tratan a patadas!

jueves, 11 de noviembre de 2004

SAN ARAFAT

Murió Arafat. Vamos, que estiró la pata como todo hijo de vecino al que le llega su hora. Pero Arafat es diferente. Es un gobernante famoso, un líder, aunque su país sea pequeñito y no tenga Estado. El hombre se hizo un hueco en el mundo de los ilustres desde hace la tira de años y ahí lo tienen: llenando páginas y páginas de todos los periódicos del mundo, aparte televisiones, radios y otros medios de comunicación en el día de su muerte.

A Arafat no le va a pasar como al 99,9 % de los que se van al otro barrio a buscarse las habichuelas entre las almas y almejas allí exiliadas. Arafat, ya digo, es famoso y encima tenía todo un pueblo detrás de él según cuentan las crónicas. Y eso ya son palabras mayores. Todos somos iguales, pero unos más iguales que otros. Así que ahora tendremos unos funerales por todo lo alto, con el ringorrango por las nubes y la alabanza y el azúcar en la boca y pluma de todos. Veremos imágenes de gente llorando, gritos de dolor y toda la parafernalia con que los pueblos acostumbran a despedir a sus prohombres.

Francamente, no es para tanto. Aborrezco a los líderes. O cuando menos, desconfío de ellos. Y sobre todo de aquellos que se eternizan en el poder, por muy democrático que éste sea. Don Arafat es de esos que sólo abandonaron la vara de mando cuando en Paris le cerraron los ojos después de parársele el reloj. Cuentan los que saben de esto que el amigo era un buen pájaro que se ha embolsado mucha pasta para uso particular y familiar, cuando iba destinada a su pueblo. Pero esto parece que a la gente sencilla, acostumbrada a vivir en la miseria y en la intranquilidad perpetua a causa de la muy “democrática” Israel, no le preocupa demasiado. A los pueblos se los contenta muy fácilmente: unas migajas de demagogia, unas gotas de corrupción generalizada y una pizca de futuro ilusionante, aunque la ilusión sea pura magia potagia.

Ahora que Arafat la espichó, las alabanzas y reconocimientos se multiplican hasta el empalago. Aunque, a decir verdad, el hombre ya tuvo en vida algunos parabienes importantes, como el Premio Nobel de la Paz o el Príncipe de Asturias. Para un hombre que dirigió grupos terroristas como la Organización Septiembre Negro (con la famosa masacre en los Juegos Olímpicos de 1972), no está nada mal. Paz y amor. Aunque para paz, la que tendrá de ahora en adelante.

En cualquier caso, desconozco la auténtica realidad del personaje, más allá de las tergiversaciones, de las mentiras y de la mitología que rodean a gente de este ilustre rango. A veces los mayores sátrapas y sinvergüenzas se esconden detrás de bellas causas y grandes ideas. Manifieste usted su lucha por un bello ideal, móntese el tinglado correspondiente para mantenerlo y ya podrá hacer las mayores atrocidades en la trastienda que todo le será permitido y aplaudido. Por eso cuando se mueren estos tipos las celebraciones lacrimógenas desbordan lo tolerable y los funerales alcanzan categoría mítica. Lo vamos a ver con la defunción del Arafat.

La moraleja es que si eres un pobre hombre, honrado y cabal, te mueres un día en un hospitalucho de tercera regional, no te visita ni el concejal de deportes para ponerte la medalla a título póstumo de “contribuyente ejemplar”, el periódico local no te dedica ni una triste viñeta y al final sólo algunos allegados y familiares derraman unas lagrimitas. Después el muerto al hoyo y a seguir mamando el resto de la tribu. Pero a gente como Arafat, peces gordos que se movieron por el planeta como Pedro por su casa, que mangonearon en la vida y la muerte de miles y miles de ciudadanos, a los que birlaron más de una y otra vez la cartera y hasta el aliento, el más acá les recordará toda la puta vida, aunque los tipos ya estén intentando montarse otro chiringuito similar en el más allá recién estrenado. Porque serán lo que sean, pero de tontos no tienen un pelo. Así que cualquier miserable terrenal podrá visitar dentro de unos días la tumba de don Yaser, como en cualquier viaje turístico se puede visitar la de Lenin, Stalin, Franco, Mao… y espero que más pronto que tarde Pinochet, Husein o Castro. El desgraciao del hospitalillo de regional, ya tendrá suerte si cada 2 de noviembre su cónyuge le lleva un par de margaritas al camposanto.

Por mi parte, RIP para don Arafat y a otra cosa, mariposa. Yo es que no valgo para estos dengues de la geopolítica mundial. Me gustaría que ya que en vida todos somos diferentes, al menos en la muerte existiera al menos cierta igualdad. Ni por esas. Verbigracia, el modélico ejemplo de San Arafat.

lunes, 8 de noviembre de 2004

POR LOS PATINES HACIA LA NACIÓN

Como por arte de magia (y pelas de por medio), Cataluña tiene una selección nacional de hockey sobre patines, que hace poco se quedó campeona del mundo en la modalidad B y que participará junto a la selección española en el próximo mundial A de no mediar decisión contraria por parte de quienes rascan bola en estos asuntos.

El tener selecciones “nacionales” es otro desafío de los muchos que los partidos nacionalistas vascos y catalanes están llevando desde hace años y más desde el momento en que se encuentran fuertes de votos y con la complicidad tontuna o sabia (según se mire) de los que gobiernan a nivel de todo el Estado. Ya debería estar solucionado el tema, pero se ve que dar soluciones equivale a enfriar la patata y aquí de lo que se trata es de que nos comamos una todos los días hasta hartarnos o reventar. Ahora son los patines, mañana será la pelota vasca, pasado el lanzamiento de chapas o la recogida del percebe.

Pero a lo que iba, que se me escapan los patines. ¿Debe jugar España contra Cataluña en ese aburrido juego del hockey rodador? Es más, si a dicho deporte casi sólo juegan los catalanes, ¿porqué no permitir que tengan su selección “nacional” patinera? Y lo mismo se podría decir del resto de los deportes. Pero, claro, si somos gente de anchas miras y de largos y solidarios horizontes, ¿por qué reducir la problemática sólo a las autonomías/naciones vasca o catalana? ¿Por qué Extremadura no va a poder tener una selección nacional propia de lanzamiento de bellotas, con su ínclito presidente Ibarra a la cabeza? ¿Por qué Andalucía no va a poder participar en el campeonato mundial de levantamiento de copa de vino pues tiene los mejores bebedores de fino “La Ina” de todo el planeta? ¿Por qué la provincia andaluza de Jaén no va a poder participar con su equipo propio en el campeonato mundial de lanzamiento de huesos de aceituna, cuando los jienenses son los que más saben y practican este deportivo menester? ¿Y por qué -pensarán en el extranjero los que asisten atónitos a este desmadre de selecciones “nacionales”- vamos a ser nosotros menos? Cada cantón suizo, su equipo representativo; cada lander alemán, ídem de ídem; cada Estado federado norteamericano, con su particular representación nacional. Porque aquí nación somos todos. ¿O es que encima les vamos a dejar a los amiguitos nacionalistas que encima ellos pongan las reglas definitorias sobre quien, aparte de ellos, es o no nación, tiene o no lengua propia? Yo mismito soy una nación, majaderos: tengo mi propio idioma, mis peculiares raíces culturales y hasta mi particular historia. ¡Oye, qué puñetera manía de escarbar en las diferencias cuando, ya puestos, sólo un par de genes nos diferencian de la pesada mosca cojonera!

La selección española de fútbol no se ha comido un rosco en su puñetera vida. La solución: hacer 17 selecciones nacionales, una de cada autonomía, a ver si así hay más suertecilla. Hay tontos que se creen que el “divide y vencerás” debe aplicarse no al enemigo sino a sí mismo. Que Alá les conserve la inteligencia. Cuando examina uno a los equipos de fútbol, de baloncesto y otros deportes, y resulta que cada uno es una pequeña ONU, es casposo y absurdo propugnar nuevos equipos “nacionales”. Aquí lo progresista, lo sensato y lo eficaz sería acabar con las selecciones nacionales. Prohibidos los campeonatos del mundo entre naciones. En los juegos olímpicos, fuera las representaciones nacionales: cada atleta compite representándose a sí mismo. Y si no se acepta tan feliz y racional idea, al menos que los deportistas tengan libertad para representar al país que les dé la gana, al que más les pague o les sea más simpático. Esta sí sería una medida auténticamente progresista al respetar la libertad individual de cada cual (incluido la del bolsillo), y no la patochada de multiplicar exponencialmente el número de selecciones deportivas nacionales.
En cualquier caso, a todos estos trogloditas de la cosa “nacionaldeportiva” cabría al menos exigirles un poco de coherencia. O sea, estar a las duras y a las maduras. Lo que decía un lector del diario AS en una carta al director: “”Estoy a favor de que las selecciones catalanas, vascas o de donde sean, jueguen contra España o contra el resto de España. Pero lo que no es coherente es que se puedan tener equipos nacionales propios para jugar contra España y luego vivir de las Ligas españolas. Si son muy patriotas, lo tienen que ser con todas las consecuencias, aunque el precio a pagar sea el que el partido del año en Cataluña o País Vasco pueda ser un Barcelona-Mataró o un Real Sociedad-Amurrio”.

Este lector se cree que los nacionalistas son idiotas. Los verdaderamente idiotas somos los demás y todavía no nos hemos dado cuenta.

sábado, 6 de noviembre de 2004

LA CHARLOTADA DE LOS NACIONALISTAS

Francamente, es que me parto de risa. A falta de revistas de humor (“EL Jueves” está a años luz de las antiguamente famosas “La Cordoniz”, “Hermano Lobo”, “El Papus” o el “DDT” infantil), se entretiene uno bastante con las ingeniosidades y virguerías de nuestros queridos políticos nacionalistas. Que, por cierto, cada día crecen como setas no se sabe si gracias al desnortado desmadre que luce en la cabellera mi buen amigo don Zapatero o a que el negocio funciona a las mil maravillas, económicamente hablando.

Pero vayamos al grano. Yo que la señora Caffarell, directora de la televisión pública española, les concedía a los principales partidos nacionalistas un programa ómnibus en horario de máxima audiencia para que nos divirtiesen al personal con su manera tan peculiar de entender el mundo no ya de la política, si no del deporte, la cultura, la historia y hasta el folleteo. Como hay tantísima gente que les ríe las gracias (y en verdad que son muy graciosos) estoy seguro que lograrían batir el record de audiencia de la televisión al tiempo que, con sus ingeniosas ocurrencias y sublimes paletadas, lograrían enviarnos a la cama con una sensación de plenitud y relajo absolutamente celestial, como la que le entra al cuerpo después de troncharse de risa. Vamos, es que si por mí fuera, los declararía como el agua mineral, de utilidad pública, y sus programas y panfletillos los repartiría hasta en las farmacias.

Pero mientras llega dicho momento (que no llegará porque la Caffarell es más sosa que un oso bailando boleros y porque en este país falta buen humor e imaginación y sobra mala leche) fijémonos en la última actuación de los susodichos. Desternillante a más no poder. Para Oscar al mejor guión, vamos. Resulta que “siete formaciones nacionalistas, ERC, CIU, PNV, EA, CHA, BNG y Nafarroa Bai han presentado una proposición no de ley en el Congreso en la que solicitan al Gobierno que declare el árabe y el tamazigh (bereber) como lenguas cooficiales en las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla. La iniciativa sostiene que hay que preservar “la identidad tamazigh, su historia, su lengua y cultura como parte fundamental de la identidad”". Proponen, además, que se imparta dicho idioma en la enseñanza primaria y secundaria.

Y se preguntarán vuesas mercedes. ¿Y qué coño pintan estos partidillos vascos, catalanes, alguno gallego y otro aragonés, metiendo sus narices en las ciudades de Ceuta y Melilla? Ellos, que siempre están reclamando que nadie meta las suyas en lo que consideran “sus” territorios, resulta que fisgonean y pretenden administrar la vida de dos ciudades como Ceuta y Melilla. Los que reniegan del idioma castellano, incluso como segunda lengua en su comunidad, pretenden que en unas ciudades situadas a mil kilómetros de distancia se haga oficial el “bereber” porque hay una gente que lo habla. Es como si se pidiese hacer oficial el idioma chino en Jabalcuerno del Porrón porque en el pueblo hay una pequeña colonia de chinitos de la China.

¿Y qué han respondido a todo esto en Ceuta y Melilla? Para empezar, a los ceutíes y melillenses -que ya tienen una vida bien dura por su situación geográfica y el abandono en que le tiene sumido habitualmente el Gobierno central-, no les ha hecho ninguna gracia la tontería de mis amiguitos nacionalistas. El presidente de Melilla, Juan José Imbroda, la ha calificado de “deleznable intromisión”, abriendo una polémica que no existía. Más clarito no lo ha podido decir: "Carece de cualquier fundamento la pretensión de que puedan ser consideradas como lenguas españolas el árabe -idioma de Arabia extendido entre los musulmanes-, y el tamazight -idioma de los bereberes-", y resulta "cuando menos paradójico que una lengua como el tamazight, hablada por todos los bereberes del norte del Magreb, de donde es autóctono, no sea reconocida como lengua oficial en Marruecos, e inclusive olvidada oficialmente, y se nos quiera imponer a dos ciudades españolas la cooficialidad".

Ya puestos a demostrar que aquí todo el mundo puede ser la mar de ingenioso, el presidente de Melilla ha finalizado con una gracieta la mar de sugerente (donde las dan, las toman): "¿Por qué no se declaran como co-oficiales las lenguas árabe y tamazight en Cataluña o en el País Vasco, donde es seguro que hay muchos más conocedores de las mismas que en nuestras ciudades?"

Seguiremos el próximo día, donde practicaremos el bello y divertido juego del hockey sobre patines, ahora tan de moda gracias a los camaradas nacionalistas, tan sandungueros ellos.

Última hora: “El gerente de la Comunidad Islámica de España y presidente de la Fundación Mezquita de Granada acaba de anunciar que sus organizaciones se preparan para plantear y exigir la cooficialidad del idioma árabe en Andalucía”. (Leído en el diario “El Mundo” de hoy).

miércoles, 3 de noviembre de 2004

MALTRATADA, VEJADA Y HUMILLADA

Así declara sentirse una señora (que encima es malagueña, o sea, que lo mismo me la cruzo cualquier día en un semáforo) porque en el programa ese de “Gran Hermano” que defeca la telecaca Tele 5 (Telepingo para los amigos), los concursantes hicieron “una burda y grosera parodia del sacramento del bautismo católico”. La remilgada señora ha presentado una denuncia ante el Juzgado de Guardia, sección “Chorradas”, al considerarlo “un grave insulto al catolicismo y una burla inadmisible en unos momentos políticos y sociales donde se pregonan y exige el más absoluto respeto a todas las creencias religiosas”.

La mencionada señora pide una indemnización de 300.000 euros, lo que muestra la alta estima en que tiene su integridad religiosa y moral. Con dicho dinero pretende financiar la construcción de un centro hospitalario para enfermos terminales.

Que unos zarrapastrosos concursantes, que juntos no suman ni dos gramos de cerebro en buen estado, hagan un simulacro religioso en un programa pensado para echar carnaza al personal, es simplemente una estupidez más dentro del montón de majaderías previsibles. Que una señora tan religiosa y mojigata se dedique a ver semejante programa televisivo es una prueba de que anda la buena mujer algo desorientada. Lo que tiene que hacer es enchufarse a la tele Popular, que es de la COPE, o sea, de los obispos españoles. Seguro que ahí no encontrará ningún programa salido de madre ni sentirá mancillado su honor religioso con ningún programa. Pero se ve que a mucha gente le va la marcha. O sea, que se mete donde no le llaman, que ve con ojos abiertos como platos lo que afirman aborrecer, que disfruta con la memez para acusar luego que sólo se publicita basura. Puro masoquismo o ganas de fastidiar. Y eso sí que no. Mayorcitos somos la mayoría y deberíamos saber claramente qué estamos mirando o comprando, qué oímos y a quien votamos cuando vemos una cadena televisiva, entramos en un supermercado determinado, escuchamos una emisora de radio o votamos a Pepito, alias el Timador.

Hay quien se pica por nada. La crítica a la religión, incluso la burla, es sana y provechosa. La crítica de la política, de la economía, de la filosofía y de todo lo que se mueva, son recomendabilísimas. Aquí, en esta Bitacorilla, la practicamos siempre que podemos y nos luce una salud de hierro y una tranquilidad física y espiritual del copón divino. A las ideas no se las veja ni se las humilla. A las personas, sí. Y para que esto ocurra hay que establecer un trato personalizado, de tú a tú, que en el caso de esta encopetada señora, no se ha dado. Hay quien confunde el culo con las témporas y el jamón ibérico con el de York. Sólo falta que cada bicho viviente personalice en sí mismo cualquier parodia, crítica, comentario o risotada que se haga de cualquier idea o cuestión general. Si yo digo, por ejemplo, que los futbolistas son unos guarros, eso es como un brindis al sol, una tontería, o una verdad o una cipotada, pero ningún futbolista en ejercicio podrá sentirse herido en su honor y bolsillo con semejante frase. Si yo dijese que Fulano Zutano, jugador del Cantarón Club de Fútbol es un guarro, con toda la razón del mundo el Fulano podrá sentirse ofendido y poner el grito en el cielo y en mi oído, siempre que mi afirmación sea una vulgar mentira o patraña.

Desgraciadamente hay mucho personal que –de una manera absurda- se toma las cosas a nivel personal, como si ellos fuesen los reyes del mambo y del mundo. Como le ocurre a esta señora malagueña. O como el joven de origen marroquí que mató ayer al cineasta holandés Theo van Gogh, el cual había realizado una película en contra del Islam. “Yo soy el Islam”. “Yo soy el Cristianismo”. Usted, joven, usted, señora, son unos pobres desgraciaos. Como aquel señor, esa señorita y este menda lerenda.

lunes, 1 de noviembre de 2004

YA NOS DIERON EL CAMBIAZO

Sí. Ya nos dieron el cambiazo de la hora y ya tenemos trabajo durante toda la semana: adaptar todos los relojes de casa, del trabajo, del coche...
 
Me sienta como una patada en cierto sitio muy sensible este malnacido cambio de hora. La cosa ya viene desde que se instauró la dichosa costumbre allá por el 74, con el argumento de que al aprovechar al máximo la luz solar, se economizaría energía. Pero uno no acaba de entenderlo pues si en el verano ahorramos la tira de energía, según dicen los mentirosos gobernantes, ¿para qué cambiar el horario en el invierno? O si el horario de invierno es maravilloso, ¿para qué cambiarlo en abril?

Les preocupa poco a los muy cretinos los problemas de adaptación de la gente a los nuevos horarios, especialmente en los sectores más sensibles como son los niños y ancianos. Sólo les interesa demostrar que, además de nuestras vidas y haciendas, tienen en sus manos nuestro tiempo y que lo pueden modificar con cualquier pretexto baladí. Digo que si alguien quiere aprovechar mejor la luz solar, que se levante antes o se acueste más tarde, que abra la fábrica o la tienda cuando más le apetezca o le interese. Pretextan un ahorro, algo así como que “una familia española puede reducir su gasto de electricidad en 100 euros en todo el semestre”. Mentiras cochinas. Si realmente pensasen en nosotros harían cosas más interesantes y divertidas con el tejemaneje y manipulación del tiempo: por ejemplo, retrotraernos por real decreto diez años atrás, con lo cual volveríamos muchos a nuestra ingenua juventud; o alargar tres meses el verano, con lo que podríamos disfrutar más tiempo de las playas; o disminuir el horario de la jornada laboral en sesenta minutos. 

Pero no, lo suyo es fastidiar. Así que son las seis de la tarde y ya ando con la luz eléctrica encendida, cuando antes no la encendía hasta las 8. ¿Ahorro, capullos? ¿Qué ahorro? Lo que sí habéis conseguido es que mis biorritmos se hayan vuelto locos y ande con un cabreo de mil pares de narices hasta conseguir volverlos al redil.

Si tanto ahorro conlleva la medida del cambiazo de la hora, espero que en un par de semanas ello se traduzca en bajadas de la gasolina, el pan, la electricidad, los periódicos y el digital +. No caerá esa breva porque todo es una vulgar patraña, pergeñada hace años por una pandilla de científicos lacayos del poder, que dieron a éste el pretexto para mangonear en algo tan sagrado como el discurrir horario de nuestras sociedades. Y los gobernantes, encantados de seguir con la costumbre y tradición. Sean de derechas, izquierdas o mancos perdidos, ellos a lo suyo, a demostrar al personal de a pie quien manda aquí. Ellos, claro. Menuda desgracia nos ha caído.